gregory-castellanos-ruanoPor Gregory Castellanos Ruano

«Jamás en la historia del mundo se ha trasladado y sufrido tanto una masa humana tan extraordinariamente grande.´´ (HG Wells: La guerra de los mundos)

El pasado siete (7) de Agosto del dos mil veinticuatro (2024) Diario Libre publicó un resplandeciente artículo, tanto en la forma como en el fondo, titulado ´´Nicolás Maduro: farsa y tragedia´´ de la autoría de Cristóbal Rodríguez Gómez. Si bien comparto plenamente el mismo lo que me llama poderosamente la atención es que el summun de dicho artículo revela en su autor una gran esperanza respecto de la posibilidad de que se corrija la tragedia en que se encuentra sumergido el pueblo venezolano. ¡Y ojalá y así sea! Respecto de la actitud positiva del brillante articulista la actitud mía es la antípoda de esa esperanza aunque yo quisiera y quiero tener la misma actitud de esperanza que él, pero a la luz de tantas cosas que hemos visto y de la indiferencia de quienes podrían contribuir a resolver ese problema es que brota nuestra negatividad involuntaria al respecto.

Todo eso que hemos venido viendo a lo largo de los veinticinco (25) años de la existencia de esa Narcodictadura es lo que fundamentalmente nos lleva al terreno de las aprehensiones, pues estamos hablando de enfrentar un problema que ha desbordado completamente la capacidad de respuesta del pueblo venezolano.

Ese régimen actualmente en el poder en Venezuela es una consecuencia directa de la existencia de la dictadura cubana y su modelo represivo. …Y ella y ese modelo represivo con su propaganda llegaron a producir aquí en la República Dominicana que hubieran sujetos que tuvieron la cachaza de olímpicamente atreverse a tildar a esa dictadura cubana y a la Nicaragua sandinista de Daniel Ortega de tenedoras de más libertad que en República Dominicana. ¡Toda una masacre a la razón!

El régimen venezolano es un régimen perverso como perverso lo es el régimen cubano, su modelo a seguir, que tiene la tenebrosa friolera de sesenta y cinco (65) años castrando la voluntad del pueblo cubano ante la indiferencia internacional.

La Lógica interna de la Historia ha sido la de luchar contra todos los tipos de opresores; estos son aquellos que cometen arbitrariedades y abusos y precisamente los ejemplos negativos de la Historia se supone que deben de analizarse para que las sociedades estén en condiciones de evitar la repetición de las arbitrariedades y los abusos, para neutralizar, anular, revocar esos abusos y, por ende, controlar a quienes con sus actuaciones se convierten en abusadores y, por ende, en opresores; pues un gobierno que abusa de sus ciudadanos es un gobierno injusto y un gobierno injusto es un gobierno opresor y un gobierno opresor es un gobierno ilegítimo.

Ese régimen venezolano ejerce una «política de terror», un ´Terrorismo de Estado´, en el sentido literal y estricto, contra todos los sectores de una sociedad inerme, indefensa frente a ese vapuleador.

 

Aparte de la naturaleza perversa, por represiva, de los gobiernos a que conduce la ideología que le sirve de base a los mismos, en Venezuela se da la particularidad adicional de que allí hay una Diarquía gobernante (Nicolás Maduro Moro y Diosdado Cabello) que goza practicando el terror como una máquina de terrores cuyo eje es la tensión: intimidan amenazando con secuestrar, esto es, encarcelar porque a ellos les da la gana, con torturar, con condenar, con ejecutar, etcétera, y, efectivamente, secuestran, es decir, encarcelan porque a ellos les da la gana, torturan, condenan, ejecutan, etcétera. La índole perversa y malvada de éstos dos sujetos es una cosa sorprendente que mantendrá ocupada la atención de los futuros historiadores y psiquiatras durante mucho tiempo analizando la psicopatía común de éstos dos personajes deleznables.

Nicolás Maduro Moro y Diosdado Cabello frente a un micrófono se asemejan a Maximiliano Robespierre cuando éste, desde el «Comité de Salvación Pública« que presidía,  iba a la Convención Nacional con su lista de seleccionados de a ser aprehendidos para ser ejecutados en la guillotina. La única diferencia es sólo que Robespierre no disponía de un micrófono de medio de comunicación televisivo alguno. Pero El Terror es exactamente el mismo, totalmente destilado, ´la creme de la creme´ del terror en su máxima expresión.