Por: MANUEL NUÑEZ ASENCIO
Los grandes problemas que tiene el país, y que aparecen en todas las encuestas políticas y en los sondeos de opinión, han sido omitidos del teatro político. Ninguno será enfrentado por los candidatos punteros en la batalla electoral del 15 de mayo del 2016. La comunicación política se fundamenta en las emociones, en la propaganda y, desde luego, en la carencia de soluciones, en los silencios y en la rotunda falta de ideas.
Bueno es que desmenucemos estos factores de preocupación. La inseguridad (66%), la inflación (43%) y el desempleo (37%) se hallan vinculados entre sí. No puede establecerse una política de seguridad ciudadana mientras se mantenga a los dominicanos excluidos mayoritariamente de los yacimientos de empleos de la agricultura, de la construcción y de los servicios. La falta de empleo arroja a muchos de nuestros compatriotas a la delincuencia, al narcotráfico, al juego, a la emigración ilegal, a la prostitución; deshace la estabilidad de las familias; destruye la esperanza y la confianza en el sistema político. El 72% de los entrevistados cree que los delincuentes no serán sancionados. O sea, que tiene la convicción de que vivimos en un sistema de impunidad generalizada. Ese es el punto de vista del 83%. Por lo que respecta a la inflación, que, en las consideraciones del Banco Central se mantiene muy por debajo de otros países, la percepción de la inflación por parte de la población se halla conectada con la degradación del salario. Con semejante desnacionalización del trabajo, resulta imposible imaginar un crecimiento del salario en las proporciones necesarias para compensar las necesidades del trabajador dominicano. Si el salario no se incrementa por la presencia permanente de un ejército de trabajadores ilegales extranjeros, tampoco puede relanzarse la productividad ni la modernización de la agricultura, y estos factores, sin duda, contribuyen a la exclusión del consumo de una importante proporción de dominicanos y a la degradación de los empleos.
Los resultados de la encuesta coinciden cabalmente con el sondeo aplicado a comienzos de año, y empalman con otras encuestas realizadas posteriormente. A esta lista de problemas se añaden los servicios. Se llevan las palmas: los apagones (28,3 %), la falta de agua potable (16,4%), los servicios de salud (11,2 %). Un factor que muestra la desconfianza en la clase política se refleja en la percepción de la corrupción, que constituye para 15,2% el principal problema.
Pero de todos los problemas, hay uno que en el parecer de los encuestadores sólo preocupan al 10% de la población. Se trata de la inmigración haitiana. Esa apreciación se halla desmentida por sondeos posteriores relacionados con el tema. He aquí los resultados de la encuesta GALLUP/HOY
- El 88.3% de la población dominicana cree que el Gobierno debe prohibir la entrada de inmigrantes haitianos.
- .El 59.4% de la población considera que los haitianos indocumentados deben ser sacados del país
- Con relación a la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), que ratifica los criterios para adquirir la nacionalidad dominicana, el 69.8% de los consultados consideró que la misma no es anti haitiana y el 24.2% opinó que sí lo es.
- En cuanto a la percepción de los responsables de esta situación. El 44% de la población consideró que el Gobierno es el principal responsable de la presencia de haitianos ilegales en el país. Para el 31.9% los responsables son los empresarios que los emplean, y un 22.7% cree que son los propios haitianos.
- En cuanto a las acusaciones que nos hacen los haitianos, la encuesta encontró que el 74% de los ciudadanos estima que con ese comportamiento Haití se ha portado de manera inamistosa frente a la República Dominicana. La culpabilidad y el chantaje comienzan a desvanecerse.
- En febrero la GALLUP había hecho otra encuesta relacionada con el tema haitiano donde aparecían estos datos: “El93% de los dominicanos favorece la repatriación de los haitianos que no se acojan a la regularización. Asimismo el 50% responsabiliza al Gobierno por la masiva migración haitiana. Un 78% de los encuestados favorece que sean llevados a la justicia a los empresarios que empleen indocumentados” (HOY 12/2/15). Por otra parte “ el 72% de los dominicanos que fueron consultados al respecto consideró que estos ocasionan problemas en los sectores donde residen, lo que llena de intranquilidad a los vecinos y demás residentes en dichos sectores”.
Cuando se examinan las magnitudes de las respuestas, comienza desmoronarse las teorías de que el tema de la inmigración haitiana sólo preocupe a un 10% de la población. Ninguno de los problemas que trae consigo esta inmigración apabullante escapa al pueblo dominicano. Ni la abrumadora suplantación en los empleos, en los hospitales y en las escuelas ni las maniobras jurídicas para suplantarnos en el registro civil ni las campañas brutales que llevan a cabo en el teatro internacional ni el desplome de todos los servicios donde se vuelcan, sin ningún tipo de consideración , las poblaciones venidas del país vecino.
Todas estas circunstancias son miradas con indiferencia, los dirigentes políticos , en lugar de enfrentar los problema, los aplazan indefinidadamente; lo niegan; esconden los datos escalofriantes; se muestran impotentes; se transforman en peones del poder extranjero, al través de las ONG, que son los mecanismos de intervención de otros Estados. La mayoría de estas maniobras orquestadas contra nuestra soberanía, se le coloca el ropaje de una campaña progresista, en nombre de los derechos humanos de los haitianos se llama a privar de esos mismos derechos a los dominicanos, y se criminaliza nuestra propia existencia, presentando la supervivencia de la República Dominicana como una anomalía. Instintivamente el pueblo sabe dónde se hallan sus intereses, cuáles son las celadas que urden contra su continuidad histórica, y sabe, perfectamente, que los dos proyectos mayoritarios que ya tercian en la palestra política, y varios de las opciones minoritarias pregonan un mismo credo político. De todas las opciones, la única que plantea una respuesta son la fuerzas del Polo Soberano, representada en la boleta electoral de la Fuerza Nacional Progresista.
Entre las demás fuerzas políticas representadas por el PLD, PRM, PRD, PRSC, Alianza País de Guillermo Moreno y la APD de Max Puig, todos combatieron la Sentencia 168/13; todos representan la continuación de la desnacionalización del trabajo y el hundimiento en el caos sin nombre de la inmigración haitiana. Las diferencias entre los partidos se han desdibujado; las banderas de los partidos se han vuelto nieblas; se realizan las alianzas más estrambóticas, pensando exclusivamente en el reparto del Presupuesto Nacional; no hay proyectos; no hay programas; no hay ideales; y, sobre todo, no hay respuestas a los problemas planteados en todos los estudios de opinión. Son políticos insignificantes, su objetivo es quedarse en el poder o regresar al poder.
¿ Puedo decirse que en vista de la vigencia de opciones políticas que encarnan todas una misma política, todas con el mismo discurso, todas naufragadas en la laxitud, en la pereza mental, en la impotencia, en el abandono de la independencia, que nos hallamos ante una sociedad que se niega a defenderse? Sin brújula, sin orientación. De todo ese desencanto, nace el desprestigio de las instituciones: 80% desconfía de los partidos políticos; 61% de la Cámara de Cuentas; 70% no cree ni confía en los sindicatos; el 65% tiene mala opinión del Congreso.
Ante los desafíos que enfrentamos, nos encontramos con instituciones que van como un barco al garete, que han perdido el rumbo nacional. Las instituciones y las clases política se han olvidado de la población y del compromiso de supervivencia de la soberanía.
¿De dónde vendrán las soluciones?
Algunos creyeron que estas nacerían de la adopción de ideas milagrosas que han fracasado en el mundo entero; que vendrían de demagogos, que logren seducir al electorado, y que una vez llegados al poder repitan la misma impotencia. Los partidos han sido secuestrados por personajes que no han sido investidos por el voto popular, pero que finalmente terminan controlando las decisiones políticas.
Nos hallamos en el laberinto de varias crisis .
- Una crisis social de una clase política y un Gobierno que no defiende las conquistas sociales del pueblo dominicano, y permite que el esfuerzo de todas las generaciones pasadas se vuelva aguas de borrajas. Ninguno propone una política de recuperación del territorio perdido, y todos, de algún modo, se proponen continuar por el mismo derrotero de hundimiento nacional, aplicando sobre el tema una metódica ceguera.
- Una crisis de la identidad nacional. La mayoría de estos candidatos le declaró la guerra a la Sentencia 168/13 que establecía claramente que los hijos de extranjeros no residentes no le corresponde la nacionalidad dominicana, Todos han servido de instrumento de los enemigos de la soberanía nacional.
- Una crisis territorial, medioambiental, que ha derramado a los haitianos en nuestros parques, para carbonizar los bosques y alimentar sus necesidades energéticas.
- Una crisis económica que obliga al Gobierno a tomar continuamente dinero prestado para poder subsidiar a los millones de dominicanos privados de los mecanismos de supervivencia, y poder solventar los gastos del presupuesto corriente, que ha sido devorado por el crecimiento gigantesco del empleo público que rebasa ya con creces las 700.000 personas; para contrarrestar las inmensas demandas sociales, la falta de empleo y de oportunidades, ha sido necesario desarrollar un plan de subsidios, de transferencias de ayudas y para ser sujeto de nuevos créditos, una porción de todo el presupuesto 41% se emplea para pagar las deudas. Cada año el Gobierno ha emitido unos 3000 millones de dólares en bonos. Dicho esto que para mantener funcionando la maquinaria del Estado, el Gobierno se ve obligado a tomar prestado a los tenedores de bonos 250 millones de dólares cada mes; 8 millones 300 mil dólares diarios; 345.883 dólares cada hora; 5 mil 700 dólares por minuto. ¿Tiene sentido mantener este endeudamiento improductivo que, a la larga, terminará arruinando todos nuestros logros y se convertirá en una bomba de tiempo?
- Nos hallamos ante una crisis que nos niega a nosotros mismos. Que nos enfrenta al proyecto de nuestra propia disolución. El adversario siente el deseo de desmantelar su sociedad para organizar en la nuestra su supervivencia, y esta es la madre del cordero, la crisis definitiva de la independencia, del Estado y del proyecto nacional, atacado por un proyecto postnacional y violento, que sólo puede ser enfrentado con el patriotismo. Para los dominicanos no hay un plan B. Porque no hay una República Dominicana B. Patria sólo hay una, y sólo tenemos una opción. O aguardamos con resignación, hasta ver llegar el tiempo de una confrontación previo a O la defendemos, venciendo complejos y chantajes, y tomando las riendas de nuestro destino.