PUERTO PLATA.-Las virtudes humanas, su accionar político, sus cualidades profesionales y los méritos acumulados en otros ámbitos por el doctor José Augusto Puig Ortíz fueron resaltados durante el homenaje póstumo que le rindió el Grupo Farmacia Popular la noche del pasado jueves en el Club Andrés Brugal Montané.
Las cualidades del también historiador fueron puestas de relieve por su hijo Fernando Puig Miller, quien tuvo a su cargo la lectura de la semblanza del también luchador antitrujillista y el más grande defensor del patrimonio victoriano de su pueblo Puerto Plata.
Puig Miller expresó que su progenitor fue un hijo preclaro de la turística provincia Puerto Plata que durante toda su vida demostró un profundo amor su pueblo y como médico ejerció su profesión como un apostolado de entrega dirigida hacia el servicio social y comunitario.
Recordó que también incursionó en agrupaciones de servicios, sociedades culturales, clubes promotores de servicios comunitarios y demás instituciones de Puerto Plata, razón por la cual muchos lo recuerdan con enorme afecto y agradecimiento.
Explicó que como historiador y escritor fue defensor acérrimo para que Puerto Plata adquiriera identidad propia mediante la conservación de sus lugares históricos y arquitectónicos; promovió el rescate de las costumbres y acervo cultural, acompañados de propuestas concretas para su desarrollo social y económico.
En la lectura de la semblanza de su padre José Augusto Puig Ortíz resaltó que sus investigaciones históricas, sus proyectos de desarrollo, su dedicación a todo cuanto fuera a propiciar el avance y proyección de Puerto Plata están plasmados en los libros y trabajos inéditos, memorias y artículos que escribió.
Entre sus obras citó a “Puerto Plata-Ensayo Histórico-Arquitectónico-Conservación de una Ciudad-Inventario, escrito junto a Robert Gamble y puso de relieve su rol para la conservación de los monumentos y construcciones de la ciudad; dedicó esfuerzos, tiempo en la gestión para la creación de la Zona Franca Industrial, el aeropuerto, el desarrollo turístico de la zona y fue el primer director de la Oficina de Patrimonio Cultural local en 1975.
Destacó que como político se consagró a la lucha a favor de la libertad y la democracia, enfrentando los atropellos y la violación a los derechos humanos a que era sometido el pueblo dominicano, por lo cual fue encarcelado, internado en un manicomio siendo cuerdo, torturado y sufrió desconsideraciones y asedio por oponerse a la dictadura.
Puso de relieve que como ser humano fue un hombre sencillo, pero noble: de figura delgada, pero fuerte, de mirada amplia y penetrante, pero bondadosa; de voz grave, pero cálida y humana; de gestos apacibles; pero de acerado temple y actitudes francas y sinceras que deben ser imitadas por todos los dominicanos.
El 8 de mayo de 1943 contrajo matrimonio con doña Elvia Miller con quien formó una pareja ejemplar que procreó una familia de 4 hijos: Max, María Isabel, Sulamita y Fernando Puig Miller. Murió el 21 de julio de 1981 luego de combatir la enfermedad del cáncer. Su sepelio constituyó una manifestación de duelo popular. Hace varios años que el Ayuntamiento local le puso su nombre a una calle de la ciudad. Publicó siete libros y dejó otros trece inéditos.