Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
Las montoneras representaron el desorden en la sociedad dominicana a partir de La Restauración de la Independencia dominicana.
La conferencia leída en la Sociedad Amantes de la Luz de Santiago de Los Caballeros por el Dr. Federico Carlos Alvarez, en el año mil novecientos veintinueve (1929), titulada «Ideología política del pueblo dominicano«, creo que representa la lucidez sobre lo que las montoneras y su contrapartida representaron para el país.
El espanto lo representó el advenimiento de Rafael Leónidas Trujillo Molina al poder político.
Ese discurso de Federico Carlos Alvarez es un análisis certero y muy bien elaborado que revela el grado de consciencia que se llegó a tener sobre el desorden y el despotismo cíclicos en nuestra Historia.
A pesar de ello, él y los mismos que junto con él llegaron a ese grado de consciencia se dejaron arrastrar por circunstancias engañosas y no supieron apreciar que en el período histٕórico que les tocó vivir la cadena estaba incompleta y a punto de completarse: que faltaba el otro ciclo: el del despotismo, precisamente la contrapartida de las montoneras aludida por él, y esta vez para substituir a un gobierno democrático bajo el cual no había inestabilidad política.
Y esa vez, poco después de ese año mil novecientos veintinueve (1929), a partir del siguiente año mil novecientos treinta (1930) ese despotismo fue tan intenso en crueldad como extenso en el tiempo como nadie nunca imaginó en una sociedad en que la barbarie y lo civilizado se han visto atraídos recíprocamente alternándose de manera sucesiva en el tiempo con alguna que otra manifestación democrática intercalada.
El odio y el desprecio a todo cuanto significaron las montoneras y a quienes las ejercitaban quedan simbolizados en la decapitación del cadáver de Desiderio Arias por Ludovino Fernández y otros matones del trujillismo en ciernes… Después de matar a Arias le arrancaron la cabeza… La viuda reclamó el cadáver y los matones de turno que empezaban su infame carrera devolvieron la cabeza de Desiderio cosida a otro cadáver. La viuda se dio cuenta de la impostura y dijo que ese no era su cuerpo y hubo que localizar el verdadero cuerpo y proceder a descoser aquella primera costura y a realizar una segunda costura ahora con el dicho verdadero cuerpo y la cabeza del general montecristeño.
Hoy no hay montoneras porque el desorden ahora se manifiesta de otra forma: a través de pactos entre partidos políticos para también, como los montoneros, repartirse ganancias económicas o pedazos o áreas del Estado que redundan en ganancias económicas. Las negociaciones se hacen hasta a nivel de alto órganos judiciales para tener cuotas de poder en estos.
¿Volverá una expresión despótica a instalarse en el poder?
Yo creo que es posible, pues nada es descartable en política y aquí en Latinoamérica hemos visto muchas cosas, y a eso, aquí, podría conducir el día que la población termine de convencerse de que diferentes gobiernos democráticos van y vienen y, lamentablemente, sus problemas siguen empeorando. Pero en el medio de esa posibilidad figura algo que conspira tanto contra la alternabilidad en el poder como contra eso específico, es decir, contra una lamentable vuelta a una expresión del despotismo, que ha sido parte de nuestra Historia cíclica: hoy hay una cuestión mucho más ardua e importante que se agita amenazante en torno del futuro político de la República Dominicana, pues se viene jugando y comercializando hasta con el futuro de la existencia de la Nación dominicana, hay un afán, en una serie de sectores de este país, por exterminar a la sociedad dominicana como ente nacional: esa cuestión más ardua y más importante claramente lo es el problema haitiano que conduce a un único fin: a la desaparición de la Nación dominicana y, consiguientemente, a la extinción del Estado dominicano.
Al paso que vamos creo que veremos unos cinco (5) ó seis (6) presidentes dominicanos más, quizás diez (10), jugando al ejercicio del poder antes del colapso total referido. … El espanto que se conocerá será el producto del choque de poblaciones de diferentes etnias que hemos tenido la oportunidad de ver en otras latitudes… Después de eso lo que existirá en esta Isla será la Historia de Haití única y exclusivamente.