PUERTO PLATA.-Ahora que como consecuencia de una decisión de un tribunal judicial el Ayuntamiento se ha quedado sin parqueos y con espacio muy reducido para la movilidad de sus funcionarios, empleados y el público que le visita en cumplimiento de una gestión hay que pensar en la construcción de un nuevo edificio que aloje el cabildo.
A la falta de espacio para parqueos y para que sus dependencias operen de manera holgada, se une la incomodidad que existe en la Sala de Sesiones Rafael Balbuena Faringthon del Concejo Edilicio, lugar que resulta muy pequeño para los eventos que gremios y otras instituciones realizan en dicho pequeño recinto.
Las sesiones muy concurridas y los eventos que se realizan en ese escenario se convierten en una cámara asfixiante propicia para darse un baño turco, cuando el aire no funciona a toda capacidad o a medias, ocasionando situaciones incómodas que rayan en lo insoportable, provocando que muchos abandonen ese recinto.
El edificio que aloja al ayuntamiento fue inaugurado la noche del 7 de enero del año 1884 con un regio baile que se realizó a las 9:00 de la noche, el cual estuvo precedido de una retreta extraordinaria que se realizó una hora antes, a la que asistió una gran multitud que permaneció en el parque Independencia hasta altas horas de la madrugada.
Cabe destacar que como el concurrido y pomposo acto inaugural realizado en el monumental Palacio Municipal era oficial, el Presidente de la República, Ulises Heureaux (Lilis) y el General Gregorio Luperón asistieron ataviados de grandes y vistosos uniformes.
Desde la fecha inaugural del edificio que aloja el Cabildo de Puerto Plata hasta este 15 de noviembre han transcurrido 131 años, 10 meses y ochos días y en menos de dos meses se completarán 132 años de su puesta en servicio, por lo que es imperioso que las autoridades municipales construyan otro nuevo.
Si el vetusto edificio que aloja a la corporación edilicia no hubiese sido objeto de varias intervenciones para repararlo, la más importante de todas ha sido la ejecutada por el actual alcalde Walter Musa, que aparte de remodelar la parte original, la amplió dotándola de dos niveles adicionales.
Pero a pesar de esa mejora, el edificio del Ayuntamiento sigue siendo pequeño y sus departamentos operan en espacios muy reducidos y otros no cuentan con un lugar para cumplir con sus funciones y sus directores andan nómadas y errantes, lo que se traduje en un pobre rendimiento.
La alternativa más factible que tienen a manos las autoridades para erigir una nueva sede para el Ayuntamiento, porque no hay que comprar un terreno, es el parque Eugenio María de Hostos, ubicado en la avenida Presidente Francisco Alberto Caamaño, frente al muelle viejo construido en 1918, durante la intervención norteamericana.
Solo se utilizaría una parte de la mencionada plaza, la cual es un nido de sujetos atrapados por el vicio alucinantes y la parte restante de ese inmueble se utilizaría como parqueo municipal, lo que contribuiría a descongestionar la parte céntrica de la ciudad que cuenta con muy pocos parqueos.
El nuevo edificio se erigiría frente a la calle Beller, levantado sobre vigas verticales clavadas en el área del parque que se destinaría para esta prioritaria e impostergable obra, sobre las cuales se echaría una platea y las demás estructuras del Palacio Municipal, al que se ascendería por la escalinata.
Con este edificio de dos o tres niveles con fachada victoriana o una réplica más reducida de la estructura que aloja la Alcaldía de New York o algo original, con lo que se le aportaría un gran valor agregado a la novia del Atlántico o Tácita de Plata y el Alcalde Walter Musa y el Concejo de Regidores se casarían con la gloria.
Un gobernante trasciende, cuando construye obras y realiza acciones grandes e inéditas; y el cierre del solar que le servía de parqueo al Ayuntamiento, más que como una derrota, debe ser visto como una gran oportunidad para acometer la empresa de construir un nuevo edificio más grandes y hermoso para el Cabildo de Puerto Plata.
Así como el General Luperón les hizo justicia a las autoridades municipales “por haber dotado a la población de un edificio que honra Puerto Plata y a la República, vituperando la conducta innoble de sus detractores”; también los puertoplateños de buen corazón agradecerán a Walter Musa y los regidores que le secunden en la construcción de la nueva sede de la Corporación Municipal.