Por Melvin Mañón
Varios grupos y gente de mérito que merecen respeto tratan de armar una mesa de diálogo. Hace poco fue inaugurada La Convergencia. Se habla de un Bloque Progresista. Esfuerzos loables y bien intencionados que para producir resultados decisivos probablemente necesiten algo mas. La mesa discute- al menos eso es lo que presumo- quienes podrían aliarse con quien y sobre cuales bases para avanzar el resultado buscado de desplazar al PLD del poder. Han habido encuentros, reuniones, críticas veladas, observaciones pertinentes, algunas impertinentes, en fin, un poco de todo.
Pero falta mas.
Sigue faltando algo.
Por mas que hablemos, por mas mesas de diálogo que hagamos sigue faltando algo. Aquí, en este país.
1ro.- No estamos haciendo oposición al gobierno.
2do.-No escogemos el instrumental apropiado para hacerlo.
Toda mesa de diálogo o equivalente deberá darle respuesta a estos dos problemas pero la respuesta no es teórica sino practica. No necesitamos un acuerdo para actuar. Necesitamos actuar y que sea la actuación la que determine las modalidades de los acuerdos.Los acuerdos son el producto de la acción no su premisa.
Es el ejemplo lo que nos falta. Hay que atreverse a salir a la calle no para hacer campaña extemporánea sino oposición. No para pavonearse en interminable ejercicio hedonista sino para asumir una enorme responsabilidad y también riesgos.
Hay demasiados de nosotros, desde la capital, desde una oficina, frente a una pantalla de ordenador o un teléfono móvil aconsejando a otros, recomendando a otros, orientando a otros, convocando a otros.
La unión no es mala. Es bueno luchar por ella y es bueno hablar de ella y es bueno trabajar para lograrla. Pero la unión, bajo cualquier mesa, convergencia, acuerdo, coalición no se formará de palabra sino de hecho. Hay que tirarse a la calle, hay que asumir la representación de un pueblo apaleado y puteado por una canalla política. Hagámoslo. Y ya verán la diferencia.
Joan Manuel Serrat, hace una eternidad de años cantaba:
Todo está listo el agua el sol y el barro
Ayy, Pero si falta usted no habrá milagro.