gregory Castellanos ruan1

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

Un señor nombrado Santiago Cantón, tratando de ridiculizar a los Honorables Magistrados Jueces del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, publicó recientemente un artículo caracterizado manifiestamente por una carga de ligereza sorprendente. En dicho artículo hace una serie de afirmaciones que analizadas cada una por separado no pasan de ser tales simples afirmaciones (todas se quedan ahí, como es natural, pues de ahí no pueden pasar por las mismas carecer del más mínimo fundamento) enmarcándose el conjunto de las mismas dentro de un prejuicio marcado contra todo lo que huela al Estado nacional dominicano.

De la lectura del mismo se desprende que es evidente que el señor Santiago Cantón ignora: que nuestro territorio fue ocupado por los haitianos en 1801, comandados por el General Toussaint L’Ouverture; en 1805, comandados por los Generales Dessalines y Henri Cristophe; que la Primera Independencia dominicana, que fue proclamada respecto de España, se produjo al inicio de Diciembre de 1821 por el Dr. José Núnez de Cáceres: esa independencia fue ahogada casi de inmediato por Haití con la ocupación militar del General haitiano Boyer de 1822-1844 porque los dominicanos carecíamos de un ejército y porque los haitianos habían venido maniobrando para asestarnos a los dominicanos esa yugulación de nuestra Independencia lo más rápido posible; que nuevamente, en 1844, nosotros los dominicanos nacimos a la vida independiente al liberarnos del largo y oscuro yugo de los haitianos; que nuestro patricio Juan Pablo Duarte, fundador del Estado dominicano, nos independizó de los haitianos, junto a una pléyade de patricios armas en manos.

La verdadera máquina del tiempo lo es la conocida sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) dictada recientemente por esta, pues usar dicha máquina del tiempo, entiéndase la infame sentencia de dicha Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), implicaría  que por su tradicional crecimiento numérico superior al de los dominicanos los haitianos vuelvan a dominar nuestro país y que la obra del Padre Fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, sea disuelta por obra y gracias de irresponsables ignorantes de nuestra realidad y pagados como el señor Santiago Cantón en complicidad con traidores encabezados por el traidor a la Patria dominicana Juan Bolívar Díaz Santana que mantiene contacto con el señor Santiago Cantón. ¿A dónde cree el señor Cantón que conduciría a la República Dominicana la aplicación de la desvirtuada sentencia prohijada por los desvirtuados jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos?: a la ocupación haitiana de 1822 ahora con una cobertura pacífica.

¿Con cuál ocupación haitiana le gustaría al señor Santiago Cantón quedarse? ¿Con la del General haitiano Toussaint L’Ouverture de 1801 o con la de los Generales haitianos Dessalines y Henri Cristophe de 1805  ócon la del General haitiano Boyer de 1822-1844 ó con la invasión del General haitiano Charles Herard de 1844 expresiva de la resistencia haitiana contra la proclamada Independencia dominicana en 1844 y de cómo, proclamada la República Dominicana como Estado naciente, los haitianos intentaron reconquistar nuestro territorio? ¿Le gustaría quedarse con la invasión del General haitiano Pierrot de 1845 o con las invasiones del General haitiano Faustine Soulouque de 1849, 1855-1856?  ¿Conoce el señor Santiago Cantón las consecuencias que le produjo al pueblo dominicano cada una de esas invasiones haitianas al territorio que ocupamos los dominicanos?: sería prudente de parte de él procurar obtener sendos ejemplares de libros de la Historia dominicana de diferentes autores, esencialmente  de los más próximos en el tiempo al necesario trajinar guerrero contra los haitianos para obtener y preservar nuestra Independencia para que él se entere de las pretensiones territoriales haitianas y de las atrocidades cometidas por los haitianos contra la población civil dominicana indefensa. Toda esa actividad guerrera haitiana nos debilitó y nos desestabilizó e impidió encauzar recursos para el progreso y para el desarrollo de nuestro pueblo.

Lo que ocurrió en cada una de dichas intervenciones militares haitianas no fue nada agradable para los derechos humanos de los cuales el señor Santiago Cantón pretende presentarse como un supuesto «campeón« (¿?) de los mismos: estamos hablando de matanzas, de verdaderos genocidios de civiles indefensos: la invitación al señor Santiago Cantón para conocer nuestra Historia sigue abierta, aunque, no obstante, de antemano sabemos que sus ingresos en dólares por su mercenarismo al servicio de los intereses espurios que representa la Fundación Robert Kennedy no le va a permitir tener un recto razonamiento.

¿Qué cree el  señor Cantón que se produciría en la República Dominicana si esta tuviese que ejecutar la injusta sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH)? Los descendientes de haitianos y los millares y millares de haitianos que burlan todos los días «la frontera« (¿?) domínico-haitiana y se hacen pasar como «dominicanos« (como ese supuesto «William Ramírez Ferreras«  -realmente Guiné – a cuyo favor decidió, con la sentencia de marras, la sorprendente Corte Interamericana de Derechos Humanos) pasarían a formar parte «del pueblo dominicano« con todos los derechos inherentes a la nacionalidad dominicana.

¿Qué cree el señor Cantón que se produciría en la República Dominicana si unas elecciones generales dominicanas son decididas por el voto haitiano? ¿Qué cree el señor Cantón que se produciría en la República Dominicana si numéricamente la población haitiana en territorio dominicano llegase a superar a la población dominicana? ¿Le dice algo al señor Cantón la experiencia de lo que pasó en la provincia de Kosovo de la antigua Yugoeslavia cuando en dicha provincia los albanos-kosovares se convirtieron en mayoría poblacional respecto de los kosovares-yugoeslavos?

Este señor Cantón desconoce totalmente la realidad histórica vivida por el pueblo dominicano y, no obstante ello, pretende desinformar a la opinión pública internacional en base a un extravío interpretativo hijo de un desatino cometido por los «jueces« (¿?) de la CorteIDH, los cuales en realidad obedecían a un mandato claro de intereses de geopolítica. Si esa infame sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene la cachaza de ordenarnos modificar nuestra Constitución y nos llevaría a anular el registro civil dominicano, se ejecutase eso sería hacer un viaje en el tiempo, al pasado, a la infame época de la Ocupación Haitiana de 1822-1844, a esa época histórica, felizmente superada, fatalmente nos retrotraería dicha malhadada y desgraciada sentencia dictada supuestamente en nombre de los derechos humanos de los haitianos, pero totalmente en contra del derecho y atributo soberano del Estado dominicano a determinar quién es nacional suyo y quién no lo es e igualmente totalmente en contra de los derechos humanos de los dominicanos.

Es probable que algún día los haitianos designen a alguna de sus calles con el nombre de Santiago Cantón… Gracias a la desgracia de los dominicanos… Así el señor Cantón habrá conseguido satisfacer su inflado ego y la gloria a la que aspira de inmortalizar su nombre en la Historia gracias a defender unos supuestos «derechos humanos« de los haitianos y en base a pretender destruir el derecho del Estado dominicano a determinar quiénes son nacionales suyos y quiénes no son nacionales suyos y en base a pretender destruir los derechos humanos de los dominicanos. La divisa haitiana de que «esta isla es única e indivisible« enarbolada por aquéllos generales haitianos que nos invadieron sigue resonando todavía en la actualidad en las aulas haitianas y en el seno de la población haitiana no escolarizada.

En forma aviesa el señor Cantón pasa por alto: que hablar de personas indocumentadas no necesariamente implica hablar de apátridas; que la propia Constitución haitiana, a consecuencia de establecer el Jus Sanguini, dispone que todo hijo de haitiano nacido en cualquier lugar es de nacionalidad haitiana; que cada Estado es soberano para fijar las reglas para determinar a quién reconoce como nacional suyo y a quién no reconoce como tal: sería prudente, ya que el señor Santiago Cantón habla de tiempo, que él invierta un tiempecito suyo en darse un viajecito a Mónaco, en Europa, para que se entere de que allí para optar por la nacionalidad de dicho pequeño estado europeo hay que esperar ser miembro de una séptima generación de vivientes en dicho estado: ojalá el dinero del que disfruta por su mercenarismo él lo invirtiese en una experiencia como esa o, más fácil para él, que indague cuántos estados del mundo actual tienen el Jus Solis absoluto (una ínfima minoría) y cuántos, por el contrario, tienen el Jus Solis Condicionado (la inmensa mayoría).

La arrogancia de Cantón es la misma típica de todos aquéllos que han abrevado en el venero del control mental de los excesos a que conduce la ideología jurídica de moda, que ha dado lugar, incluso, a la implantación colonialista, «para civilizarnos« a  todos los latinoamericanos, de un mismo Código Procesal Penal para toda Iberoamérica que en nombre de los derechos humanos de los delincuentes se ha tragado los derechos humanos de las víctimas y de la sociedad que conforman los ciudadanos no delincuentes. Es un paquete completo.

Por último: ése Balaguer al que con evidente gran cinismo y con gran desprecio alude el señor Cantón fue el mismo que ordenó adherir a la República Dominicana, y la adhirió,a la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) en fecha siete (7) de Septiembredel año mil novecientos setenta y siete (1977): quien adhirió a la República Dominicana a la CADH no fue el traidor a la República Dominicana Juan Bolívar Díaz Santana ni el ignaro extranjero que, con gran ligereza,  opina superficialmente, sin conocer nuestra realidad histórica y nuestra realidad jurídica, y que responde al nombre de Santiago Cantón. Esa mención que hace el señor Santiago Cantón del «abrazo« de Leonel Fernández con Joaquín Balaguer enseña el refajo tanto del señor Santiago Cantón como el del conocido traidor Juan Bolívar Díaz Santana y su grupúsculo en contacto con el primero, es decir, revela dicho contacto y el origen del razonamiento unipolar, prejuiciado del señor Santiago Cantón. Las informaciones del señor Santiago Cantón son sesgadas, provienen de dicho traidor a la República Dominicana que responde al nombre de Juan Bolívar Díaz Santana ubicado desde la aligiheriana llanura de hielo de los traidores.

En fin, el señor Santiago Cantón termina siendo: un miembro adscrito al orwelliano `Ministerio de la Verdad`, otro asalariado miembro de la igualmente orwelliana `Policía del Pensamiento` en un Estado en fase imperial al que ONGs al servicio del mal, como la desacreditada Fundación Robert Kennedy, le impulsan a presionar a estados soberanos e indefensos frente a semejante Goliat.

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

Nota 1: Felicitaciones al Dr. Leonel Fernández Reyna por haber hecho la mejor y la más importante defensa de su vida en la conferencia que dictó en el seno de la OEA y en la que criticó con estricta corrección la referida sentencia de la CorteIDH.

Nota 2: Recientemente el Embajador Aníbal De Castro le dirigió una carta cargada de justa indignación a la Fundación Robert Kennedy, al señor Santiago Cantón y a otras hierbas afines (felicitaciones también para el Embajador De Castro), teniendo entre sus múltiples virtudes dicha carta la de dar a conocer las direcciones de estos, por lo que, en base a ella, es prudente que todo dominicano indignado con dicho grupejo le comunique su indignación y la causa del mismo al grupejo en cuestión por su errada apreciación de la realidad dominicana. A continuación reproduzco de allí la dirección del Señor de la Ficción, Santiago Cantón, de que supuestamente «el Tribunal Constitucional de la República Dominicana viajó al año 1930 y le quitó la nacionalidad a decenas de miles de dominicanos, modificando arbitrariamente los criterios para obtener la nacionalidad que se aplicaban desde hace ocho décadas« (¿?); a saber:

Santiago Cantón

Director

RFK Partners for Human Rights

1300 19th Street, NW

Suite 750

Washington, DC 20036