Solo quien transita por carretera de noche o en zonas donde hay nieblas, puede contar del cuidado y atención que se exige mantener, para evitar algún deslizamiento y accidente más, cuando la vía permanece mojada.
Hay quienes escriben, que consultamos de vez en cuando, “la bola de cristal o los dados; las cartas del Tarot o las palmas de las manos; las entrañas de ciertos animales o la taza de café; a las Pitonisas o las Arpías”; quienes han “estado” en los laberintos de los Oráculos de Delfos, saben lo que referimos.
No siempre pero sí, hay que saber interpretar el silencio de los ancianos, de los brujos, de los profetas, de los ascetas y de los adivinos, peregrinos, fariseos, saduceos, fideos y pastoreos, sacerdotes, obispos cardenales, reyes y presidentes, mensajeros de los dioses y vírgenes y las que ya no lo son, así como de los candidatos y no candidatos, los que son pre- y aquellos que aunque están en un papel no lo serán ni en esta ni en el 20.
No crean que nos referimos al 1920 título de un viejo y sabroso son, del Septeto Habanero.
Por más que limpiamos nuestra “bola de cristal”, no logro leerla del todo…muchos que hoy están, dentro de unos días desparecerán del listado.
Sonrisas se convertirán en muecas de amargura, amistades rotas. A quien criticaste con amargura y dolor, puede que tengas que lanzarle rosas muy perfumadas.
¡Quieto! No te adelantes para que ofrezcas la información completa y veraz. No sea, que antes de enviar tu redacción o realizar tu acostumbrada llamada, ese personaje, se detenga y de marcha atrás…
Lo confieso, no veo bien. Tal vez sea el lienzo con que cubro mi calvicie que empaña un poco el cristal.
Quizás sean mis manos sudorosas que en el claroscuro de la consulta y tan o más torpe que Mickey y su varita en el Aprendiz de Brujo, no conozca ni llegue a comprender este hervidero político que tenemos en Puerto Plata que a unos alegra y calma y a otros les inquieta y les quita el sueño.
Tal vez sean mis lentes que necesitan más gradualidad. Espero que amanezca, se disipe la neblina, haya buen sol y podamos VER y ENTENDER.
Entonces, escribiremos sin hacer el círculo ni consultar a nada ni a nadie.