Hay situaciones, cosas, problemas que no son de matemáticas que nos ponen rápidos. Indagamos, preguntamos, leemos, realizamos consultas… agotamos al parecer todos los recursos que consideramos válidos y nada…
Es como cuando hacemos lo indecible para recobrar la salud nuestra o de un familiar, y gastamos hasta lo que no tenemos..…y nada. Y como en esa situación aceptamos consejos y recomendaciones…úntate esto, toma aquello, prueba eso…hasta que nos vemos frente a un espiritista, brujo, chamán, médium, pitonisa o curandero.
Y luego, esa mejoría y total sanidad deja boquiabiertos a familiares, amigos y hasta a los mismos médicos, enfermeras y bioanalistas conocedores del caso.
Existe un algo, un no sé qué, que está más allá de nuestros cinco sentidos. El sexto apenas lo percibe. El tercer ojo…no lo ve.
Tal vez, es ese no sé qué, que saben y conocen los brujos. Seres humanos muchos de ellos rodeados de las más espantosas miserias materiales y faltos de conocimientos de 4K, 5G, 3.0 y esas cosas.
De cuando en vez, voy de visita donde uno de esos. Se niega rotundamente a que diga su nombre y dirección, porque ya “no ejerce”.
Le gusta hablar conmigo –lo confiesa – porque “yo lo entiendo” y si bien no creo todo cuanto dice, le respeto.
No es de Puerto Plata. Vino aquí desde Puerto Rico y a la muerte de Luperón, ya rondaba los nueve años de edad.
No usa lentes. De complexión atlética. Aparenta unos 60 y tantos años. Solo fuma cachimbo y no toma alcohol.
Se pasa horas solo contemplando el hermoso paisaje marino que se observa desde la amplia galería de su casa construida estratégicamente en una de las lomas.
Hablamos de todo. Del cielo y del infierno. De ángeles y demonios. De luz y oscuridad, de lo alto y de lo bajo, de los eriales y de los fecundos sembrados, de la vida y de la muerte, de la Ciencia y la conciencia, del presente y del futuro…
Saboreaba un rico jugo de guayabas. El, se deleitaba con su cachimbo. Caía la tarde. Y aunque estaba un poco nublado, podía verse el sol en lontananza.
Ahí fue que le dije…-¿Le puedo hacer un par de preguntas?- asintió con la cabeza.
¿Quién ganará las elecciones presidenciales en nuestro país? Y Cuál será el próximo Alcalde o Alcaldesa de Puerto Plata?
Me miró fijamente. A la vez sonreía y dejaba escapar otra bocanada de humo. ¡Veo muertos, presos y grandes sorpresas!
No habló más. Sé, cuando él se adentra en sus propios silencios. Me despedí de la familia y emprendí mi viaje a lomo de mula, hasta la carretera.