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Santo Domingo

La República Dominicana se entrega hoy a la conmemoración del 202 aniversario del natalicio del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, considerado por historiadores y escritores nacionales e internacionales como “el creador de la conciencia nacional, de la dominicanidad y de la libertad”.

Juan Pablo Duarte y Diez, hijo de doña Manuela Diez, una seibana hija de padre español y madre dominicana, y Juan José Duarte, un próspero comerciante español, nació el 26 de enero de l813 en la zona Colonial de la Ciudad de Santo Domingo.

En 1833, con apenas 20 años de edad, Duarte inició su proyecto de liberación con una escuela de enseñanza donde sembraba el sueño de liberación en cada uno de los jóvenes que asistían. Aprendió y luego enseñó a sus seguidores el deporte de la esgrima, formando así expertos en el uso de las espadas para la causa de liberación.

Su visión lo llevó a formar las sociedades La Trinitaria, la Filantrópica y la Dramática, el 16 de julio de 1838, espacios que utilizó con el propósito de difundir su pensamiento y hacer nacer en otros el anhelo de una patria propia.

Sus esfuerzos y sentido patriótico dieron fruto y, aunque no estuvo presente en el momento de la proclamación de la independencia, porque se encontraba exiliado en Curazao, pudo ver su sueño independentista hecho realidad.

Con esos movimientos revolucionarios, Duarte sembró en toda la parte española de la isla el espíritu de libertad y la necesidad del sacrificio para lograr la independencia definitiva del pueblo dominicano, la cual se materializó el 27 de febrero del 1844.

A pesar de su papel a favor de la materialización de la independencia nacional, todos sus esfuerzos fueron desconocidos, lo que lo llevó al exilio en varias ocasiones, sin porvenir, sin gloria y sin bandera.

En agosto de 1844, luego de su regreso de uno de esos destierros, la Junta Central Gubernativa, presidida por Pedro Santana, declaro a Duarte junto a Francisco del Rosario Sánchez, y Matías Ramón Mella y otros liberales, como “Traidores a la Patria”, por lo que el 10 de septiembre de ese mismo año fue enviado nuevamente al exilio. En esa oportunidad, a Hamburgo, Alemania.

Finalmente, Duarte regresó al país en 1864, siendo enviado ese mismo año como cónsul al exterior, con el objetivo de recolectar fondos para la causa restauradora que buscaba poner fin a la anexión a España. Lamentablemente, el patricio no regresó jamás al país. Murió el 15 de julio de 1876 en Caracas, Venezuela.

A pesar de esos escenarios desventurados, la vida de Duarte es considerada como ejemplo de un amor profundo a la Patria. Fue él quien encendió la chispa de la libertad entre los dominicanos, como la máxima expresión de la dignidad del ser humano. De ahí se desprende el pensamiento que reza: “¡Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor!”.

El 9 de enero del 18 22el presidente haitiano Jean Pierre Boyer envió al país un ejército invasor que ocupó la parte oriental de «La Española», episodio contra el cual luchó Duarte hasta lograr la independencia.

Los haitianos abolieron la esclavitud, ocupando Santo Domingo de manera oficial y unificándolo con Haití.

Las pugnas entre Boyer y la élite de la antigua colonia española provocaron la migración masiva de muchos sectores, entre ellos los colonos.

Algunos sectores de la parte oriental aspiraban a mantener la parte oriental de la isla en manos de las potencias imperiales europeas como manera de salvaguardarse del peligro que para ellos significaba la presencia haitiana.

La ocupación provocó el debilitamiento de la élite colonial y los sectores burgueses que entraron en componenda con las autoridades haitianas se constituyeron en la nueva clase dominante.