Parte séptima
PUERTO PLATA.-El origen de la televisión se remonta al XIX, cuando varios científicos comenzaron a investigar sobre la transmisión de imágenes a través de las ondas electromagnéticas. En 1927 Fhilo Farnsworsth, logró transmitir una imagen en movimiento lo que dió inició a la era de la televisión.
Luego de leer la aseveración de que nada iguala la televisión como recurso para distraer al ser humano, es oportuno poner sobre el tapete lo dicho por el intelectual español, Ignacio Ramonet, que alerta que en la televisión se establece poco a poco la engañosa ilusión de que ver es comprender.
Aunque Pedro Baños afirma que ninguna duda cabe de que “la televisión sigue siendo el instrumento de distracción de la sociedad y todo lo que vemos en la pantalla tiene un impresionante efecto en nuestra percepción.
Baños agrega que, por lo tanto, se ha convertido en uno de los mejores aliados para la tiranía de las élites, pues es mucha la gente que no accede a ninguna otra fuente de información.
Cita que en el caso de España, en el 2019, un 86 % de la población residente vio la televisión cada día del año. Más concretamente, el 70,7 % la ve diariamente una media de casi cuatro horas. Otros estudios apuntan a cifras aún más altas: los mayores de 18 años de edad verían cinco horas y media de televisión al día.
De hecho, las últimas encuestas señalan que, en los países más avanzados, las personas las personas emplean más horas viendo televisión y video que durmiendo. Es el paradigma de la “distracción ocupacional”.
Por otro lado, lo cierto es que por muchos años que alguien invierta en llevar a cabo un trabajo crucial para la humanidad, pasará desapercibido si no sale en pantalla. Por el contrario, basta con aparecer en la “caja tonta” para encumbrarse, por poco mérito que tenga la persona. De ahí que la televisión sea un objetivo permanente para las èlites dominantes como mecanismo perfecto de manipulación.