Era una tarde de encuentro, parecía una cita de amor, fui invitada por la gran amiga Arelis Reynoso, nos tocó acompañar a la mesa al destacado cardiólogo Dr. José Natalio Redondo y su familia, así que nos encontramos en un ambiente sano, armónico y familiar.
Hubo una gran magia, al sabor del piano de Solano; La voz de Nini y el exquisito buffet del variado menú dibujó el esplendor armónico para sacar de la rutina a los invitados a los salones de Marina del Rey para reconocer los 50 años de una canción y una voz.
El ingeniero Burgos, pieza central de la propuesta en el Bronx, nos hizo testigos de un elegante y deferente trato. Las emociones no se hicieron esperar al oír entre otras emotivas canciones degustar de canciones hechas y compuestas por el propio maestro alusivas a su terruño.
El encuentro provocó fraternidad,arrullo y nos hizo olvidar tantas malas nuevas noticiosas en el ámbito nacional e internacional. Salvo la inquietud de mucha gente por eternizar el momento al lado del maestro y también del gran intérprete que de momento interrumpía una determinada escena.
Fueron reconocidos Rafael Solano por esos 50 años de habernos regalado tan bella pieza musical que es un orgullo nacional, patrimonio del arte y de la belleza semántica; así como Nini Caffaro una voz que se ha mantenido dando las mismas notas melódicas por más de cincuenta años.
La canción por amor sigue rompiendo barreras y traspasando fronteras, todo lo que las palabras puedan decir es poco comparado a la dedicación y entrega que el maestro Rafael Solano ha dedicado a la urna música y ética social. Fue el regocijo del arte en pequeños dosis.