Se afirma –dicen que hay estudios científicos- que algunos animales pueden “predecir” con sus comportamientos la presencia inminente de un terremoto. Entre esos animales está el gato.
Entre los hombres de mar, corre la creencia-tradición que ciertos animales también con su comportamiento, pueden “decir” cuando la embarcación está a punto de zozobrar. Entre esos animales, está el ratón. ¡ Vaya, de gatos y ratones!
En los mares de nuestra politiquería, por el grito desesperante de algunas “ratas” se puede inferir que el barco puede hundirse en cualquier momento.
Hay marinos que han navegado en diferentes embarcaciones: cruceros, trasatlánticos, cargueros, barcos de guerra, lanchas rápidas, balandros,, goletas, góndolas…yolas.
Las “ratas marineras” lo han hecho en barcos con diferentes banderas, colores, dueños capitanes, tripulantes y pasajeros.
Cuando uno observa ciertas bengalas y mensajes de elogios hacia un determinado marinero o capitán lanzado por “ratones” que solo saben trepar en la oscuridad de las bodegas, puede que se avecine de manera inminente, un poderoso huracán que dé al traste con la embarcación y obligue a las ratas lanzarse al mar.
A esa especie de animales arribistas le da lo mismo andar en cualquier barco. No importa bandera, ni capitán ni nada. La cuestión es permanecer a flote.
A veces pueden lograrlo. Otras, esas “ratas” al lanzarse a las aguas terminan en las fauces de un tiburón hambriento.