Debemos mirar siempre los problemas del destino Puerto Plata de manera holística y no con mirada de túnel o periférica dependiendo de sí nos conviene o no
Recientemente un amigo erudito de enorme sapiencia y gran clarividencia, salió al ruedo a defender con respeto, pero inclinado, la aprobación de un trencito que daría servicios a los cruceristas de Taíno Bay, acusando a los taxistas de sufrir de visión de túnel.
Tuvo la osadía de acusar, no sé si a todos, a los choferes miembros de la Federación de Taxistas de la Costa Norte, de carecer de visión periférica para no ver la ventaja potencial que representa el destino Puerto Plata el trencito en gestación.
Yo valoro tantísimo a ese gran activo nuestro, no solo por sus conocimientos excepcionales, sino por las grandes batallas que ha librado desde diferentes instituciones en favor del desarrollo de nuestra provincia.
Merced a esos innegables atributos una vez me desboqué, que caí en hacerle loas que rayaban en el ditirambo, embrujado por sus virtudes y casi lo cotejé con un demiurgo, una divinidad que crea y organiza el universo.
Aunque no me arrepiento ni un ápice por la largura con que juzgué sus atributos personales, su artículo sobre la alegada visión de túnel de los taxistas, me compelió a bajarle un poquito y verlo como un mortal, con virtudes y defectos, como yo o cualquiera.
El amigo al que me refiero señala que la afección ocular que a su juicio padecen los taxistas les impide ver los beneficios que traería el trencito al destino turístico de Puerto Plata para concentrarse sólo en los perjuicios que les puede ocasionar a dichos trabajadores del volante.
Empero, ese amigo al acusar a los taxistas de falta de visión periférica para ver en toda su dimensión el caso del trencito, se le olvidó que fue de los que criticaron con acritud al pasado Alcalde cuando quiso construir un relleno sanitario en Maggiolo.
El acusador de los taxistas que también sufrió de la misma falencia, por carecer de visión periférica en el momento que acababa el anterior titular de la Alcaldía se le olvidó que las instalaciones turísticas más importantes están en el entorno del vertedero municipal.
Ahora que recobró de manera acomodaticia su visión periférica, le recordamos que allí están el complejo turístico Lifestyle Holidays Vacation Resort, el parque temático Ocean World, los hoteles Senator (antiguos Riu) y la terminal de cruceros Amber Cove de Maimón.
Hoy que la actual administración municipal habla de hacer el relleno sanitario en el mismo lugar que quiso su antecesor, los que formaron un aquelarre politiquero, hoy no han dicho una palabra en contra de lo que ayer fue un despropósito y un crimen medioambiental.
Por otro lado, debido a la falta de visión periférica o de memoria se le olvidó lo que provocó el retiro de las líneas de cruceros de los muelles construidos en 1918 y 1975, que operaron en nuestra bahía con forma de herradura hasta 1986, dejando a Puerto Plata solo con el turismo aéreo.
Eso sucedió porque no se manejaron a tiempo y de manera correcta los enfrentamientos que se produjeron durante mucho tiempo entre dos bandos de transportistas y entre la Agencia de Viajes Cafemba y miembros de la Asociación de Guías Oficiales, un grupo de sus miembros agredió a un oficial del crucero “Skyward”.
Se les olvidó que un acontecimiento infausto de esa naturaleza incivilizada se puede reeditar, por aquello de que causa iguales producen efectos iguales” y por eso no se puede descartar que la aprobación del trencito desencadene episodios parecidos o peores a los que dejaron a Puerto Plata sin turismo de crucero.
Hoy que el turismo hotelero ha desaparecido aquí en más de un 60 por ciento, debemos chequearnos con un oculista experimentado para que no miremos con visión de túnel aquello con lo que no simpatizamos y con mirada periférica lo que nos conviene o viceversa.
Este comentario no significa que hemos dejado de ver a nuestro brillante amigo como un gran activo de Puerto Plata, sino para que se pondere y se vea de manera holística los percances que puede generar la aprobación del trencito, si su puesta en operación, hundiera a los taxistas y a Puerto Plata, con el intento de “echarle manteca a carne gorda”.
A veces, querido compueblano, de lo que se trata no es que padezcamos de visión de túnel, sino de que suframos de otro defecto peor que se corresponde con el aforismo que asevera: “que no hay más ciego, que el que no quiere ver”,