Por Manuel Gilbert
PUERTO PLATA.-El presidente Luís Abinader ha dicho que lo que conviene no es gastar más, sino mejorar el gasto, cuestión que se está violentando con la pavimentación que realiza el ministerio de Obras Públicas en tres avenidas que tocan la zona portuaria de la ciudad de Puerto Plata.
Las avenidas presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó, la que Une los Muelles y la de Penetración al Muelle Nuevo están en excelente condiciones y lo que había que hacer era señalizarlas tanto vertical como horizontalmente y el asfalto utilizarlo en la pavimentación de sectores que no fueron asfaltados en el pasado Gobierno.
Si se hubiera actuado de esa manera se hubiera honrado la palabra del presidente Abinader, ya que no se hubiera incurrido en un gasto innecesario, que impedirá o retardara que sectores marginados se les coloque una cinta asfáltica a sus calles que tendrán que esperar un gran tiempo para ser pavimentados.
No se trata de oponerse a que se asfalte, sino de que se cumpla con lo dicho por el Presidente sobre la calidad del gasto público, cuyo dispendio en el pasado gobierno se criticó hasta el cansancio de manera justificada, ya que en muchos casos se hacían obras no necesarias y en los casos que se requerían se sobrevaloraban.
Ian Mitroff en su obra “Cómo Pensar Con Claridad” advierte en la página 17 de dicha obra qué hay que evitar el error de “resolver con precisión un falso problema, cuando se debiera haber resuelto el problema verdadero” y por eso recomienda “descubrir la ventaja competitiva de identificar los verdaderos problemas, plantearlos debidamente y aplicar soluciones apropiadas”.
Al referirse a los errores Tipo III plantea el reto importante a todo el que tenga que resolver problemas , diciendo “por qué dar una solución exacta a un falso problema, cuando una solución aproximada del problema verdadero puede ser suficiente y aún mejor. En efecto, mucho mejor es una solución aproximada del problema verdadero, que una solución exacta de un falso problema”.
Mitroff continúa diciendo que “en el mundo de hoy casi ha desaparecido el margen de error, pero para eso es necesario entender correctamente los problemas desde el principio porque no habrá una segunda oportunidad. Basta un paso en falso, una declaración inapropiada o equivocada, una falla cualquiera para destruir una organización, manchar seriamente su reputación, malquistar a incontables interesados o convertirla en fácil blanco de los críticos”. El peligro está no solo en escoger un problema que no es el verdadero y dedicarle limitadas energías (resolver con precisión el problema que no es ) sino, peor aún, en crear con ello problemas más graves”.
Queremos rematar este artículo recordando la Ley del Tambo que proclama que “las necesidades de la mayoría sobrepasan de los intereses de la minoría”.