Primera parte
El turismo, como desplazamiento, es tan antiguo como el hombre y nace con el mismo. Durante toda la historia de la humanidad, las personas han viajado por razones económicas, políticas, sociales, culturales y de otras índoles. Los viajes en grupos se han realizado siempre por emigrantes y peregrinos, que se hospedaban en posadas y residencias familiares o religiosas.
Egipcios, alisios y persas fueron las civilizaciones que se puede considerar, basándose en escritos, que dieron los primeros pasos en la historia del turismo. Los egipcios realizaron viajes a lo largo de su territorio y se empezaron a construir en las rutas por las que se desplazaban, posadas o zonas para el alojamiento de los viajeros. Igualmente los festivales que se celebraban en distintas fechas del año, provocaban los viajes de multitud de individuos para disfrutar de ellas.
No obstante, estos viajes no son considerados estrictamente como turismo. Se tuvo que esperar hasta que, hace dos mil quinientos años Herodoto se convirtiera en el primer turista reconocido, al viajar a través de Grecia ”solo para satisfacer su curiosidad”, como él mismo contó en el libro en el que dejó plasmadas sus aventuras.
Los primeros antecedentes del turismo como movimiento de masas, se sitúan en el Imperio Romano y en Grecia. Durante estas épocas nació una nueva clase social, la clase media, que disponía de dinero, y que estaba interesada, sobre todo, a busca diversión y realizar actividades de placer. Por ello se desplazaban a zonas con baños termales y a zonas exóticas por toda Europa, en busca del mar, de descanso, etc. Incluso existen pruebas de la existencia de viajes organizados.
Estos desplazamientos, tuvieron lugar por toda la región sur de la Península Itálica, pero sobre todo en lo que actualmente es la región de Compañía. En este territorio, se suceden las grandes villas y las localidades dedicadas al ocio, gracias a los cuidados caminos y vías empedradas del Imperio.
Sin embargo, muchos autores tampoco consideran a estos desplazamientos como turismo, ya que opinan que se trata de un fenómeno de segunda residencia, y además, con un acceso muy minoritario de la población en general. La religión que más impulsó los viajes de sus fieles fue, sin duda, fue el Islam, según el cual todos sus seguidores debían visitar, al menos, una vez en su vida, la ciudad santa de la Meca.
Durante esta época surgió la primera guía de viajes. La escribió en el año 1130 el Monje francés Aimeri de Picard, y versaba sobre las mejores rutas que se podían seguir, zonas de descanso y consejos para peregrinos que viajaban a España para recorrer el Camino de Santiago, éste discurría desde Los Pirineos hasta el Noroeste de la Península Ibérica y finalizaba en la Catedral de Santiago de Compostela.
Marco Polo, personaje nacido en Venecia en el siglo XIII fue el primer turista estricto de la historia. El padre de Marco Polo, de nombre Nicolás, hizo el primer viaje de Venecia a China (llamada entonces Catay), regresando cargado de pieles, esencias, especias y otros productos exóticos. Veinte años después, regresó en su segundo viaje, acompañado por su joven hijo Marco, quien gozó de la confianza del Emperador Kublai Kan.
A su regreso Marco Polo fue hecho prisionero, por inmiscuirse en la guerra de Venecia con Génova, y en la cárcel contó a su compañero de celda sus múltiples aventuras. Allí fue donde escribió los célebres “Viajes de Marco Polo”. Relatos que influyeron en la obtención de su libertad. Este es el primer libro sobre turismo del cual se tiene noticia en el mundo.