el-virus-apago-una-estrella-de-la-cancion-romantica-victor-victorYnmaculada Cruz Hierro
Santo Domingo, RD

«Muero todas las noches y resuci­to en las mañanas. Contra el poder por la paz es mi canto. No reconozco autoridad sobre mí a no ser la alegría y la libertad”. Ese era el sentir del cantautor Víctor Víctor y así se definía en su cuenta de Twitter.

Amante de la patria, de la libertad, de la belleza, del canto, de la educación, de la buena música, querido por sus amigos y admirado por un público exquisito, así era Víctor José Víctor Rojas, conocido artísticamente co­mo Víctor Víctor, quien fa­lleció ayer en la tarde, a los 71 años de edad, a causa del coronavirus.

El artista llevaba siete días ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos, del Hospital General de la Plaza de la Salud, donde llegó aquejado de salud el 7 de julio.

Con su muerte, la can­ción romántica suena en un tono triste, pero queda su repertorio, el cual tuvo la particularidad de que com­binó las letras de amor con las realidades sociopolíticas de la sociedad, sobre todo de los años 70 y 80.

«La canción acompaña en la lucha política y en lo romántico enciende los corazones», decía al tratar de explicar la diferencia entre ambas modalidades.

De su vida

Vitico, como le llamaban sus amigos cercanos, cre­ció en una familia forjada de valores. Nació en San­tiago el 11 de diciembre de 1948. Sus padres José Víc­tor y Avelina Rojas procrea­ron cuatro hijos, Jorge, Mi­guel, Víctor y Vilma. Era un niño muy inquieto y vivió esos primeros años corre­teando y haciendo travesu­ras en el barrio Los Pepines, en Santiago.

Víctor contaba con ape­nas 12 años cuando el 31 de mayo de 1961 asesina­ron al dictador Rafael Leo­nidas Trujillo. En plena pu­bertad le tocó vivir tiempos sociopolíticos convulsos. Lo que sucedió después en el país tras la muerte de Truji­llo marcaría definitivamen­te la vida del hombre que se involucraría en la política y expresaría con el canto y su guitarra, su deseo de una Patria digna para todos.

Conjuntamente con la llama viva de la política en su alma, así nacía su pasión por la música. Es su padre, “un guitarrero”, que le ense­ña, desde muy pequeño, a tocar las primeras notas de guitarra.

Luego que se hizo bachi­ller siguió haciendo músi­ca. Tony Núñez y Eduardo Vega le enseñaron muchos acordes. También Milito Vargas, padre de Wilfrido Vargas, fue uno de sus más cercanos instructores. La vida universitaria de Viti­co comienza en la Univer­sidad Pedro Henríquez Ure­ña, UNPHU, en donde hizo tres años de medicina, y te­nía el sueño de convertirse en psiquatra. Solo le falta­ron unas cuantas materias para graduarse, antes de dedicarse por completo a la música.

Su debut

Sus primeras dos canciones las escribió a los 17 años. “Como tú una flor”; me­jor conocida como “La con­fusión” y “El camino de los amantes”, conocida tam­bién como “La casita”. Am­bos temas los grabó Felipe Pirela (el Bolerista de Amé­rica) y luego otros artistas extranjeros.

Antes, el dominicano Fernando Casado fue quien primero le grabó una canción, «Como tú una flor» a mediados de los años 60. Con el tiempo también le cantaron temas Celia Cruz, Ángela Carrasco, Emmanuel, Dyango, Danny Rivera, Azúcar Moreno, Sonia Silvestre, Charytín Goico, Chichí Peralta, Rubby Pérez, Raulín Rosendo, Sergio Vargas y los Hermanos Rosario.

La célebre cubana Celia Cruz, quien precisamente también murió un 16 de julio (hace 17 años) inmortalizó ‘Te busco’, incluida en un disco de boleros que estaba preparando, y el productor Oscar Gómez le recordó ese tema que tenía guardado desde hace un tiempo «y a ella le encantó esa canción». Oscar Gómez también le dio una canción suya especial al cantante Dyango de España: «Amante gaviota».

‘Te busco’ surgió cuando trabajó con el cantante mexicano Emmanuel, quien le contó una historia de un amigo suyo que decidió irse de luna de miel a la India. En aquel país secuestraron a su esposa, y nunca la volvió a ver.

“Yo me decía: ¿por qué a ellos, si se acababan de casar?, ¿por qué no buscaron una pareja de treinta años de casados? Cónchale, no los dejaron vivir. Él no sanó su luto, se pasó mucho tiempo yendo a buscarla; fue una cosa terrible, y eso me chocó mucho”, relató.

«Te busco», entonces, recuerda ese doloroso drama con letras como: “En cualquier huella te persigo, en una sombra te dibujo, huellas y sombras que se pierden, la suerte no vino conmigo…». Y también en: «No hago más que rebuscar paisajes conocidos, en lugares tan extraños, que no puedo dar contigo».

En 1972, por primera vez grabó una de las piezas de su autoría, “La casita”, que can­tó en el grupo del merenguero Wil­frido Vargas. Se convirtió en un éxito de tan grandes di­mensiones que inspiró al no­vel autor a lanzarse como in­térprete y compositor, labor que le mantuvo ocupado por el resto de su vida, dándole un amplio repertorio de bo­leros y bachatas al cancione­ro popular de República Do­minicana.

Mientras estuvo estu­diando en la UNPHU, grabó esos temas que se hicieron muy populares y fue así co­mo nació lo que sería su ca­rrera artística, ya que inició una gira por toda la capital dominicana.

«A mí me encantaría nada más escribir, lo que pasa es que un día hubo un accidente, le envié una canción a una productora que me había pedido canciones para uno de sus cantantes y el dueño de la disquera dijo: – no, yo a quien quiero es a ése, entonces así ocurrió el milagro de La Mesita de Noche, Ando Buscando un Amor».

Un hecho marcaría la carrera del gran cantau­tor: la firma para la disque­ra Karen Record, de Bien­venido Rodríguez, quien lo nombra director de produc­ción de Karen.

Es en esa disquera don­ de conoce gente importan­te en la producción musical como el arreglista Jorge Mi­llet, a quien le debió su co­nocimiento en producción musical.