gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

Los acontecimientos que se han venido sucediendo en torno al plan del sector danilista del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de reinstaurar la reelección consecutiva en la Constitución de la República evidencian que todo cuanto hemos contemplado es parte de un plan que había permanecido encubierto y que lo que del mismo se ha ido materializando se fraguó dentro del  interregno de los tres meses de la transición post electoral dos mil doce (2012), esto es, que dentro de ese período se planificó todo: la introducción de «La Nueva Ola« de miembros dentro del esclerotizado Comité Político (CP) fue el primer paso de la materialización de dicho plan.

Lo que se produjo en el seno de dicho Comité Político el diecinueve (19) de Abril del dos mil quince (2015) se parece a la escena de un Estado totalitario dominado por el más alto órgano de un partido único que decidía la suerte del país de que se tratase; para nada se parece al caso de un país eminentemente democrático en el que para modificar la Constitución previamente se intenta llegar a fórmulas de consenso no sólo en el interior del mismo partido gobernante, sino, además, con todos los sectores del país, pues una Constitución democrática debe de ser el producto del más extenso consenso social posible.

La base de pretender imponerle al país dicho proyecto de revisión constitucional que se alega es la supuesta «autoridad«  «sacralizada« (¿?) que a dicho órgano partidario le otorgan  los obsoletos estatutos del PLD, los cuales no están por encima de la Constitución y, por ello, han devenido en inconstitucionales sobre ese punto.

Sobre la base de dicha tremenda «autoridad« (¿?) se quiso enviar el mensaje de que «El Estratega« Presidente supuestamente nada tuvo que ver con la imposición de dicho proyecto de revisión constitucional, cosa que ni «El Estratega« Presidente ni ninguno  de sus acólitos dentro de dicho órgano partidario se lo creen, es decir, ni uno solo de dicho conjunto de todos éllos se cree semejante cosa del mismo modo que también todos éllos están convencidos de que nadie en su sano juicio les cree tal cosa. Lo que todos los indicios permitían sospechar fundadamente quedó confirmado cuando Temístocles Montás declaró en un programa de televisión matutino que en el Comité Político «El Estratega« Presidente manifestó su interés en optar por la reelección, es decir, que el hombre que juró ante la tumba de Juan Bosch que no osaría acariciar reelegirse fue la misma persona que allí así se expresó en el sentido ya indicado.

 

¿Busca «El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez «la gloria inmortal« (¿?) de conseguir permanecer un largo término en el poder emulando así a Buenaventura Báez (que fue Presidente cinco (5) veces), a Joaquín Balaguer (que fue Presidente siete (7) veces), a Leonel Fernández Reyna (que fue Presidente tres (3) veces)? ¿Busca lograr tal cosa igualándolos o superándolos en términos de longevidad de detentación del poder «El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez sobre la base fundamental de supuestas «encuestas« (¿?) cargables bajo el brazo y de tan dudosa credibilidad? La respuesta definitivamente es `sí`, pero, ¿a qué precio podría conseguirla? Es probable que a estas alturas del juego ya él esté haciendo la real contabilidad de tal cosa, debido a que la primera contabilidad que hizo no contaba con todo el cerco opositor que su ambición le ha creado a dicho plan suyo.

En busca de esa inmortalidad histórica el sueño ha envuelto como una niebla a «El Estratega« Presidente: «las doradas páginas del mañana« lo han llevado a pretender conducir lo casual a lo forzoso.  La detentación del poder con ánimo de reproducir sistemáticamente dicha detentación para aquella emulación  le lleva a creerse providencial.

El Estado medularmente es fuerza y esa fuerza acumulada en él escandila a cualquiera hasta tal grado de autocreerse Dios en la Tierra y de transformar en sumisos a adversarios.  «El Estado aplasta« voluntades y este es su turno  -considera «El Estratega« Presidente-   de aplastar con el manejo instrumental del Estado. Pensó en darle a Leonel Fernández Reyna lo que él («El Estratega« Presidente) considera fue la medicina que aquél le dio a probar en la convención interna peledeísta del dos mil ocho (2008): el pasado diecinueve (19) de Abril del dos mil quince (2015) puso a desfilar frente a Leonel Fernández Reyna y en contra de éste a todos aquéllos que en el dos mil ocho (2008) le dieron la espalda a «El Estratega« Presidente porque estaban en el Poder con Leonel Fernández Reyna.

 

Por su lado, Leonel Fernández Reyna está saboreando el amargo sabor que dejan los traidores. Me imagino que el exPresidente Fernández Reyna tiene que haberse sumergido, por recomendación de algún amigo, en la lectura del capítulo de la Historia Dominicana que trata al Gobierno de Ulises Heureaux (Lilís). Si acaso lo está haciendo me atrevo a sugerirle que aparte del aspecto académico también se lea  la  especie de enfoque popular del decimero de aquella época  y, hasta el día de hoy, reconocido como el decimero cumbre nacional, Juan Antonio Alix.

Si los peledeistas hubiesen conocido a fondo los detalles de ese período de nuestra Historia estoy plenamente seguro de que esos tragos amargos que hoy están «saboreando« nunca hubiesen entrado a sus bocas. Parece que los círculos de estudio pasaron esa parte de la Historia Nacional muy, pero muy por arribita… Si los peledeistas hubiesen conocido a fondo esos detalles de ese período probablemente la mayoría de los miembros del gerontocrático-renovado Comité Político  peledeísta no hubiese emulado el episodio del trazado de la raya en la Isla del Gallo por Francisco Pizarro, un porquerizo ( pisador de tierras de Azua), convertido en tierras peruanas  en un guerrero exterminador.

El Generalato gerontocrático de dicho Comité Político que captó «El estratega« Presidente y el Generalato de «La Nueva Ola« que introdujo allí también «El estratega« Presidente para materializar su plan post-triunfo electoral y pre-asunción del poder fueron decisivos protagonistas creadores de la crisis que dicha raya trazada por éllos ha generado, crisis que amenaza con el exterminio de la permanencia en el poder de todo el Partido de la Liberación Dominicana. Al parecer pesaron más las mieles del poder, las ambiciones y, muy particularmente, la envidia allí represada durante luengos años por los que nunca le perdonaron ni nunca le perdonarán a Leonel Fernández Reyna haber estado en el centro mismo del azar histórico para que éste lo lanzase a la Jefatura del Estado, pensando muchos de éllos que tenían más méritos y más tiempo que él para tener más derecho a llegar hasta ahí. Más con «El Estratega« hoy Presidente, pues éste, bajo Balaguer llegó a ser Presidente de la Cámara de Diputados y luego, bajo dos gobiernos de Leonel Fernández fungió como Secretario de Estado de la Presidencia, una cuasi-especie de Primer Ministro cuasi-todopoderoso. Todo ello le indujo a pensar que tenía, como ciertamente de modo legítimo tenía, derecho a ocupar la más alta posición del Estado dominicano, la cual se había disputado con Hipólito Mejía en el año dos mil (2000).

Pero, en realidad, las ideas de «El Estratega« Presidente iban más lejos de simplemente ser otro ocupante más del Palacio Nacional: su proyecto político iba  -y efectivamente quiere ir-   más allá de ese punto que, según sus propias palabras, en él tendría un carácter «final«, es decir, no habría ambición alguna más de volver nuevamente a ocupar dicho solio presidencial.

«El Estratega« Presidente se ha deshumanizado: sólo le importa su objetivo, los medios para conseguirlo no le importan.  Aparentemente, hasta ahora, en ese sentido está  totalmente decidido a transitar por el camino que no tiene regreso y con tal mira  parece replicar, mutatis mutandi, el episodio de la quema de las naves por  Hernán Cortés (pisador de tierras de Azua), convertido en tierras mexicanas en un guerrero exterminador.

Frente a la crisis creada por su ambición política «El Estratega« Presidente ha dejado abierta una válvula de escape para que toda esa locura desatada eventualmente «pueda ser echada hacia atrás«…Por él…: no votó en el Comité Político…Es evidente que sus planes son literalmente «fríamente calculados«…

¿Y si tiene que accionar esa válvula de escape? ¿Qué ocurriría después que él la accionase? ¿Qué precio, cuáles consecuencias  tendrá el haber llegado hasta ahí?  “Confiteor Deo” ¿No sabe?

Es muy seguro que en ese nivel de plano de hipótesis el pulseo entre Mozart y Salieri habrá salido muy caro, pero cual que fuese dicho precio es prudente recordarle a «El Estratega« Presidente el precedente de Horacio Vásquez …Porque entró el mar.  Y será preferible la reversión del referido plan de «El Estratega« Presidente antes que verlo a él gimiendo amargamente como una plañidera  sobre la escombrera institucional que la materialización de dicho plan podría previsiblemente producir, sin mencionar el futuro del partido al que él y el instrumentalizado, por él, Comité Político le trazaron la raya de Pizarro que lo tiene ahora mismo al borde de una clara división.