Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
En mi anterior artículo titulado «Danilo Medina y Haití: de la simulación al desquiciamiento« señalé que el nombre de Flavio Darío Espinal es manejado por el Presidente Medina Sánchez para ser designado Canciller de la República: «El pavor loco que le causa tener consciencia de lo horroroso de lo que ha cometido es lo que le lleva ahora a acariciar en su mente, y a comentarlo entre sus cercanos, la posibilidad de designar como Ministro de Relaciones Exteriores a uno de los supuestos «constitucionalistas« (¿?) (más bien traidores): a Flavio Darío Espinal: ¿Se huele el Presidente Medina Sánchez la eventual necesidad de en un tumultuoso futuro próximo de la población tener que solicitarles a poderes de la Tierra que envíen militares a pisar el territorio nacional y en esa comunicación de solicitud no quiere él aparecer firmando y por eso es «precavido« designando «a tiempo« a Flavio Darío Espinal para que sea éste títere suyo quien cargue con dicha responsabilidad? ¿Y qué remilgo tan extraño es ese, pues la decisión soberana de evitar la destrucción del Estado en manos de quien estuvo fue en las de Danilo Medina Sánchez y esa no fue la decisión de éste?«
A ello hay que agregar el otro motivo que subyace en la razón de ser de dicha planificada designación. En ese sentido: la variación del dictamen de Domínguez Brito ante el Tribunal Constitucional sobre la no pertenencia nuestra a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos no fue algo inocente, no fue algo ocurrido al azar. Quieren consumar la Alta Traición «poniéndole la tapa al pomo« para que cuando el Tribunal Constitucional anule el inconstitucional decreto No. 250 contentivo del Reglamento para operativizar la Ley 169-2014 los haitianos acudan al Tribunal Interamericano de Derechos Humanos, donde tienen un concepto prejuiciado en contra del criterio del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, para, a su vez, anular esa nueva sentencia correcta de anulación que se espera dicte el Tribunal Constitucional.
Mientras parte de los que sienten algo por su Patria se mueven para impugnar el decreto reglamentario No. 250-2014 del Presidente Danilo Medina Sánchez, éste también se mueve simultánea y maliciosamente para contrarrestar a aquéllos primeros. El Presidente Danilo Medina Sánchez persigue dos cosas esenciales con el nombramiento de Flavio Darío Espinal: suscribirnos formalmente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; y usarlo para la referida posible solicitud de envío de militares al territorio nacional en caso de que la situación se le salga de madre.
El horror a las consecuencias de lo cometido por él (Danilo Medina Sánchez), lo tiene atrapado mentalmente: es su demonio personal que le atormenta todas las noches impidiéndole dormir tranquilo; es el causante de que luzca notoriamente perturbado ante las cámaras de televisión y de fotografías de los camarógrafos, fotógrafos y reporteros que cubren las fuentes donde él se desenvuelve.
El Presidente Pedro Santana no estuvo solo al momento de traicionar a la Patria: tenía una retahila de traidores que le ayudaron a consumar su traición. Lo mismo ocurre con el Presidente Danilo Medina Sánchez, pues éste también cuenta con otra manga de traidores que le están ayudando a consumar la Traición a la Patria cometida vía dicho reglamento contenido en dicho decreto No. 250-2014.
El nombre de Flavio Darío Espinal figura dentro de esa manga de traidores a la Patria. Y si finalmente no es él quien motorice dicha formalización de adscripción a la jurisdicción del Tribunal Interamericano de Derechos Humanos será otro traidor el que se preste a materializar la precedentemente denunciada maniobra de pasar formalmente a pertenecer a la jurisdicción de dicho Tribunal Interamericano de Derechos Humanos donde los haitianos tienen derechos humanos, pero no los dominicanos frente a aquéllos. El Presidente Danilo Medina Sánchez y su manga de traidores a la Patria no quieren quedar enlodados (a pesar de haberse auto-enlodados éllos mismos con sus propios actos de traición a la Patria) y de ahí toda esta trayectoria de actuaciones negativas suyas: pretenden que sus nombres figuren «limpios« (¿?) en la Historia, a pesar del sacrilegio, del Crimen de Lesa Patria cometido por éllos. ¡Qué bárbaros!
A aquéllos que sienten algo por la Patria: que terminen de organizarse y comiencen a movilizarse masivamente frente a todos los escenarios en que se desenvuelva Danilo Medina Sánchez.