Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
«…¿Qué es lo que haces? ¿Qué es lo que trazas? ¿Qué es lo que ordenas? Mira que haces contra ti mismo, trazando tu deshonra y ordenando tu perdición.« (Lotario a Anselmo, en el Capítulo XXXIII de El Quijote de la Mancha)
Todo eso se le ha preguntado, todo eso se le ha dicho, todo eso se le ha advertido, pero como un monstruoso ángel luciferiano exterminador, «El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez, como poseído de una connatural locura demoníaca, como empujado por un connatural viento siniestro o como estimulado por la adopción de una correspondiente blasfemia que lo mueve a utilizar los recursos del Estado dominicano para destruir a este mismo, primero lo pone a bailar sobre la pira ardiente desde la cual se pueden apreciar claramente los signos y las cenizas perseguidos por los interesados en la destrucción y desaparición del Estado dominicano, de la Nación dominicana y del pueblo dominicano. …¡La mayor de las monstruosidades!… ¡La mayor causal de repugnancia hacia su cloacal figura!…
«El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez tras su calma aparente esconde una turbulenta y absurda obsesión que se ha manifestado con sumar su voluntad de gobernante «dominicano« (¿?) a la de imponer la voluntad que por encima de todo raciocinio enarbolan potencias extranjeras contra la República Dominicana, haciendo él claramente a un lado el sagrado juramento que prestó de cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República para defender y preservar la Independencia de la República Dominicana.
¡Doloroso es contemplar ver a la República Dominicana, a la Nación dominicana y al pueblo dominicano por escombrarse! Es evidente que si la nave del Estado dominicano sigue en manos de «El Estratega« Presidente al final tan sólo veremos `Los sagrados despojos` de la República Dominicana, de la Nación dominicana y del pueblo dominicano
Miguel de Cervantes, que era un espíritu cultivado y con un gran poder de observación, enfoca desde su época hacia atrás y pone al Quijote, Don Alonso Quijano, a hacer Filosofía de la Historia al colocar a dicho Ingenioso Hidalgo a hacer una clasificación de los linajes de los Estados: «Mirad, amigas: a cuatro suertes de linajes, y estadme atentas, se pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son estas: unos, que tuvieron principios humildes, y se fueron extendiendo y dilatando hasta llegar a una suma grandeza; otros que tuvieron principios grandes, y los fueron conservando y los conservan y mantienen en el ser que comenzaron; otros, que, aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta, como pirámide, habiendo disminuido y aniquilado su principio hasta parar en nonada, como lo es la punta de la pirámide, que respecto de su base o asiento no es nada; otros hay, y estos son los más, que ni tuvieron principio bueno ni razonable medio, y así tendrán el fin, sin nombre, como el linaje de la gente plebeya y ordinaria. De los primeros, que tuvieron principio humilde y subieron a la grandeza que ahora conservan, te sirva de ejemplo la Casa Otomana, que, de un humilde y bajo pastor que le dio principio, está en la cumbre que le vemos. Del segundo linaje, que tuvo principio en grandeza y la conserva sin aumentarla, serán ejemplo muchos príncipes que por herencia lo son, y se conservan en ella, sin aumentarla ni disminuirla, conteniéndose en los límites de sus estados pacíficamente. De los que comenzaron grandes y acabaron en punta hay millares de ejemplos, porque todos los Faraones y Tolomeos de Egipto, los Césares de Roma, con toda la caterva, si es que se le puede dar este nombre, de infinitos príncipes, monarcas, señores, medos, asirios, persas, griegos y bárbaros, todos estos linajes y señoríos han acabado en punta y en nonada, así ellos como los que les dieron principio, pues no será posible hallar ahora ninguno de sus descendientes, y si le hallásemos, sería en bajo y humilde estado. …« (Ver el CAPITULO VI, de la Segunda Parte, titulado «De lo que le pasó a don Quijote con su sobrina y con su ama, y es uno de los importantes capítulos de toda la historia«)
Al paso que nos lleva «El Estratega« Presidente Danilo Medina Sánchez es muy obvio que terminaremos `al revés`, vale decir, como una pirámide en punta o, peor aún, como una «nonada« para hacer uso de los términos clasificatorios cervantinos: así como desaparecieron todos los que desaparecieron citados por Cervantes así mismo corre el riesgo de desaparecer la República Dominicana.
Viendo ese repugnante sendero que adrede y deliberadamente recorre «El Estratega« Presidente sólo nos queda un hálito de esperanza que se desprende del conjunto de nuestra Historia Nacional, en la cual se han visto tantos naufragios y tantas resurrecciones.
De los buenos dominicanos, es decir, de los dominicanos que sienten a la Patria en su corazón va a depender que la República Dominicana entre o no dentro de esa desgraciada tercera clasificación cervantina, pues «El Estratega« Presidente conduce la nave del Estado dominicano hacia la desaparición de este con el plan de fusionarnos con los haitianos a que él se ha prestado sirviéndole de instrumento dócil en ese sentido a los Estados Unidos, a Canadá, a Francia (que en ese sentido dirige a la Unión Europea) y a los organismos internacionales instrumentalizados por dichos países en contra de la supervivencia de la República Dominicana como Estado independiente.
¿Lo permitiremos los dominicanos? ¿O será cierto lo siguiente que dice una poetisa argentina?:
«Algunos mueren como los conejos
mirando la luz
de su propio exterminio…«
(Anníbali, Elena: Algunos mueren como los conejos; en La casa de la niebla, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2015)
Es conocido que a los conejos lo pueden estar mutilando, lo pueden estar matando y nada hacen al respecto: no se defienden, se quedan igualitos, como si nada estuviera pasando.
¿Nos quedaremos cruzados de brazos mirando nuestro propio exterminio y a nuestro exterminador material Danilo Medina Sánchez mientras (en ejecución de un claro plan de potencias extranjeras) nos extermina como Estado, como Nación y como pueblo? ¿Moriremos como los conejos viendo la luz de nuestro propio exterminio? ¿Moriremos como los conejos viendo cómo Danilo Medina Sánchez (obedeciendo las instrucciones de esas potencias extranjeras) extermina a la Patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón?