Ramiro Francisco
Las aguas muchas veces actúan como destructivas, para irrigar terrenos áridos, mitigar la sed, limpiar y hasta revelar cosas como cuando de manera primitiva se buscan pepitas de oro en los ríos.
Es cierto que cuando hay mucho sedimento y otros ingredientes, las aguas se tornan turbulentas, opacas, malolientes y nadie quisiera nadar en esos fangos.
Desde el Departamento de Justicia de los EEUU se dio a conocer por vez primera, la información de los sobornos realizados por la firma Odebrecht a gobiernos de diferentes países en su mayoría, de América Latina.
Aguas que han preocupado a no pocos.
Pero el tsunami viene desde el mismo Cono Sur. De Brasil, uno de los países que conforman esa región de nuestra América.
Un tsunami que se ha llevado a presidentes, legisladores, funcionarios y ex funcionarios mojados en las aguas de la corrupción.
Agua fue la utilizada por Pilatos (de quien se hablará muy pronto como cada año en Semana Santa) para simbólicamente dar muestra de su inocencia ante el pueblo que observaba su accionar.
Y hay aguas que te arruinan la fiesta, como cuando sales con tu traje de frac y un vehículo pasa por un hoyo con aguas residuales y te salpica.
Las nubes que desde Brasil nos llegan, parece están cargadas de un ácido urticante que tiende a hacernos mover como el viejo rock and roll Muévanse Todos.
Nos movemos todos. Unos, a la espera de más noticias de España, otros defendiendo con uñas y dientes lo indefendible, con todo y los números dados a conocer y que tienen que ver con sobrevaluación de obras terminadas o por terminar realizadas en este país por la empresa Odebrecht.
Otros se mueven en reuniones y congresos donde se les recuerda a funcionarios su deber de accionar con pulcritud y ética.
Hay quienes se mueven en la firma del libro verde, caminatas, marcha…antorcha de fuego! ¡Cuánto moverse!
No hay paraguas que puedan evitar el ser salpicado por las aguas de la corrupción a muchos que no han tenido reparos de enrostrarle sus riquezas a una sociedad empobrecida y hambrienta de justicia!
El cerco se estrecha…