Por Sara Pérez
Distinguido Don Quirino:
Como seguramente constará en sus archivos y/o en los archivos de su abogado, si son ustedes de los que coleccionan meticulosamente ese tipo de asuntos, cuando todos los periodistas, abogados, opinadores (muchos de ellos debidamente “engrasados” por usted) en República Dominicana, sentaron sus posiciones con respecto a su extradición, fui de las pocas que apoyó que fuera extraditado y juzgado en Estados Unidos, habida cuenta de sus acciones estaban internacionalizadas y varios países podían darse por afectados con ellas.
Eso no se debía a que estuviera de acuerdo absolutamente con nada de la política norteamericana en la supuesta “guerra” contra las drogas; sino porque tal vez habría alguna remota posibilidad de poner al descubierto los tejemanejes locales de la política, el narcotráfico, la corrupción y el crimen, cuyos reales episodios siempre han estado arropados por las cortinas de humo y las campañas difamatorias de Vincho, quien ha hecho carrera esparciendo infundios y acusando a otros de lo que él -y Leonel- sí hacen y han hecho.
Años mas tarde de los desafortunados acontecimientos que dieron con usted en una cárcel de Estados Unidos y si efectivamente es quien se ha tomado la molestia de llamar a varios medios y ofrecer algunas explicaciones -pertinentes todas- me permito escribirle esta carta, para expresarle un absoluto respaldo y conformidad con su apreciación de que el ex-presidente Leonel Fernández es más delincuente que usted.
También deseo felicitarlo por haberle pagado a la sociedad al menos una parte de lo que el señor Fernández -y varios de sus allegados- todavía le deben y para reconocerle un par de virtudes de las que carecen quienes fueron sus olvidadizos y muy malagradecidos socios.
Incluso antes de que se hicieran públicos los ilustradores testimonios que se le atribuyen, ya una parte de la sociedad dominicana -e internacional- tenía algunas muy legítimas sospechas, numerosas evidencias y más de una ruidosa prueba, sobre la verdadera naturaleza, la calidad de los hechos y la verosimilitud de palabra del ex-presidente Fernández, cuyas ejecutorias han sido lo bastante lumínicas como para que lo que usted dice, luzca notablemente puntual. De no haber sido así, de todas formas, la floja defensa de su involucrado y la recopilación de alabarderos de alquiler clamando por la buena reputación que Leonel no tiene, ni merece; abogan a favor de su versión, en vez de contrarrestarla.
Dejar un hoyo fiscal superior a 200 mil millones de pesos en solo un año (sin que se sepa a cuánto ascendió el hoyo de ocho años) es mucho más grave que rellenarse los hoyos de las caries de las muelas con un poco de dinero aportado por el narcotráfico, aunque incurrir en ambas acciones al mismo tiempo puede resultar un poco barroco.
¿Que unos paquetes de marihuana? No, pero eso tiene que ser menos grave que el estridente contrato con la Barrick Gold y es posible que el impacto en la salud pública hasta sea menos dramático que autorizar la descarga de tóxicos en una fuente acuífera. Por lo menos el desastre total de los sistemas de educación y salud debe resultar más pecaminoso que vender crack.
Traficar con drogas es definitivamente menos criminal y menos atroz, que abrazar la estrategia de la masacre de jóvenes como un alivio para la delincuencia común y soltarle la soga a las bandas de policías y militares matarifes, delincuentes, asaltantes y sicarios que ha dejado una dilatada estela de crímenes de la que no se sabe si lo más trágico son los crímenes en sí, la indiferencia y prisa por olvidarlos o la naturalidad -o entusiasmo- con que la sociedad los digiere.
Prohijar el salvajismo extremo -con violencia, accidentes, mutilaciones y muertes- en el sistema de transporte público deteriora la calidad de vida colectivamente, con costos más desmesurados que los que pueden registrarse por consumo de heroína.
Vender cocaína y/o algo similar es más honradamente laborioso que contratar paleros con dineros públicos y añadirles licencias para el manejo de puntos de drogas, como bono extra, por salir a defender ladrones impunes y a agredir a quienes osen protestar contra ellos y exigir un poco de institucionalidad y adhesión a algunas leyes.
Sí, Los Quirinos son menos delincuentes que los Leoneles, porque son las mulas de estos últimos cuando los Leoneles se deciden por un progreso de relumbrón artificial y nuevayores “chiquitos”, financiados con lo robado al estado, el narcotráfico y el lavado.
Encabezar la corporación partidista mas depredadora y mafiosa que ha tenido el República Dominicana, también debe sumarse a los méritos delictivos del expresidente, así como sus expedientes con la Sunland y las maniobras para desarmar toda institucionalidad, enbolsillándose la justicia y toda instancia de arbitraje y mediación.
Especialmente interesantes resultan, señor Quirino, sus revelaciones sobre sus aportes a Funglode, que debe ser considerada uno de los principales cuerpos de delito, a través del cual se han lavado capitales y se distraen bienes públicos, según se detalla en el expediente recopilado por Alianza País y Guillermo Moreno.
Y no sólo son los hechos los que hacen de usted un delincuente de menor cuantía, en comparación con los gobernantes que han sido sus mantenidos y socios, sino la diferencia en los niveles de formación política e intelectual, que aunque están muy lejos de ser todo lo que pretende un allantoso como Leonel Fernández, si son lo suficientemente considerables como para hacerlo a él mucho más consciente que usted, en torno a las consecuencias de sus actos y a la incorrección de los mismos.
Usted, Don Quirino, sí tiene calidad moral para denunciar todo lo que sea cierto, sobre quien sea, ya que ha pagado una cuota por sus delitos y hasta ha perdido sus bienes, que se repartieron entre autoridades y políticos que sirven mucho menos que usted.
El que Leonel no sea un convicto, como usted, no necesariamente es una virtud, si lo más que puede evidenciar esa carencia, es la impunidad ante toda clase de excesos, corrupción, delitos y abusos.
Sí, tiene usted razón al exigir que se le reconozca la confrontación de su situación y el cumplimiento de las penalidades que les fueron impuestas.
De favor le pido que siga contando lo que recuerde de todas las administraciones en las que usted disfrutó del apoyo y la proximidad de las más altas autoridades y les suministró recursos. Diga los nombres de todos los que fueron a beber café, a comer su desayuno y a esperar que usted se levantara para pedirle maletines de dinero.
Procure conseguir los documentos y evidencias que el gobierno dominicano no haya destruido y preséntelos al público. Desenmascare a todos esos farsantes, ladrones y bandidos. Le hará un gran servicio al país y de ciudadano proscrito, hasta habría que considerarlo como ciudadano ejemplar, en vista de con quién se le mide. Dígalo todo. Ayude a drenar todos esos forúnculos.
Saludos deferentes y esperanzados.