gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

«Francamente, no alcanzamos a percatarnos de lo mismo. Porque aún no estableces contacto profundo con el, no tu, pasado. En cuanto comiences a rodearte de un mundo sin cronología, su aliento te azotará (lo reconocerás sin explicaciones).«

(López Colomé, Pura: «Inéditos», Periódico de Poesía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), número 83, octubre de 2015)

Los aqueos pudieron penetrar a Ilión o Troya gracias a la astucia del Rey de Itaca, no porque desde dentro de Troya alguien cometiese una traición que permitiese dicha entrada a la Ciudad-Estado amurallada situada en parte de lo que hoy es Turquía. El uso del gigantesco caballo de madera lleno de atacantes aqueos permitió que éstos (tras las celebraciones troyanas porque éstos últimos creyeron que los aqueos habían desistido de su propósito de ocupar a Troya y que se habían ido), en avanzadas horas de la obscuridad descendieran de su contenedor, abrieran las puertas de la ciudad, entrara el grueso del ejército aqueo y procedieran a aniquilar a todos sus habitantes, incluyendo al Rey Príamo.

La larga cuantía de los hexámetros de Homero en su Ilíada inmortalizó la táctica de Ulises para los aqueos poder entrar a Troya y desde entonces se habla en la Historia sobre «El Caballo de Troya« como sinónimo de instrumento sorpresivo para poder burlar la vigilancia, penetrar, sorprender e imponerse a enemigos. La perversidad en la Historia reproduce en forma múltiple episodios vertientes o modalidades expresivas del uso de determinados respectivos «caballos de Troya«, la mayor parte de éllos humanos.  Esa reproducción diversa conforma toda una Historia Universal de la Infamia de ejemplos diversos que ilustra los libros de Historia Universal y saca al desnudo a los traidores que han hecho el inescrupuloso papel de Caballo de Troya para perjudicar a su propio país. Los traidores a un país son caballos de Troya porque son instrumentos usados por el enemigo para poder burlar la vigilancia, penetrar, sorprender e imponerse al país al que dichos traidores traicionan.

Actualmente en la República Dominicana se asiste no a presenciar literalmente un caballo de madera con su vientre repleto de militares invasores, pero sí a alguien con la condición de Jefe de Estado que asume el rol o papel traidor de ser `un Caballo de Troya portador y representante ejecutor de los planes de los intereses de potencias extranjeras y de organismos internacionales y de los intereses de los haitianos` de quienes nos independizamos en mil ochocientos cuarenta y cuatro (1844), tras éstos ocuparnos durante una larga dominación que duró veintidós (22) años; rol o papel de Caballo de Troya que lleva en su interior perseguir lograr la haitianización de la República Dominicana a pesar del altísimo precio que el pueblo dominicano tuvo que pagar en términos de sacrificio de vidas de dominicanos para poder concretar la Independencia Nacional frente a dicho sojuzgador país vecino.

Mientras un extranjero desconocedor de la Historia dominicana maquilla la imagen de Danilo Medina Sánchez y trata de vendernos esa imagen con algo ya manido y ridículo como lo es `la escena del brinquito del charquito` para pretender pintárnoslo como un humano-«humano de verdad«-«amigo de los pobres de verdad« (tanto que se sale de las lindes de la humanidad para adentrarse en las de la divinidad o, cuando menos, de la semi-divinidad) para escamotear (como otra vez de las tantas que otros lo han hecho) el pensamiento de los más pobres del país haciéndoles creer a éstos en una imagen altruísta, la realidad tiene su verdadero fondo: aquél al que se quiere sublimizar está sumergido en el más negro, pestilente y asqueroso lodo de `La Traición a la Nación dominicana` por estar traicionando los Intereses Fundamentales de la Nación dominicana: bajo esa envoltura humana esculpida por la propaganda del publicista brasileño Joao Santana se esconde `un Caballo de Troya en el sentido literal y estricto de la palabra`. Danilo Medina Sánchez es `El Caballo de Troya portador de la Traición a la Nación`. El Presidente Danilo Medina Sánchez es la expresión fiel y concreta de ser un Caballo de Troya en contra de su propio país: la República Dominicana.

Su alevosía, su perfidia, su traición se empina en su condición de un Jefe de Estado todo poderoso, que tiene (hasta ahora) pleno dominio de la situación. El factum es que centenares de miles de haitianos, en adición a los que ya él ha dejado aquí, siguen, con la complacencia y la permisividad de él, introduciéndose masivamente a la República Dominicana sin que ninguna autoridad haga algo contra eso. Verbigracia de la desastrosa situación existente al respecto: muy recientemente en el barrio Cienfuegos, en Santiago, sus moradores, indignados ante el gigantesco y masivo flujo de haitianos ilegales, se organizaron y pararon camionetas, pequeños y medianos autobuses, y guaguas grandes repletas de haitianos ilegales y mandaron a buscar a la Policía Nacional, esta no se quiso meter en eso revelando su miedo y traspasando el bulto de inmediato diciéndoles que a quienes tenían que contactar era a Migración; contactada esta, sus representantes locales se limitaron a decir que dejaran tranquilos a ésos haitianos porque tenían órdenes superiores de no molestar a los haitianos. Esa es la carga que viene en el vientre del `Caballo de Troya llamado Danilo Medina Sánchez`. Este trae, lleva en su mente y en las ejecutorias materiales de la misma la Traición a los Intereses Fundamentales de la Nación dominicana; trae, lleva en su interior la Traición a la Patria. Danilo Medina Sánchez recibió un mandato del pueblo dominicano que ha sido traicionado por él mismo, lo que lo hace totalmente indigno de seguir al frente de la Jefatura del Estado dominicano que  ya no lo resiste a él, que le resiente.   Su profanación a los ideales y a los hechos heróicos de los Padres de la Patria, de los Patricios y de los Héroes Nacionales dominicanos se levanta como una injuria gravísima hacia el Cielo de la  Patria desde donde se ven vientos poderosos, vientos huracanados  arremolinándose contra él y los demás traidores a su lado y bajo su dependencia. Danilo Medina Sánchez es `un Estratega de la Traición a la Nación`, `un verdadero Caballo de Troya` con crímenes serios a sus espaldas. Y a eso está empujando a colaboradores suyos que por no separarse de él a tiempo, por dejarse empujar (por carecer de dignidad) por el goce del Poder, se han ido convirtiendo en `otros Traidores a la Nación igual que él`.

Lo de Danilo Medina Sánchez no se trata únicamente de serios crímenes y delitos, sino también de una verdadera canallada repugnante de cuerpo entero. En eso aquí no reina lo confuso, lo vago y lo equívoco. Danilo Medina Sánchez mina y destruye los esfuerzos del pueblo dominicano de seguir siendo un pueblo independiente con su identidad y cultura propias clavándole él los dientes, los colmillos y las garras de su `Traición a la Nación dominicana`. El deber esencial de Danilo Medina Sánchez como Jefe de Estado dominicano se supone que era el de preservar al Estado dominicano lloviera, tronara, venteara o se desquiciara el orbe; no destruir al Estado dominicano para matar a la Patria dominicana.

A todo lo largo y a todo lo ancho de la Historia de la República Dominicana en la montura del Estado se han subido los más disímiles demagogos y los más diferentes caraduras, pero ninguno se había atrevido a entregar al Estado dominicano en manos de los haitianos, cosa que ha hecho Danilo Medina Sánchez.

La buena fe puede tener una amplitud enorme y tiene un valor  por definición que lleva a que ella se presuma siempre, hasta prueba en contrario, pero la definición y la captación y el descubrimiento de la Traición a la Patria quienes la determinan son los hechos: esos hechos cometidos por `el Traidor a la Nación dominicana que responde al nombre de Danilo Medina Sánchez` destruyen contundentemente toda presunción de buena fe evidenciando su entrega y su puesta a disposición de los intereses extranjeros contrarios a la supervivencia del Estado dominicano, de la Nación dominicana y del pueblo dominicano: no hay necesidad de esperar a que el Traidor a la Patria que actualmente desgobierna a la República Dominicana se autoproclame verbalmente como tal Traidor a la Patria que es: sus hechos lo evidencian como tal Traidor a la Patria que es. Y lo dicen todos los hechos concretos convergentes en desde dentro destruir, demoler canallescamente el muro jurídico que protegía a la nacionalidad dominicana para que los haitianos y sus descendientes con sólo decir que nacieron aquí puedan vivir aquí tranquilos («con Danilo«) como si fueran dominicanos, pues Danilo Medina Sánchez en hecho les regaló la nacionalidad dominicana y al hacer eso les está regalando a la República Dominicana.

La «Alta Política« (¿?) del danilismo ha conducido a la República Dominicana al fondo del abismo: la `real politik` del danilismo era y es la de la `Traición a la Patria`. La estrategia de «El Estratega« Presidente ha sido la de `servir de Caballo de Troya para su Traición a la República Dominicana, a la Nación dominicana y al pueblo dominicano`. Danilo Medina Sánchez puede parafrasear literalmente como suya la siguiente expresión: «No le encuentro ningún encanto a mi patria, siento por el lugar donde nací una repugnancia que llega hasta el asco físico (el mareo).« (Stendhal: fragmento de Vida de Henry Brulard (1836), recogido por Jean Plumyene y Raymond Lasierra en Católogo de necedades que los europeos se aplican mutuamente, Barral Editores, Barcelona, 1973, traducción de José Elías, página No. 162)

La sistemática conducta desvergonzadamente traidora a la Nación dominicana de «El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez igualmente hace recordar, mutatis mutandi, parte de aquella expresión de Pìetro Aretino: «El escaso decoro… (de Danilo Medina Sánchez.GC), haría(n) que incluso en un burdel bajara uno la mirada por vergüenza.«