gregory-castellanos-ruanoPor Gregory Castellanos Ruano

Quien estaba dirigiendo la reunión convocada se dirigió a uno de los presentes y le dijo:

–Dígame usted Comandante, usted que siempre mira todo con desconfianza, que mira más allá de lo que miramos nosotros debido a esa desconfianza suya, ¿qué le parece?

–Señor, me estoy enterando ahora de su proyecto, yo creí que después de todos los anteriores proyectos usted había resuelto ponerle fin definitivamente a volver a proyectos parecidos, pero aprovecho para reiterar mi oposición inicial y de siempre de que no me gusta mucho esta idea de estar poblando mundos con réplicas disminuídas de nosotros. Aunque esta nueva réplica sea la más disminuída de todas, no obstante tendrá la misma  inteligencia que las otras réplicas, y esa inteligencia es exactamente la misma inteligencia nuestra, es decir, que estará dotada de inteligencia, de la misma inteligencia que nosotros; podrá gobernar sus representaciones o ideas tanto desde el punto de vista creativo como desde el punto de vista reproductivo. La única diferencia entre los de esta nueva especie y nosotros es que ellos no tendrán ninguna de todas esas facultades naturales que tenemos nosotros, pero esa inteligencia les podría permitir acceder de manera artificial, poco a poco, a cada una de esas facultades naturales nuestras por esa vía exterior y quién sabe si luego el grado de conocimientos que lleguen a adquirir les permita alterar sus genes para rehabilitar las facultades suprimidas y llegar a ser iguales que nosotros de tal manera que podrían llegar a competir con nosotros y enfrentarnos… ¿Qué digo de que ´´podrían´´?: Competirán con nosotros de tú a tú. Mis largos años como comandante militar me han permitido conocer y temer a la inteligencia, pues ella es la madre de todo, es la madre de los pro y de los contra. Por favor Señor: no nos perdamos en eso.

Tratando de disipar los temores de su comandante militar, su interlocutor le expresó:

–Pienso que este ha sido  el experimento más audaz y pretencioso de todos, pues aparte del tema sobre el bien y el mal que creo que esta vez saldrá perfectamente por tratarse de un clon mío, comparado con todos los anteriores esta vez hemos creado esa réplica que carece de todas nuestras facultades naturales e igualmente carece de todas las protecciones contra todos los patógenos, es decir, que tendrá que iniciar desde cero para enfrentar todas las hostilidades ambientales. Será algo muy interesante ver hasta donde lleguen los miembros de la especie que comienza con él y cómo lo lograrán cuando retornemos a este punto  de esta galaxia de este Universo.

Comandante militar:

–Señor: Recuerde que ese ha sido el mismo lema bajo el cual se hicieron todos los otros experimentos creando réplicas desde algunas capacidades amplias, siempre con tendencia a ir suprimiendo esas capacidades en las nuevas réplicas hasta llegar aquí a este punto, de mayor desproveimiento, que usted ha señalado. Pero mi criterio en cada uno de esos experimentos siempre ha sido el mismo y también ahora lo mantengo invariablemente. Yo hubiera preferido crear colonias de nosotros con clara idea de quiénes son  y con un vínculo directo de dependencia.

Quien dirigía la reunión:

–La eventual materialización de todas esas aprehensiones que usted refleja en su hablar estarían muy distantes en el tiempo por lo que creo que bien valen la pena todos estos experimentos si consideramos que hay muchos otros mundos poblados por criaturas con apariencias muy distantes de la nuestra. Para muestra sólo fíjese en los reptilóides. ¿Qué perdemos? Creo que nada.

El comandante militar:

–Eso lo dirá el tiempo cuando estos puntos iniciáticos se unan con los puntos de alcance del desarrollo de estos seres con nuestro desarrollo. No sabemos cómo será su desarrollo ni el tiempo que le tomará; yo sólo veo el momento en que los dos puntos se unan en el tiempo. Esa, vuelvo y repito como siempre, es mi preocupación.

Quien dirigía la reunión:

–Creo que la forma de contrarrestar eso en la mayor medida de lo posible es generando el miedo, sugestionándolos para que el día que retornemos puedan distinguirnos.

El comandante militar:

–Su enfoque es, con todo respeto Señor, muy ingénuo y de muy buena fe. El miedo se supera. Lo que yo visualizo es a éstos seres compitiendo con nosotros, contra nosotros y dándonos caza.

A bordo de aquella inmensa espacio nave cabeza de aquella flota con capacidad de viajar en el tiempo, en el Salón de Reuniones, en un tiempo remotísimo, se desarrolló este estremecedor diálogo especulativo marcador de destinos. Presentes estaban el Líder Supremo, que era quien dirigía la reunión, su equipo de científicos, el comandante militar y sus subalternos asistentes.