PUERTO PLATA.- Nuestro Pueblito Encantado lucía primoroso y solitario a las 5:30 de la tarde de este Jueves Santo, por efecto del obligado toque de queda impuesto por las autoridades del país por el COVID 19.
Solo unos cuantos pedigüeños hacían acto de presencia y las nerviosas palomas hacían su última reunión para luego irse a dormir a los edificios de los alrededores, incluyendo la Catedral y el Ayuntamiento y otros de nuestro victoriano Centro Histórico.
En las calles Beller, Separación, José Del Carmen Ariza y Duarte no se veía ni un alma ni pasaba ningún vehículo, señal clara de que el toque de queda había obligado a todos a recogerse en sus casas o en los zaguanes los desprovistos de fortuna.