El arqueólogo estadounidense Bernard Russell esperaba con gran anhelo las noticias. Su colega Marteen Smith le habÃa dicho en la última comunicación telefónica que sostuvieron que el escrito antiguo que habÃa encontrado en una jarra de barro en lo que parecÃa ser algún pueblo bÃblico estaba siendo analizado por expertos en idiomas sumamente arcáicos de los alrededores del Tigris y del Eufrates que habÃa contratado para que se quedaran en el campamento instalado sobre el terreno de las excavaciones. Poco antes de un mes, finalmente, a través del Whatssap, llegó el mensaje con la traducción realizada y antecedida de unas brevÃsimas notas de saludo y de remisión del Dr. Smith que denotaba un gran grado de excitación.
El veterano Dr. Russell inquieto totalmente por la curiosidad se sentó en el escritorio de su biblioteca privada, accionó la impresora digital y ya impresa la traducción se colocó y ajustó sus lentes y procedió a leer el texto de lo que pudo arrojar la traducción, esta decÃa lo siguiente:
´´Me contó mi padre que después de matar por rabia y celos a su hermano antes de irse de aquellos terrenos para no volver, algo se produjo con él en el lugar donde estaba la espada encendida que se revolvÃa por todos lados moviéndose en vigilancia constante y de donde sus padres fueron expulsados. Dijo que se sentÃa como si hubiera salido de un sueño profundo y lo único que expresó fue que se le habÃa pedido permitir hacerle una marca para que los que estuviesen indignados por saber que habÃa causado esa muerte no pensasen siquiera en levantar la mano en su contra. Levantó su túnica y me mostró el punto de uno de sus costados. Dijo que sentÃa un ligero dolor como si algo lo hubiese herido levemente. Lo único que se veÃa era una superficie pequeña de la piel cerrada y que parecÃa distinta de la totalidad de la piel, un poco parecida a cuando uno sufre una herida pequeña y la piel se cierra dejando una ligera cicatriz. Proseguimos entonces nuestro viaje hasta llegar a este punto donde papá fundó este pueblo al que puso por nombre Nod.
Al otro dÃa de la fundación del pueblo mi padre comenzó a sentirse mal. Dijo que sentÃa que algo se movÃa en su interior.
Lo que hasta entonces yo conocÃa como la imagen fÃsica de mi padre se fue amorteciendo y, al mismo tiempo, comenzó a surgir algo nuevo.
Todo comenzó por el color de su piel que se fue obscureciendo poco a poco. Se trataba de algo excepcional y extraordinario. Papá comenzó a ser distinto.
En el costado donde estaba la pequeña cicatriz algo empezó a tomar forma. Papá se asustó y nosotros, su familia, igualmente. Lo que él y nosotros veÃamos en ese costado era totalmente extraño a la estructura del cuerpo de un hombre.
Poco tiempo después empezó a quejarse de fuertes dolores en la raÃz del cuello, dijo que sentÃa como si algo estuviese tratando de salirle por el cuello y dos dÃas después vimos cómo ´´algo´´ efectivamente empezaba a brotar desde su cuello.
Todo parecÃa indicar que estábamos en presencia de la inevitabilidad de algo y que papá estaba atrapado en ese ´´algo´´.
La transformación de papá correspondÃa a un mundo extraño, totalmente distinto al mundo normal que conocÃamos.
A la semana siguiente aquel proceso se aceleró y descubrà esa aceleración porque al amanecer de un dÃa próximo, al yo entrar a su habitación para ver cómo seguÃa, me encontré visualizando algo que me dejó en estado de pánico: me encontré con un ser totalmente obscuro y con dos cabezas, con dos caras: una cabeza era la cabeza con la cara de papá tal y cómo yo lo habÃa conocido y la otra era la cabeza de papá, pero con una cara con una versión femenina de él.
Los cuatro ojos se abrieron y me miraron dándose cuenta papá de mi horror y llevándose las manos a las dos cabezas gritó:
–¡Oooh, tengo dos cabezas y mi piel se ha obscurecido por completo!
–¡Papá!  –exclamé, con todo el horror que me dominaba–.
–¡Hijo, no me veas en estas condiciones ni permitas que nadie más me vea, ayúdame a envolver esta sábana sobre mi cuerpo y sácame de aquà y llévame al bosque antes de que alguien más me vea!
Con repulsión y con gran miedo obedecà su orden y le cubrà por completo y lo trasladé al bosque, pero mientras salÃa del pequeño pueblo algunos alcanzaron a ver que yo llevaba a alguien cubierto por una sábana y que me dirigÃa hacia el bosque circundante. En los adentros de este encontramos una pequeña cueva, él me pidió que lo dejara ahà y que todos los dÃas le llevara agua y comida. Al regresar al pueblo circulaban rumores de que yo estaba ocultando algo relacionado con papá, pues algunos habÃan ido a la casa nuestra para averiguar si habÃa pasado algo y la encontraron vacÃa, salvo por mamá que por salir al rÃo al despuntar el alba a buscar agua no supo de lo ocurrido de la transformación completa que sufrió papá hasta que tras regresar del bosque yo le conté lo ocurrido a papá, reaccionando élla con estupefacción y un miedo profundo que se le reflejaba en el semblante.
A pesar del esfuerzo de papá por no dejarse ver todo fue en vano, pues los que se dedicaban a la caza volvÃan espantados al pueblo diciendo haberlo visto convertido en el monstruo en que se habÃa transformado. Todos salÃan huyendo de su presencia cuando alcanzaban a verle. Papá trataba de ocultarse para evitar ser visto, pero era inútil. Optó por alejarse del pueblo lo más posible hasta que llegó un momento en que perdà todo contacto con él, parece que se fue lo más lejos posible en su entendible afán de evitar ser visto. En la medida en que pasaban los años de cuando en cuando llegaban a mà noticias de que cazadores de otros pueblos vecinos que se fueron fundando, al internarse en el bosque habÃan visto a un monstruo negro con una cabeza de hombre y una cabeza de mujer al cual le salÃan huyendo llenos de espanto y horror. Esto lo escribo ya siendo yo un anciano débil esperando mi muerte en cualquier momento y lo hago para que mis descendientes sepan lo que aconteció con papá. …´´
La fecha y el nombre de quien escribió esto aparecÃan borrosos y totalmente ininteligibles, señaló el remitente Dr. Smith diciendo que por eso dicha fecha y dicho nombre permanecieron inescrutables.
El Dr. Russell, sorprendido y sobresaltado, creyó reconocer algo ligeramente familiar en la narrativa y, conocedor de la religión judÃa, procedió a abrir la traducción de La Torá que tenÃa impresa en libro en su biblioteca y leyó el siguiente pasaje:
´´…errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo CaÃn a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquà me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a CaÃn, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en CaÃn, para que no lo matase cualquiera que le hallara.´´