PIRATA TUERTORamiro Francisco
Lo admito. Está bajo altas temperaturas el ambiente judicial en la República Dominicana, con todo y que podamos tener aires acondicionados “soplando” a máxima velocidad.
Ahora resulta –hasta el momento de escribir – que nadie de los que se encuentran presos admite ser culpable de haber recibido coimas, sobornos o mordidas de parte de Odebrecht.
Para satisfacción de muchos, medios que andaban por las ramas con el caso Odebrecht publican informaciones contundentes sobre por ejemplo, aumento inusitado de fortunas, reparto entre funcionarios y legisladores, como corría el dinero para adjudicación de obras, y la fertilidad “como terreno” del Congreso en trama corrupta.
Como no todo es malo a la perfección, se destaca la muestra de solidaridad de amigos con los que están presos, y entre éstos mismos que comparten tal vez sus pizzas, biscochos, café, resfrescos, mentas y chiclets.
Se saludan, y se preguntan si durmieron bien.
Se espera a quien pueda interesar, aclare fehacientemente todo lo relacionado al período de tiempo en que se solicitó a las autoridades brasileñas resultado de investigaciones en el caso Odebrecht. Si es 2001-2004 o 2001-2014.
Sepan, que buena parte de la sociedad dominicana sigue estos casos con anteojos, lupa, telescopio, microscópio y todo cuanto proporcione una mejor visión del asunto a los fines de tener cada cual, sus propios criterios.
Ah, se les avisa que las marchas verdes continuarán.
Como ahora hay muchas bolas de humo que se ponen a rodar, quienes trabajamos en programas de radio y televisión, o escribimos en las redes, tenemos que ser muy cautos, recelosos, “chivos”, para no ser tomados como chivos expiatorios, loquitos viejos clarinetes, gallitos locos y bocinitas, con informaciones y fotos que pueden estar trucadas o alteradas.
Con lo que pasa y pasará, la sociedad dominicana jamás será la misma, los partidos políticos tendrán que hacer sus propias re ingenierías y dar paso a un relevo generacional capaz y con valores puestos en práctica.
¡Tener presente que el silencio ahoga! ¡Grite, clame, demande!