gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

I

Cuando las sombras espesas

de la noche caliginosa y fría

envuelven inclemente el horizonte,

en medio del silencio de la ciudad

se aprecia la preciosa eternidad.

 

II

De repente aparece el cielo

sembrado de estrellas,

aluvionado de estrellas,

atiborrado de estrellas,

invadido por estrellas,

inundado de estrellas,

ocupado por estrellas,

plagado de estrellas,

pletórico de estrellas,

saturado de estrellas,

por miríadas de piélagos de constelaciones de estrellas.

Todo un espectáculo de estrellas en el cielo.

¿Con cuáles otras palabras no cacofónicas

se podría describir este enorme cuadro gigantesco de luces

pintado por las manos de Dios?

¡Luces que brillan en la vastedad

del mapa estelar!

 

II

La estampa nocturna

es una estampa inmensa de estrellas

tililando en el obscuro firmamento

al ver la inmensidad del cual sentimos como se coloca ese gigantesco manto de luces brillantes ingrávido sobre la cabeza de nuestro planeta.

¡¿Cuántas estrellas brillan sobre el cielo de Puerto Plata?!

¡¿Cuántas estrellas adornan el cielo de Puerto Plata?!

¿Quién, qué poeta y hasta qué sobrehumano podría hacer su contabilidad?

 

III

¿Quién puede escalar al cielo y montar en una estrella?

¿Quién, a lo menos, alcanzar una estrella podría?

Una, tan sólo una.

¡Tantas son y ni siquiera una podemos alcanzar!

 

 

IV

No tengo conocimientos especiales de Astronomía,

quisiera tenerlos,

pero no soy astrónomo,

y aún así creo que gozo

más que un astrónomo

que escruta el Universo viendo fría y técnicamente las estrellas.

No sé cuál es la Constelación de Magallanes,

ni la Constelación de Orión,

ni la de La Osa Polar, etcétera,

pero quizás las he disfrutado viendo sus luces sin siquiera conocerlas.

Dios me permite contemplar este magno espectáculo

cautivado.

escandilado.

 

V

Esa gigantesca puerta de luces que nos iluminan desde el infinito

nos traslada a un espacio que es real y es de ilusión.

Pero igual nos permite a todos

volver nuestra mirada hacia el cielo para todos

gozar de igual espectáculo.

 

VI

No me interesan los versos tristes de Neruda,

me interesa el yo poder escribir los versos que expresen

la felicidad y el gozo de poder ver la noche estrellada sobre Puerto Plata.

¿De dónde sacó Neruda que es un verso triste

decir que «el cielo está estrellado«?

 

El cielo se engalana de estrellas para provocar

gozo y felicidad por su sola contemplación.

Es inconcebible que el ver las estrellas en el cielo

pueda producir versos tristes.

 

VII

¡Qué inmenso esfuerzo desplegó Dios

para sembrar de estrellas el Universo!

Estoy seguro de que el motivo de la real fatiga

de Dios que lo llevó a descansar un séptimo día, ´

lo fue cuando pintó todas las estrellas

sobre el firmamento,

y no otro momento.

 

Estoy seguro de que en La Biblia hay un error,

un trastrueque involuntario,

en la narración del orden de los acontecimientos

de la creación.

 

Las estrellas son la real coronación de la creación,

el momento más sublime porque Dios se esmeró

al sembrar semejante cantidad de estrellas

a todo lo largo y a todo lo ancho del Universo,

reparando al final que había hecho una obra de arte

al haber pintado un lienzo gigantesco de estrellas,

el largo manto de estrellas

con que se engalana el Universo.

 

Revelador, a la vez, de la ruta seguida por Dios

al expandir su creación por otros confines.

¡Dios sembrando esos focos luminosos a todo lo largo y lo ancho del firmamento para que los humanos apreciemos una belleza inexistente en la tierra, que sólo existe allá afuera, allá arriba!

 

VIII

Después de contemplar la noche estrellada

en el cielo de Puerto Plata,

considerar la existencia de una noche sin estrellas

(por la razón obstaculizadora que fuese) es imposible.

 

Dicen, de antiguo,

los descifradores o leedores de horóscopos,

que a cada humano

corresponde una estrella que le ilumina el camino,

¿cuál será la mía?

Quisiera saberlo

para poder decir

«la mía«, «mi estrella«.