En el año 1984 llegaron al país alrededor de 560,000 turistas extranjeros en una época en la que ya existían los recintos hoteleros de Playa Dorada y Playa Grande, en la que se construía el aeropuerto de Puerto Plata y hacía un año se había estrenado el aeropuerto de Punta Cana.
Sin embargo, dándole una ojeada al turismo de hoy, se puede notar que para el año 2017 habían llegado al país 6.2 millones de turistas, es decir, en comparación con el 1984, la cantidad de visitantes internaciones se multiplicó por 11 en 33 años.
En 1984 había 7,100 habitaciones hoteleras que en el 2017 fueron contabilizadas a 75,000. Los empleos en el sector pasaron de 27,00 a 315,000 y los ingresos anuales de US$600,000 a US$7,200 millones.
Pero, ¿a qué se debe este crecimiento? En el libro “Turismo dominicano: 30 años a velocidad de crucero” del Banco Popular, se destaca que la industria turística precisa actualmente de ingredientes esenciales que explican su desarrollo: infraestructura física, servicios públicos, seguridad jurídica y un clima de estabilidad política y económica.
Para poder dar la cara a este avance, el país demandó de buenas carreteras y calles, de aeropuertos eficientes y de puertos y ciudades acogedoras para los cruceros.
Por igual, hubo que darle tratamiento a las aguas negras, evitar la erosión de las costas y disponer de desechos en las zonas de los hoteles.