Manuel Gilbert
PUERTO PLATA.-La Novia del Atlántico ha perdido en los últimos 60 años muchos de los lugares de recreo que durante largo tiempo fueron verdaderos referentes de solaz y esparcimiento de los puertoplateños y de los visitantes nacionales y extranjeros.
Por la desaparición de esos espacios lúdicos de la Novia del Atlántico, donde comenzó a gestarse en el año 1968 el primer destino de turismo receptivo de masas de República Dominicana, Puerto Plata hoy es un pueblo que tiene muy poco que ofrecer en el ámbito recreativo a los turistas, que prefieren en su mayoría quedarse en los hoteles en que se hospedan.
Desde el 2003 comenzó, cuando Rafael Suberví Bonilla (Fello) sustituyó a Ramón Alfredo Bordas (Chito) en la secretaría de Estado de Turismo, comenzó a hablarse del relanzamiento de este alicaído centro turístico, pero todavía ese objetivo no ha sido alcanzado, porque no se ha hecho todo lo que es indispensable para alcanzar esa anhelada meta.
Durante su paso por la secretaría Felucho Jiménez hizo denonados esfuerzos por coronar con éxito esa pretensión, pero se quedó corto. Su sucesor en el cargo, Francisco Javier García, ha esbozados muchos planes y ha hecho una miríada de anuncios de acciones, que se han quedado en el tintero o engavetadas, mientras el destino Puerto Plata continúa desmoronándose.
Desaparición de lugares recreativos emblemáticos
Entre los lugares más emblemáticos que se han esfumados están el Balneario Colón Long Beach, Long Bichito, Pozas del Castillo, de Los Niños, de Doña Blanca, de Alfonso, los charcos de sus ríos y los árboles frutales de las fincas que bordeaban el “Pueblito Encantado”.
También pulverizó los clubes del Comercio, la Fe en el Porvenir, el de Damas, el Puerto Plata Tennis Club, El Bebedero y las logias Britis Early Rose, Estrella Puertoplateña y la Royal Lux Dominicana Lodge No. 7335.
La modernidad se llevó barrió con los hoteles Vitalicidad, El Europa, Tropical Bambú, Madrid, El Castilla, el Club Beach, los Bungalows de Long Beach, el Caracol, Montemar, Marapicá, Besides Hills y muchos otros que sería prolijo enumerar.
Los cines y centros de bailes fueron barridos de la faz de Puerto Plata
Además se llevó con los cines Apolo, que estaba ubicado donde está la Casa Nelson; el Rex, que funcionaba en el lugar que ocupa la tienda principal de la Distribuidora González, frente a la Plaza Independencia y el Roma que operaba en la calle Beller, donde está la iglesia Pare de Sufrir.
Del mismo modo, el ímpetu arrollador hizo desaparecer lo Boite del Caracol, las discotecas Los Cocos del hotel Montemar, bar restaurante El Palco, El Tropimar, Orión, El Piano Bar 27 de Febrero, La Lechuza del hotel Puerto Plata Beach Resort.
Otros centros de bailes desaparecidos por esta ola devastadora fueron el Gran Salón Colón de Long Beach,la Boite de Polanco, El Hit, El Joscar, la discoteca de John Mejía, el Bambú, Orión, La Barrica, El Limoncillo y muchos otros.
Los restaurantes y bares sufrieron la misma suerte
En los últimos seis decenios por igual desapareció la mayoría de los 37 restaurantes que funcionan en la tierra de Luperón, entre los que cabe citar el Poza del Castillo, El Suizo, El Canario, Aquí Norma, El Parque y otros.
Los fuertes vientos de los nuevos tiempos extinguieron El Brooklyn, El Marino, El Recreo del Turismo, El Torino, El Coco Rico, El Rancho, El Polvorín, el Bar, El Hoyito, El Gina, El Borojol, El Bar Azul, El bar de Bienvenido, del Maestro Elías, de Rosaura y el de Tutico.
Asimismo, sepultaron los bares de Epifanio, de Alcibíades, de Calcalí, de Mamita, de German, de Mange, Berto Moñita, de Mariita, de Sebastián, de Teodoro Pascual y Los Palitos, así como las casas de cita de Cuca, Chichi Bombillo, Negrita y muchos más.
Como puede apreciarse, la diferencia entre el número de establecimientos y negocios de recreación que han desaparecido y los nuevos de la misma naturaleza que se han creado es abrumadoramente desigual.
Ese estado de cosas ha provocado que Puerto Plata haya perdido parte de sus encantos y de su competitividad, situación que se ha reflejado en el cierre de todos esos negocios y cinco hoteles del complejo turístico de Playa Dorada, decenas de pequeños hoteles que operaban en Sosúa, Cabarete, Luperón y Estero Hondo y han colocado muchos otros al borde del desplome.
Evitemos que la canción Poza del Castillo se convierta epitafio de Puerto Plata
Por ese motivo, es urgente que el gobierno preste un poco más de atención al pueblo del general Gregorio Luperón, Emilio Prud’Homme, Juan Lockward, Rafael Solano, íconos de la flagelada Tacita de Plata, la cual está de capa caída por no recibir la atención de que es digno un pueblo de tantos prohombres y mujeres que tanto han dado a la patria de Duarte, Sánchez, Mella y muchos otros demiurgos.
Es oportuno terminar este trabajo diciendo que a pesar de todo lo que Puerto Plata ha perdido, nos resistimos a aceptar que la inmortal canción “Poza del Castillo” del numen del Mago de la Media Voz, Juan Lockward sea un lacerante y doloroso epitafio cuando dice: “ya no eres la misma, ni yo soy el mismo, tus aguas se agotan y me agoto yo, porque ya los años fueron transcurriendo y se fue perdiendo el buen tiempo que pasó”.
No, los puertoplateños sabremos luchar de manera denodada en contra de todos los escollos que encontremos en el camino para evitar que eso ocurra y por el contrario labrarnos un futuro luminoso, donde no haya lugar para que las aguas de la Poza del Castillo se acaben de agotar ni nosotros mucho menos. !Unámonos, y derribemos todas las barreras!.