Cada cual puede decir lo que quiera pero, cuando un hombre a fuerza de engaños y mentiras para con su mujer y familia pierde la credibilidad está –valga la redundancia- perdido. Ni esposa ni hijos respetan al jefe de familia que promete y no cumple. No vuelvo a beber, no vuelvo a drogas, a faltar a mi trabajo, a fallar, no vuelvo a esto ni vuelvo a lo otro. No vuelvo a faltar dice el empleado al jefe enojado. No vuelvo a dejar que esto o lo otro suceda. Cumpliré con lo prometido. Pagaré mis deudas. Limpiaré mi tarjeta de crédito. No molestaré a aquella mujer que fue mi pareja. No volveré a delinquir. ¿Quien no conoce una historia como esta?
Cuando los demás se percatan de que no cumplimos no solamente ante los demás sino ante nosotros mismos perdemos la credibilidad y con ella el respeto. ¿Por que reseñar esto a todas luces común y de todos modos corriente? Porque, justamente por estar tan claro dejamos de verlo.
No conozco una sola persona que haya creído en la versión del procurador ni en la proclamada inocencia de Danilo. Ni en la santidad de la Comisión creada por el para exculparlo uno de cuyos miembros está también detenido. Tampoco lo va a salvar el testimonio de Pepín Corripio.
Ni una sola persona ha creído que esa sea la lista ni que vaya a haber un juicio serio, ni una investigación pertinente como en Brasil. Aquí se cree, que la procuraduría está empeñada en cortar todos los cables –por pequeños que sean- conectando estos detenidos con la trama mas amplia porque para eso hace falta una fiscalía independiente y no servil.
Por todo el país sobrevuela insistente e ininterrumpida la convicción de que Danilo Medina está implicado y comprometido no solamente con lo de ODEBRECHT , la reelección suya y Punta Catalina sino con muchísimos otros actos dolosos no necesaria ni directamente vinculados a esa empresa que ostenta el dudoso mérito de haber industrializado la corrupción intercontinental.
Algunos creen que los sometimientos a los imputados son una chapuza y otros lo perciben y juzgan como una farsa y aunque yo mismo creo que son ambas cosas a la vez quiero referirme a otro aspecto de temibles consecuencias.
Como el señor Medina ha establecido la reputación de mentiroso ahora se enfrenta a la incredulidad general y si antes el creyó que al final la gente lo olvidaría, lo excusaría, lo perdonaría ahora tiene un problema grande. Para sobrevivir necesita, y desesperadamente, que la gente le crea y eso es lo que la gente sencillamente no puede ni quiere hacer.
-No seas idiota me dirá mas de uno. A ese hombre no le importa que le creamos.
Disiento.
Medina puede que de ninguna manera logre un ápice de credibilidad entre nosotros quienes le adversamos pero el necesita desesperadamente algo de credibilidad dentro de sus propios seguidores.
Acusando a un grupo del PRM y otro de leonelistas Danilo Medina intenta deshacerse de un competidor interno y de un adversario externo como parte de una estrategia doble: trata de limitar el daño y hace una jugada reeleccionista, incluso en tan difícil momento para el como este.
Si el señor Medina pierde la batalla de la credibilidad está perdido por completo porque nadie puede perder autoridad, legitimidad y credibilidad y seguir en el poder.
El gobierno de los Estados Unidos despojó al señor Medina de toda legitimidad cuando retiró el visado a Roberto Rosario indicando con ello, clara e inequívocamente que las elecciones fueron fraudulentas y que el fruto de estas era ilegítimo y el autor o responsable de semejante fraude no califica para ser aceptado como huésped o visitante en ese país. ¿Cuál otra razón podía haber para retirarle ese visado a Roberto Rosario? ¿Hay alguna otra lectura posible?
La autoridad del señor Medina hace rato que viene cuestionada porque en este país no se respeta nada ni a nadie, ni ley ni autoridad ni orden. Aquí no hay procedimiento, protocolo, conducta que se respete. Claro, todo el desorden no puede imputarse a Medina, lo que se está diciendo es que, él no ha logrado imponer autoridad para hacer que otros, dentro del propio gobierno, lo respeten e inspiren similar comportamiento en los demás.
Finalmente, en el momento de su carrera donde mas perentoriamente Medina necesitaba que le creyeran, que su palabra tuviera valor, que sus promesas tuvieran significado es incapaz de conseguir a nadie que lo haga. Ahora se van a enfrentar con la diferencia entre imagen y realidad, forma y sustancia.
Sin credibilidad, sin autoridad y deslegitimizado ¿qué puede hacer Medina?
Nadie espera que pueda o quiera o se atreva a inculparse ni excusarse. El cree todavía que puede sobrevivir apostando a la ineptitud inmensa de los dirigentes políticos sin entender que esa misma ineptitud ya ha comenzado a producir un nueva generación de líderes mas capaces.
ODEBRECHT mas que una tormenta es un mal tiempo y ni su entorno ni el país tienen envergadura, velamen ni tripulación adecuados para proteger a los pasajeros, inquietos unos, descorazonados otros y muchos, pero muchos mas, hastiados.
Pero hay algo más. Con Danilo Medina y a resultas de las turbulencias desatadas por este proceso se hunden también un tipo de vinculación del poder político con los empresarios y la práctica totalidad de la prensa escrita cuya complicidad abierta además de ser conocida y repudiada por la ciudadanía ha sido ya objeto de reproche internacional. También estos medios de comunicación enfrentarán mas adelante las mismas o mayores penalidades que las que ahora sufre Danilo Medina porque ellos, como él, han jugado y lo han apostado todo a la complicidad y el encubrimiento de la corrupción con lo cual quedaron despojados de credibilidad y toda autoridad moral. Eso sucederá aunque ellos crean que no.