Buscando la fecha de la construcción de la Fortaleza San Felipe, no la colonial, sino la construida en 1937 durante la dictadura que sirvió de sede a la Octava Compañía del Ejército Nacional, hasta que fue mudada a su nueva sede localizada en la avenida General Antonio Imbert Barreras, me encontré de manera fortuita y la desagradable noticia de que Emilio Prud’Homme, autor del Himno Nacional Dominicano, aceptó una pensión de RD$75.00 a los interventores norteamericanos.
Prud’Homme fue jubilado mediante la Orden Ejecutiva Número 151, la cual aparece publicada en la Gaceta Oficial Número 2902 de fecha 20 de abril de 1918, la cual aparece firmada por J. H. Pendleton, Brigadier General , U. S. M. C, Gobernador Militar Interino de Santo Domingo.
La Orden Ejecutiva mediante la cual los interventores estadounidenses jubilaron al abogado y educador puertoplateño y a otras veinticinco personas más de Santo Domingo,Guazumal, Valverde, Puerto Plata, Santiago, El Seybo, Azua, La Vega y Monte Cristy, se les asignaron pensiones y jubilaciones de RD$10.00, RD$15.00 y RD$20.00 y solo a Emilio Prud’Homme, le otorgaron una jubilación privilegiada de RD$75.00.
¿Estaba Prud’Homme en una situación de salud o de miseria tan precaria que se viera forzado a aceptar a una potencia extranjera que hoyó con sus botas el suelo patrio y eclipsó la soberanía de la República Dominicana durante ocho años, una pensión que lo colocaba en una situación que ponía en entredicho su dominicanidad y su patriotismo, ya que con tu actitud tiraba al zafacón de la historia su patriotismo y su nacionalismo a ultranza?
Es oportuno recordar que el educador, abogado y músico Emilio Prud’Homme, quien nació en Puerto Plata el 20 de agosto de 1856 y murió en Santo Domingo el 21 de julio 1932, fue discípulo y colaborador de Eugenio María de Hostos, llegando a dirigir la Escuela Normal en Puerto Plata, fundada por el insigne preceptor puertorriqueño en 1880.
Asimismo, durante el breve gobierno del Francisco Henríquez y Carvajal (31 de julio al 29 de noviembre de 1916), Prud’Homme fue declarado diputado en el Congreso Nacional y también asumió el cargo de secretario de Justicia e Instrucción Pública. Además, en 1930, fue juez de la Suprema Corte de Justicia, pero debido a su oposición a la Intervención Militar Norteamericana (1916-1924) abandonó el magisterio.
Escribió la letra del himno nacional que fue publicada el 16 de agosto de 1883 en el semanario El Eco de la Opinión. Con la música de José Reyes, fue estrenada el día siguiente en un acto en celebración del XX aniversario de la Restauración de la República.
Volvió a ser interpretada el 27 de febrero de 1884 durante el recorrido que llevó los restos del patricio Juan Pablo Duarte desde el puerto de Santo Domingo hasta la Catedral Primada de América. El 7 de junio de 1897, el Congreso Nacional lo oficializó como himno nacional, pero el dictador Ulises Heureaux impidió el acto ya que veía a Prud’homme como un adversario. El 30 de mayo de 1934, fue proclamado oficialmente por la Ley No. 700 como el Himno Nacional.
Además de ser el autor del Himno Nacional Dominicano, Prud’homme escribió obras en verso y prosa sobre temas que exaltaban los valores patrios, el respeto y amor a la soberanía y la defensa a la independencia nacional
¿En qué estado mental estaba sumido el creador de las letras patriótica del Himno Nacional de la República Dominicana? ¿Cuál era el apremio económico insoportable que padecía, que le empujaron a olvidarse de las gloriosas letras y la trepidante música del Canto a la Patria
Echando un vistazo a las obras escritas por Emilio Prud’Homme, entre las que sobresalen “El 16 de agosto”, “A la juventud dominicana”, “A mi Patria”, “Déjame Soñar”, “Mi Tierra mía”, “El Himno Nacional”, “Gloria a la idea”, “Contra hibridismo”, “A Bolivar” y Canto a América”, vemos brotar puro patriotismo del numen inspirado de este idolatrado hijo de Puerto Plata y del país.
Pero después haberse casado con la gloria con una trayectoria patriótica tan luminosa, Cabe preguntar: ¿Cree alguien que valió la pena que Prud´Homme, aceptara ser jubilado la ignominiosa y vergonzosa pensión de RD$75.00 por el imperio norteamericano en medio de una ocupación que mancilló a nuestra amada Quisqueya del 1916 al 1924?
Es oportuno terminar esta reflexión recordando las dos estrofas finales del Himno Nacional:
“Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servir,
Si en su pecho la llama no crece, que templo el heroísmo viril”.
“Más Quisqueya la indómita y brava, siempre altiva la frente alzará,
que si fuere mil veces esclavas, otras tantas se libre sabrá”
.Y es oportuno rematar este doloroso artículo echando mano al refrán criollo que dice: ¿De qué te sirvió nadar tanto, para morir en la orilla?.