PUERTO PLATA.-El próximo 5 de noviembre próximo se cumplirán 153 años del fusilamiento del General José Antonio Salcedo (Pepillo), quien fue escogido por señalamiento como Presidente de la República el 14 de septiembre de 1863, por su distinción en los combates de Santiago, donde los restauradores derrotaron a los españoles.
Relata el historiador Frank Moya Pons que tras siete días de fieros y cruentos combates en el Fuerte San Luís, los soldados españoles concertaron un armisticio con los dominicanos y se les permitió el día 13 del citado mes retirarse a Puerto Plata, hasta donde los dominicanos los atacaron encarnizadamente produciéndoles numerosas bajas.
Al otro día de la salida de los españoles, los revolucionarios se reunieron en una casa cercana al Fuerte San Luís que el fuego respetó y en ese lugar constituyeron un Gobierno Provisional Restaurador, eligiendo como Presidente al General José Antonio Salcedo y como Vicepresidente a Benigno Filomeno Rojas.
Cuando Salcedo planeaba enviar una comisión a Montecristi a discutir con el General José de la Gándara los términos de la paz, el General Gaspar Polanco y varios jefes militares que le eran desafectos lo derrocaron el 10 de octubre de 1864, durante en el poder 1 año y 26 días.
Su gobierno que apenas duró menos de tres meses, pues siendo analfabeto e ignorante se convirtió en una tiranía desde el principio haciendo asesinar al ex presidente Salcedo y persiguiendo encarnizadamente a todos aquellos que él creía que no eran amigos suyos
En los primeros días de enero de 1865, los demás generales restauradores se pusieron de acuerdo y derrocaron a Polanco acusándolo no solo de tirano, sino por también de haber hecho asesinar al ex presidente Pepillo Salcedo y formaron una Junta Provisional Gubernativa colocando a Benigno Filomeno Rojas en la Presidencia y en la Vicepresidencia al General Gregorio Luperón.
El General José Antonio Salcedo fue fusilado en la tarde del 5 de noviembre de 1864 la solitaria playa de Maimón, frente al cementerio, a donde fue llevado engañado haciéndole creer que iba a ser trasladado a otra cárcel, donde sus venerados restos aguardaron por casi seis lustros una glorificación merecida.
A iniciativa del destacado patriota General Gregorio Luperón y del noble filántropo Don Manuel Cocco, se trasladaron sus restos a la Fortaleza San Felipe en el año de 1893 y exaltados en acto consagrador de civismo, se depositaron en un obelisco, que estuvo ubicado frente a El Castillo.
En este lugar aureolado de un augusto y solemne recogimiento digno de próceres y de héroes, en un sencillo monumento al adalid de la Independencia y la Restauración con la característica humildad de las losas de cubren las cenizas de nuestros inmortales, descansó Pepillo Salcedo.
Allí estuvo hasta el 16 de agosto del año 1928, fecha en que por patrióticas gestiones de la sociedad santiaguera “Amantes de la Luz” fueron conducidas sus cenizas en solemne manifestación a la Iglesia Mayor de la ciudad de Santiago, inhumándose bajo sus augustas bóvedas.
Según narra el escritor J. Gonzáles López en su obra “La Fortaleza San Felipe Monumental e Histórica” con este digno homenaje en loor de las magníficas preseas de el “Páez dominicano”, los pueblos heróicos del 4 de octubre y el 30 de marzo redimieron con patrióticas glorificaciones la nefasta ingratitud cometida por dominicanos desalmados y egoístas.
Salcedo permaneció 29 años enterrado en Maimón, cuyas autoridades designaron con su nombre la calle que va desde los hoteles Riú hasta la carretera que conduce de este distrito municipal hasta Cambiaso; frente a el Castillo o Fortaleza Colonial San Felipe otros 64 años y en Santiago sus despojos mortales tienen sepultados 89 años que suman un total de 153 años desde su fusilamiento por un pelotón que dirigió el Coronel Agustín Masagó, del que formó parte Ulises Heureaux (Lilís).