almacen1Manuel Gilbert

PUERTO PLATA.-Cuando visité hace poco tiempo para acompañar a la familia Morales Plá y a amigos de la misma al homenaje que le hicieron a Carlos Eduardo Morales Vásquez, hijo de Juan Carlitos Morales Plá en la Casa de Cultura de Cuba,  tuve la ocasión de ver el uso que se le daba a un viejo almacén en el puerto de la Habana.

En el almacén construido de hierro decenas de personas venden distintos tipos de tejidos, artesanías, cigarros y otros tipos de cosas a los turistas que lo visitan, ganando miles de dólares y otros tipos de monedas extranjeras que corren en la patria de José Martí.

Ese gigantesco espacio estaba destinado en el pasado a almacenar productos de exportación que vendían en el exterior los cubanos y a recibir las cargas importación que adquirían en el extranjero para destinarlas a su comercio y consumo interno.

Aquí en Puerto Plata hay una estructura de casi igual tamaño que perteneció a la Compañía Exportadora, que fue propiedad de don José Oliva, en la que se procesaba y almacenaba café, cacao y maíz, que luego era exportada a distintos países.

Cuando la Compañía exportadora cerró sus puertas, el largo almacén construido con el mismo tipo de material que su homólogo cubano, quedó abandonado durante años, para ser adquirido por un ciudadano oriundo de Italia.

Mediante triquiñuelas de todas clases varios políticos amigos del alcalde de este municipio obtuvieron a título de arrendamientos terrenos colindantes y les permitió que construyeran recostados al almacén un bar, una tienda de regalos, un taller al almacén y el otro lo vendieron.

Asimismo, uno de los politicastros envueltos en el despojo al extranjero instaló una tienda de confecciones y después que ese negocio quebró, el espació que ocupaba en el almacén fue destinado a una impresora que todavía se encuentra en plena operación; a una ebanistería y otros negocios y el resto está abandonado, cayéndose a pedazos.

almacen2Para complacer a los políticos se eliminó la calle que separa la estación del desaparecido ferrocarril y la comandancia del puerto y el almacén donde funcionó la Compañía Exportadora y la naviera propiedad de don Miguel Cocco, vía que recorría el tren hasta un muro ubicado en el extremo sur del almacén.

Las autoridades debieran recuperar esa propiedad que tiene un valor histórico, la cual bien pudiera prestarse para destinarlo a una gran plaza donde podría ubicarse a los vendedores ambulantes para evitar que asedien y molesten a los cruceritas que comenzarán a llegar por Maimón el 6 de octubre.

Ojalá que este almacén sea rescatado para que no le suceda lo que le pasó a las instalaciones donde funcionó la desaparecida Chocolatera Sánchez, espacio donde un grupo de propulsores de la cultura, con Oscar a la cabeza estuvieron impulsando su rescate para instalar allí un centro cultural.

Pero las autoridades gubernamentales no hicieron nada ni para la creación del centro cultural y mucho menos para preservar la estructura de metal, la cual fuer desmantelada por los ladrones para venderla a empresas metaleras intermediarias que la revendieron a otras que la exportaron a China.