Hay programas en la televisión nacional, provincial y local, que da gusto verlos. Un buen escenario, léxico impecable, temas interesantes, mínimo compromiso político, empresarial y religioso, atención y respeto al entrevistado o a quienes utilizan las vías telefónicas para interactuar.
Programas con orden y disciplina en el turno de cada participante, así como delicadeza, tacto y diplomacia al no estar de acuerdo con lo tratado por el compañero del programa o de quien hace uso de la palabra como actor externo.
En esos programas (radio-televisión) se le presta la atención debida al entrevistado, y no se le da lectura a un periódico, uso innecesario del chateo o muy descuidado mirando para cualquier lado, menos a quien está en esos momentos ofreciendo respuesta a lo cuestionado.
Con esas acciones negativas se le dice al invitado, “habla más que esa boca es tuya”.
Esos programas cuentan con una audiencia calificada y portadora siempre de un “detector de idioteces” bien calibrado, que les indica cuando apagar o cambiar de canal.
No son programas “batatas” en los que el invitado traza las pautas y hasta el orden programado de las preguntas y hasta el o los temas a tratar y los que nunca pueden ser tocados.
Programas “batatas” en los que no se les puede llevar la contraria a lo que expone el invitado so pena de retirarle la ayuda, la publicidad, las invitaciones a cenar, pasar fines de semana en hoteles, o viajes y excursiones.
Tan “batatas” como muchos de los que participan en los mismos que al parecer tienen una batata con piogán como cerebro.
Quienes se hacen llamar “líderes” les encanta esos programas “batatas”. Allí se lucen al explicar que el Canal de Panamá une el Atlántico con el Mar Muerto y quienes tienen el cerebro como él, le aplauden.
Los dirigentes políticos, empresariales, comunitarios o religiosos no temen ir a un programa no “batata”. Saben de lo que son capaz siempre que haya respeto en el disentir.
Califique como usted desee el programa El Día, del consagrado periodista Huchi Lora. No cae en la categoría de “batata”. Lo demostró una vez más recientemente cuando un Ministro del gobierno creyó se trataba de un programa cualquiera y usted que no es “batata” sabe el resto.