Finalmente llegó la hora de decir adiós, sin marcha atrás. Con profunda tristeza recibo la lamentable noticia de que ya mi querido doctor Manuel Mejía se despide para morar eternamente bajo las alas del altísimo.
Muchos sentimientos encontrados se que pasan por el corazón de quienes al igual que yo
le amábamos por tantas razones que le definían como único y especial.
Siempre atesoraré cada palabra de afirmación suya, cada manifestación de cariño, de una admiración inmerecida, cada abrazo, pero sobre todo ese que me dio hace apenas unos días, el cual sabia que podía ser el último, por lo que lo recibí con la esperanza de que así no fuera.
Mi querido Mejia, gracias por su bondad e infinito amor a todo el que le conocía.
HASTA LUEGO, AMIGO QUERIDO.
Anny Mariel Gómez