gregory-castellanos-ruanoPor Gregory Castellanos Ruano

El arqueólogo estadounidense Bernard Russell esperaba con gran anhelo las noticias. Su colega Marteen Smith le había dicho en la última comunicación telefónica que sostuvieron que el escrito antiguo que había encontrado en una jarra de barro en lo que parecía ser algún pueblo bíblico estaba siendo analizado por expertos en idiomas sumamente arcáicos de los alrededores del Tigris y del Eufrates que había contratado para que se quedaran en el campamento instalado sobre el terreno de las excavaciones. Poco antes de un mes, finalmente, a través del Whatssap, llegó el mensaje con la traducción realizada y antecedida de unas brevísimas notas de saludo y de remisión del Dr. Smith que denotaba un gran grado de excitación.

El veterano Dr. Russell inquieto totalmente por la curiosidad se sentó en el escritorio de su biblioteca privada, accionó la impresora digital y ya impresa la traducción se colocó y ajustó sus lentes y procedió a leer el texto de lo que pudo arrojar la traducción, esta decía lo siguiente:

´´Me contó mi padre que después de matar por rabia y celos a su hermano antes de irse de aquellos terrenos para no volver, algo se produjo con él en el lugar donde estaba la espada encendida que se revolvía por todos lados moviéndose en vigilancia constante y de donde sus padres fueron expulsados. Dijo que se sentía como si hubiera salido de un sueño profundo y lo único que expresó fue que se le había pedido permitir hacerle una marca para que los que estuviesen indignados por saber que había causado esa muerte no pensasen siquiera en levantar la mano en su contra. Levantó su túnica y me mostró el punto de uno de sus costados. Dijo que sentía un ligero dolor como si algo lo hubiese herido levemente. Lo único que se veía era una superficie pequeña de la piel cerrada y que parecía distinta de la totalidad de la piel, un poco parecida a cuando uno sufre una herida pequeña y la piel se cierra dejando una ligera cicatriz. Proseguimos entonces nuestro viaje hasta llegar a este punto donde papá fundó este pueblo al que puso por nombre Nod.

Al otro día de la fundación del pueblo mi padre comenzó a sentirse mal. Dijo que sentía que algo se movía en su interior.

Lo que hasta entonces yo conocía como la imagen física de mi padre se fue amorteciendo y, al mismo tiempo, comenzó a surgir algo nuevo.

Todo comenzó por el color de su piel que se fue obscureciendo poco a poco. Se trataba de algo excepcional y extraordinario. Papá comenzó a ser distinto.

En el costado donde estaba la pequeña cicatriz algo empezó a tomar forma. Papá se asustó y nosotros, su familia, igualmente. Lo que él y nosotros veíamos en ese costado era totalmente extraño a la estructura del cuerpo de un hombre.

Poco tiempo después empezó a quejarse de fuertes dolores en la raíz del cuello, dijo que sentía como si algo estuviese tratando de salirle por el cuello y dos días después vimos cómo ´´algo´´ efectivamente empezaba a brotar desde su cuello.

Todo parecía indicar que estábamos en presencia de la inevitabilidad de algo y que papá estaba atrapado en ese ´´algo´´.

La transformación de papá correspondía a un mundo extraño, totalmente distinto al mundo normal que conocíamos.

A la semana siguiente aquel proceso se aceleró y descubrí esa aceleración porque al amanecer de un día próximo, al yo entrar a su habitación para ver cómo seguía, me encontré visualizando algo que me dejó en estado de pánico: me encontré con un ser totalmente obscuro y con dos cabezas, con dos caras: una cabeza era la cabeza con la cara de papá tal y cómo yo lo había conocido y la otra era la cabeza de papá, pero con una cara con una versión femenina de él.

Los cuatro ojos se abrieron y me miraron dándose cuenta papá de mi horror y llevándose las manos a las dos cabezas gritó:

–¡Oooh, tengo dos cabezas y mi piel se ha obscurecido por completo!

–¡Papá!   –exclamé, con todo el horror que me dominaba–.

–¡Hijo, no me veas en estas condiciones ni permitas que nadie más me vea, ayúdame a envolver esta sábana sobre mi cuerpo y sácame de aquí y llévame al bosque antes de que alguien más me vea!

Con repulsión y con gran miedo obedecí su orden y le cubrí por completo y lo trasladé al bosque, pero mientras salía del pequeño pueblo algunos alcanzaron a ver que yo llevaba a alguien cubierto por una sábana y que me dirigía hacia el bosque circundante. En los adentros de este encontramos una pequeña cueva, él me pidió que lo dejara ahí y que todos los días le llevara agua y comida. Al regresar al pueblo circulaban rumores de que yo estaba ocultando algo relacionado con papá, pues algunos habían ido a la casa nuestra para averiguar si había pasado algo y la encontraron vacía, salvo por mamá que por salir al río al despuntar el alba a buscar agua no supo de lo ocurrido de la transformación completa que sufrió papá hasta que tras regresar del bosque yo le conté lo ocurrido a papá, reaccionando élla con estupefacción y un miedo profundo que se le reflejaba en el semblante.

A pesar del esfuerzo de papá por no dejarse ver todo fue en vano, pues los que se dedicaban a la caza volvían espantados al pueblo diciendo haberlo visto convertido en el monstruo en que se había transformado. Todos salían huyendo de su presencia cuando alcanzaban a verle. Papá trataba de ocultarse para evitar ser visto, pero era inútil. Optó por alejarse del pueblo lo más posible hasta que llegó un momento en que perdí todo contacto con él, parece que se fue lo más lejos posible en su entendible afán de evitar ser visto. En la medida en que pasaban los años de cuando en cuando llegaban a mí noticias de que cazadores de otros pueblos vecinos que se fueron fundando, al internarse en el bosque habían visto a un monstruo negro con una cabeza de hombre y una cabeza de mujer al cual le salían huyendo llenos de espanto y horror. Esto lo escribo ya siendo yo un anciano débil esperando mi muerte en cualquier momento y lo hago para que mis descendientes sepan lo que aconteció con papá.  …´´

La fecha y el nombre de quien escribió esto aparecían borrosos y totalmente ininteligibles, señaló el remitente Dr. Smith diciendo que por eso dicha fecha y dicho nombre permanecieron inescrutables.

El Dr. Russell, sorprendido y sobresaltado, creyó reconocer algo ligeramente familiar en la narrativa y, conocedor de la religión judía, procedió a abrir la traducción de La Torá que tenía impresa en libro en su biblioteca y leyó el siguiente pasaje:

´´…errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.´´