Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
«El Estado me aplastó«: esa fue la conocida expresión usada por el hoy Presidente Danilo Medina Sánchez cuando fue derrotado en aquella oportunidad por el entonces Presidente Leonel Fernández en la convención interna del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). A consecuencia de dicha derrota la cúpula dirigencial y las huestes de «El Danilismo« se entregaron en aquel entonces en manos del sector del padrino polÃtico de El Quirinazgo. Fueron a parar a los medios de comunicación de «la otra acera«. Los periodistas de dichos medios de comunicación, orgánicos del padrino de El Quirinazgo, los recibieron con los brazos abiertos. En el litoral del padrino de El Quirinazgo se soñaba con la división de sus contrincantes organizados en el mismo partido polÃtico.
Ese es el origen de esa correspondencia que hoy observamos entre: a) los aquella vez autocalificados de  «aplastados por el Estado«; y b) la dirigencia del sector del padrino de El Quirinazgo, los periodistas orgánicos de dicho sector, las organizaciones o grupúsculos-instrumentos y personajes-instrumentos de dicha dirigencia, etcétera. De ahà los contratos, favores, cargos, concesiones, etcétera, otorgados por «El Danilismo« a favor de componentes conspicuos de dicho otro sector.
Este otro sector al que nos referimos se trata de un sector que responde impensadamente defendiendo cualquier locura, cualquier desatino, cualquier aberración, cualquier obscuridad, cualquier ocurrencia, cualquier extravÃo, etcétera, que el padrino de El Quirinazgo pretenda «santificar« (¿?) en base a la maquinaria propagandÃstica irreverente de ese sector. Y a Danilo Medina Sánchez lo seduce, lo fascina esa maquinaria propagandÃstica de ese sector que él quiere absolver: los medios de comunicación, los periodistas, los comentaristas, los dirigentes deslenguados, su grupo de seguidores de a pie, etcétera.
Es lógico y entendible que «El Danilismo« quiera ampliar su base de sustentación polÃtica.
Es por eso también lógico y entendible que para ello «El Danilismo« quiera deshacerse de los partidos polÃticos y de los movimientos agrupados en el llamado Bloque Progresista: porque en realidad no confÃa en estos debido a que los mismos originalmente fueron sustentación de «El Leonelismo«. El Bloque Progresista le huele a él a «Leonelismo«.  El piensa que golpeando y destruyendo dicho bloque él contribuye a destruir las posibilidades futuras del «Leonelismo«; si golpeó y quiere destruir a lo interno del mismo Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aquello otro para él es nada.
Es lógico y entendible que «El Danilismo« quiera buscar aliados «más confiables« y por eso se produce la correspondencia, la luna de miel, entre: a) la dirigencia del sector desde donde se apadrinó El Quirinazgo; y b) el sector de «El Danilismo«. Por ello se comprende como la organización al servicio del mal autollamada «Participación Ciudadana« (¿?) ha logrado aposentarse en pleno Palacio Nacional; lo mismo cabe decir de su cabeza, Juan BolÃvar DÃaz Santana, y del co-patrocinador de la primera («Participación Ciudadana« (¿?)) y del segundo (Juan BolÃvar DÃaz Santana):Tony Isa Conde (aunque éste viene trabajando con «El Danilismo« desde hace bastante tiempo atrás y todo apunta en la dirección de que el plan que desarrolla Danilo Medina Sánchez que aquà tocamos viene siendo co-desarrollado con Tony Isa Conde, cuyo vaso comunicante con el Capitán General de la Traición Nacional es conocido).
Como el sector que cohabitó bajo la cabeza de quien apadrinó El Quirinazgo luce con dicha cabeza cercenada, sin sustentación polÃtica alguna, es lógico y entendible que «El Danilismo« quiera atraerse ese sector para substituir a las fuerzas del Bloque Progresista que en las pasadas elecciones presidenciales contribuyeron a llevar al «Danilismo« al poder: el apoyo de dicho Bloque Progresista es totalmente obvio que «El Danilismo« lo entiende como algo que ocurrió de manera puramente coyuntural y, por eso, le da `tres pitos` perseguirlos, desconsiderarlos y, mÃnimamente, disminuirlos.
Todo eso se entiende y se entenderÃa como un legÃtimo derecho de crecer autónomamente dentro de la PolÃtica. Ahora bien: el problema está en la agenda y en las banderas que tiene ese sector que «El Danilismo« busca sumar en forma definitiva a su plataforma polÃtica. Hay varias banderas dentro de esa agenda que no son tragables por la población dominicana, muy por el contrario la población dominicana abomina de siquiera ver agitar dichas banderas: y dentro de ellas abomina muy particularmente con todas sus fuerzas y vigor de la bandera del pro-haitianismo, del filo-haitianismo de ese sector.
El Presidente Danilo Medina Sánchez, como medida extrema para atraerse a ese sector (que responde a la influencia del traidor a la Patria Juan BolÃvar DÃaz Santana), tomó esa bandera trágica para la vida y suerte de la República Dominicana y la ha enarbolado con una impudicia tremenda ante la faz asà sorprendida del pueblo dominicano olvidando el Presidente Danilo Medina Sánchez todos los sacrificios de los muertos inmortales de la Patria, olvidando que ni Inglaterra ni Francia ni Holanda ni Portugal ni España, etcétera, fueron La Madre Patria de la cual nos independizamos en mil ochocientos cuarenta y cuatro (1844), sino que fue del ocupante HaitÃ, de los ocupantes haitianos que en ese memorable año nos independizamos.
Mientras Maquiavelo escribe su obra El PrÃncipe soñando con la unidad de los pueblos de la penÃnsula itálica frente a la opresión de ocupantes extranjeros, la conocida máxima de que «El fin justifica los medios« guÃa al Presidente Danilo Medina Sánchez para pretender justificar su referido plan de captación polÃtica y su consiguiente entrega en brazos de una agenda extranjera de la cual el sector que él corteja se ha abrazado por múltiples conveniencias (esencialmente: una económica y la otra polÃtica) convirtiéndose dicho sector, de esa manera, en el previsto sector traidor a la Patria contra el que advertÃa el Patricio fundador de la República Dominicana Juan Pablo Duarte.
Asà como a ese sector de canallas le da `tres pitos` la suerte del Estado dominicano, asà mismo ha ocurrido con el Presidente Danilo Medina Sánchez y prueba notoria de ello (entre otras tantas) lo es la protección por la cual no se le ha dado curso a la Denuncia presentada por Manuel Núñez contra los dos periodistas cabezas esenciales de la propaganda de la Traición a la Nación, no obstante éstos ser merecedores, hace tiempo, de estar guardando prisión preventiva a la espera de un juicio por el Crimen de Traición a la Patria previsto por el ArtÃculo 76 del Código Penal.
El fin perseguido por el Presidente Danilo Medina Sánchez no justifica el medio consistente en él exponer al sacrificio la existencia misma del Estado dominicano permitiendo que se asiente la invasión y la ocupación pacÃficas sistemáticas de haitianos al y en el territorio de la República Dominicana. Se trata de una maniobra polÃtica desatinada de él que puede llevárselo de encuentro (como en efecto se lo está llevando) a él para siempre, dejándolo castrado polÃticamente, sin futuro y, mejor expresado, con cuentas que rendirle y pagarle a la República.
¿Vale la pena tanto riesgo, tanto que dicho riesgo ya ha comenzado a incinerarlo?
El Presidente Danilo Medina Sánchez cree: que «ganar« (¿?) él ese sector de referencia es más valioso y mejor que él exponer al peligro del sacrificio a Intereses Fundamentales de la Nación; que es «preferible« (¿?) dicha exposición al peligro de dichos Intereses Fundamentales de la Nación; que probablemente él «ni siquiera esté vivo« (¿?) si se materializa la fusión que sus medidas a la postre ocasionarán.
¿En esta materia de preservar los Intereses Fundamentales de la Nación es válido ese aserto maquiaveliano de que «El fin justifica los medios«?: SerÃa válido para preservar dichos Intereses Fundamentales de la Nación, pero jamás serÃa válido para exponer al peligro dichos Intereses Fundamentales de la Nación: El interés polÃtico personal de Danilo Medina Sánchez no está por encima de dichos Intereses Fundamentales de la Nación.
Con su referido plan el Presidente Danilo Medina Sánchez cree que se ganarÃa no sólo a ese desaprensivo sector polÃtico y a todo su instrumental, sino que también se ganarÃa el voto haitiano, pues Danilo Medina Sánchez serÃa El Autor, El Padre, El Creador del voto haitiano en la República Dominicana. Ese tristemente célebre y anti-histórico «mérito« (¿?) lo tendrÃa Danilo Medina Sánchez.