gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

“La idea que tengo de un prócer de la  República,  la encarna Marino Vinicio Castillo; la idea que tengo de un prócer de la palabra la encarna Marino Vinicio Castillo. Y, cuando Marino  Vinicio Castillo habla sobre los temas   apremiantes de la República, lo hace no sólo   con propiedad y elegancia, sino con dignidad y  coraje”. Palabras del doctor Bruno Rosario Candelier,  Director de la Academia Dominicana de la Lengua   (ADL), 10 de Diciembre del 2015.

Esas acertadas, correctísimas y justas expresiones vertidas a favor del Dr. Marino Vinicio Castillo provocaron escozor tanto en `el sector gubernamental de la Traición a la Nación` como en `el sector no gubernamental igualmente comprometido con la Traición a la Nación` (e interconectados ambos sectores por dicho tema), muy particularmente en el grupo de «periodistas« (¿?) Traidores a la Nación (y relacionados) que viajó a Haití a negociar con homólogos suyos y ONGs haitianas. Ello provocó la aparición enviada de unos «escritos« (¿?) de mala muerte pretendiendo ser «contestatarios« de dicho merecidísimo reconocimiento por parte de la Academia Dominicana de la Lengua al Dr. Castillo.

La haitianofilia evidente de un sujeto que responde al nombre de Odalís G. Pérez llevan a pensar que no merece la pena comentar dichos «escritos« (¿?) de mala muerte de su autoría, pero yo creo que sí.

Cuando leí los títulos de los «escritos« (¿?) de dicho sujeto creí que me encontraría con una montaña de aspectos si no deslumbrantes al menos razonables, pero la montaña parió un ratón y no podía ser de otro modo: se trata pura y simplemente de la correspondencia genética, pues un ratón es también el que escribe toda esa sarta de disparates contenida en dichos «escritos« (¿?) y que veremos citadas más adelante.

Se trata de un pretenso «ataque« (¿?) lanzado desde `la cualquierización` o `cualquieridad`:

El autor de marras del «ataque« (¿?) de marras se coloca o interpone entre los que realmente concibieron la idea del «ataque« (¿?) y el atacado« (¿?). Se trata de un pretenso «ataque« (¿?) lanzado desde `la cualquierización`, desde `la cualquieridad` que por pertenecer a la misma su autor se presta a cualquier cosa con tal de que su nombre aparezca al lado de alguien que brilla, y con mucha luz propia, contrario a él que carece del más mínimo resplandor, razón por la que se pasará toda la vida siendo un obscuro satélite con una obscura órbita.

El «ataque« (¿?) en cuestión lo que revela es que su autor es de los que cree que cayéndole a hachazos a los árboles de los demás sólo su árbol tendrá derecho a vivir; en otros términos: pretende crear «fama« (¿?) en base a disfrutar del aprovechamiento de la fama de otros. Eso se llama pertenecer a una de las categorías humanas más ruines e infames. Este sujeto es lo que más se parece al músico Tulile (que a diferencia de él al menos no es ruin ni infame), el cual se caracterizó por realizar o incurrir en cualquier tipo de extravagancia con tal de llamar la atención.

Dicho sujeto busca compensar sus retraimientos y sus limitaciones con su osadía exhibidora de su despecho de pretender desmoronar cuanto le rodea. Se trata de las evidentes lacras del personaje titular de la autoría en cuestión: lacras sólo paren lacras; cualquier `salta pa`trás` en este país se cree Pontífice, con derecho a «pontificar« (¿?): ese es el caso del señor Odalís G. Pérez.

La kata…

Cada arte marcial oriental tiene una serie de conjuntos de movimientos preconcebidos y coordinados que corresponden respectivamente al grado o rango que se tenga en el arte marcial de que se trate. Los de origen japonés les llaman `katas`; los de origen coreano les llaman `formas`, etcétera. En Occidente de manera generalizada ha prevalecido la denominación japonesa en cuestión para referirnos a todas ellas no importa el país de origen respectivo de todas las demás. Una kata es una `pelea simulada` en el lenguaje de los karatekas: ella se caracteriza por la elegancia, la belleza, la precisión y la coordinación de movimientos fuertes, pero, en fin, deslumbrantes en gran parte y, sobre todo, en su conjunto.

El individuo de referencia fue lanzado desde el cielo gubernamental y de sus co-relacionados referidos de la oposición (no tan oposición) y cayó en el Dojo desde donde, visto por su Sensei gubernamental y por sus Senseis no gubernamentales -pero co-relacionados, pues en este tema actúan en comandita-   empezó a desplegar su kata.   El payaso lanzado sacó a relucir allí hasta lo que él considera son nunchacus como parte de su arsenal ofensivo. Al final de su extraña «kata«: todo evidenció que se trató de una mera actuación bufa: quedó enteramente como lo que es: como un entero ridículo, como un puro ridículo haciendo lo que sabe hacer: el ridículo; quedó evidenciado como un ridículo envuelto en la miseria de su ridiculez. Es decir, estamos en presencia de un ridículo neto que nunca ha estado (excepto en su imaginación) en lo sublime (desde donde él cree «pontificar« (¿?)): tanto él como todo lo que hace son ridículos, meras ridiculeces.

La pirotecnia lingüística del sujeto de marras:

El sujeto de marras comenzó la ejecución de su kata valiéndose del rezo repetitivo de meras marramucias lingüísticas, revelando un lenguaje reducido que, a su vez, revela que él abreva su fraseología insulsa del dogmatismo estalinista trasnochado que tiene alojado en su cráneo y pretende combinarlo con aspectos de otras índoles. En fin: acude al uso de una fraseología barata, de mala muerte, de extremado uso manido que también sigue retratándolo de cuerpo entero como un dinosaurio jurásico desfasado de su realidad. El exhibicionismo de su kata con las pretendidas «luces« (¿?) de su pirotecnia lingüística (que él cree es «deslumbrante« (¿?)) en realidad revela a un dinosaurio con el cerebro del tamaño de un cacahuate (= de un maní).

Veamos a continuación el repertorio chapucero o la cohetería pretensa del sujeto de marras: «¿Cómo pensar las Humanidades modernas, tardomodernas o postmodernas en este régimen de cosas? ¿Cuáles son los discursos que desde la instrucción de poder ajustan o desajustan las identidades y memorias culturales alternativas y legitimadas por sus propias disidencias o insurgencias urbanas, suburbanas o de márgenes?« «De ahí que política y cultura, intelectualidad y neodictadura, poder y humanidades, filosofía y exclusión, sujeto liberal y sujeto postliberal, Estado dictatorial y sujeto de la insurgencia, institución crítica e institución despótica, crean y reproducen el sentido de la dominación en la historia social, política y cultural dominicana. Surge entonces un vocabulario de fracturas, suturas y premuras ideológicas. Las oposiciones y correspondencias críticas crean el mapa de la cultura-monumento y la cultura-movimiento, de la Historia-monumento y la Historia-movimiento en el acontecer cultural, político e institucional dominicano. De ahí que toda ética propuesta como discurso institucional y cultural en la República Dominicana actual, convalida su función propiciadora e incidente en base al concepto de ley, reclusión, archivo, hegemonía y sujeto de la memoria.« (Ver «Odalís G. Pérez sigue debate sobre Vincho, Academia de la Lengua y Manuel Núñez«) A eso se contrae el señor Odalís G. Pérez, eso es él, vale decir, él y nada son la misma cosa. Todo eso no es más que cháchara artificiosa y vacía. El usa cada una de dichas frases haciendo los mismos ademanes del ratón cuando este hace el papel de brujo en el conocido film «Fantasy« o Fantasía (su clara naturaleza ratonil emerge a la superficie); igualmente nos recuerda los ademanes de la fanfarronería del norcoreano Kim Jong Un. Dicho uso de dicha fraseología lo que hace es el mismo ruido que hacen las latas vacías cuando estas son arrastradas.

Dichas combinaciones de frases del sujeto de marras son chafarrinones desatinados o cuando menos chocantes por los absurdos que implican. Este `Señor de las Baratijas` o `Lord de las Baratijas` sigue siendo la confirmación de que la pseudo intelectualidad se auto construye con el uso instrumental-ornamental de frases vacías y desconectadas de la realidad. Dicha pseudo intelectualidad revela la pseudo ilustración del usuario en cuestión: el señor Odalís G. Pérez.

La auto-deificación del señor Odalís G. Pérez como síntoma certero de claros problemas psiquiátricos:

En uno de sus «escritos« (¿?) el señor Odalís G. Pérez se cita a sí mismo como si lo afirmado por él fuera afirmado por Dios, como si él fuera un dios que frente a los demás se autentica a sí mismo como tal «dios« (¿?): eso es una muestra de claro narcisismo y de claro envanecido endiosamiento. Cita: «En el segundo semestre del año 2004 publicamos una obra titulada República Dominicana: el mito político de las palabras, donde reflexionábamos sobre la condición del intelectual en la Historia y en la Política dominicanas: “Asistimos al derrumbe de la palabra política en la  República Dominicana. La cartografía simbólica de los usos sociales se revela en la palabra dada y advertida como triunfo de grupos poderosos instruidos de manera institucional e informal en el país. La palabra del Estado siempre ha sido palabra de ley, compromiso y cumplimiento. Pero dicha palabra conforma un discurso de poder y una ética de la fuerza” (véase Odalís G. Pérez, Op. cit. p.11).«

Yo leí eso que él escribió como un supuesto «libro« (¿?) y puedo por ello afirmar que eso que éste sujeto escribió es un folleto famélico con construcciones de mala muerte, basura, pura basura que sólo puede tener un destino: el basurero… Del mismo modo que él, que pertenece al `Basurero de la Historia` y, muy específicamente, dentro de este, al `Estercolero de la Historia`.

Reiteramos: es el propio señor Odalís G. Pérez el que en su «escrito« (¿?) «La condición de la palabra política en la República Dominicana« hace la cita y la cita es de él mismo. ¡Cuánta fantasía enfebrecida! ¡Este `Señor de las Baratijas` o `Lord de las Baratijas` se auto-deifica! ¡Señores…! Cayo Claudio Germánico (= Calígula) en su locura creyó que de verdad, por ser un César o Emperador romano, él era un dios vivo… Sólo un cerebro descompuesto, fétido, puede pensar que él es un Dios. Este sujeto franquea la barrera de la enajenación para insertarse de lleno dentro de ella: se considera a sí mismo como una «deidad« (¿?) y, como tal, «un absoluto« (¿?) y, por ende, como algo colocado «por encima de la Patria« (¿?): de ahí su actitud contra todos los que se sientan indignados por la conmoción anti-nacional y pro-haitiana de países, de organismos internacionales y ONGs criollas y extranjeras. ¡Rompió el alucinómetro!

En realidad éste pobre diablo es un mediocre, un mediocrón, un disparatoso con ínfulas divinas con «ideas de un plan divino« de «una nueva fe« que en su extraviado pensamiento él cree haber creado al hacerle «aportes« (¿?) a su rancia ideología.

En 1870 El Vaticano proclamó el dogma de la infalibilidad papal. El sujeto de referencia en el referido «escrito« (¿?) no hace otra cosa que proclamar el dogma de «su infalibilidad« (¿?). ¡Con razón se cree en condiciones y en capacidad para determinar si otra persona es prócer o no! Si por su condición de «Dios« (¿?) él puede siniestrar la Patria, ¿porqué tiene que tener remilgos para siniestrar respecto de la consideración de la proceridad en cualquiera de sus vertientes? El «lo puede todo« (¿?), él es «omnipotente« (¿?), él es «Dios viviente entre nosotros« (¿?)   Este «absoluto« (¿?) si se auto-considera «Dios« (¿?), ¿cómo no se va a auto-considerar «intelectual« (¿?) si esto último incluso está por debajo de la condición de «Dios« (¿?)?

El mismo crea `su Suprema Ficción` fundada en su errado ego. El se cita a sí mismo: ¡Y él cree estar citando a Dios! ¡El cree estar citando palabras sagradas! ¡El Sinverguenzariato hecho carne humana! Sus auto-adulaciones y auto-engrandecimiento de vanidades son superiores a las que se les hacen a los dictadores.

Su desvarío le permite parafrasear: «Yo era el mundo en el que caminé,  y lo que vi o  escuché o sentí  brotaba de mí mismo;
y  allí me encontré más verdadero y más extraño.«

(Stevens, Wallace: Té en el Palacio de Hoon, en The Collected Poems of Wallace Stevens, Vintage Books, Nueva York, 1990)
En sus «escritos« (¿?) de mala muerte se aprecia que en su cabeza no hay sólo un tornillo flojo, sino muchos, probablemente casi todos: ¡Un decrépito haciendo pretendidos alardes en base a construcciones decrépitas y a algo ya decrépito igual que él!

El tiene para ello intrincadas razones: una de ellas es que sus propias expresiones le parecen de perlas. Su enamoramiento respecto de sus propias palabras semejan aquella situación en que El Quijote se deslumbraba cuando leía expresiones como las siguientes: «La razón de la sin razón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra hermosura.«  «…los altos cielos que de nuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.« (El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, Primera Parte, Capítulo I)

Ello ha puesto a éste señor más allá del límite del delirio. Pero a diferencia de El Quijote, Don Alonso Quijano, sus móviles son obscuros.

¿Quiénes o cuáles instituciones, con credibilidad, han dado por bueno y válido ese falso y errado criterio suyo como para que él lo use con pretenso aire pontifical como si él le hubiera hecho aporte alguno a la sociedad dominicana con ese folleto de mala muerte recargado de dicha jerigonza de fuegos artificiales? Lo mismo cabe decir de los «escritos« (¿?) de mala muerte que el señor Odalís G. Pérez ha venido publicando en diferentes medios como Acento.com y El Nuevo Diario Digital. ¿A quién o a quiénes puede engañar la pseudo intelectualidad y la pseudo ilustración del señor Odalís G. Pérez? La pseudo intelectualidad y la pseudo ilustración del señor Odalís G. Pérez es comparable a la de un señor de mi pueblo que se llamaba Gaspar G. Díaz. Al leer los párrafos insulsos del señor Odalís G. Pérez recuerdo al señor G. Díaz, se me confunden uno con el otro, el otro con el uno y, por ello, donde veo al señor Odalís G. Pérez veo a G. Díaz.

¡Cómo se descompone una persona!

El señor Odalís G. Díaz no se sale de ese esquema de fraseología barata que en él son el principio y el fin de su estrecho y limitado razonamiento si es que a eso se le puede llamar «razonamiento« (¿?)

Este sujeto es verdaderamente fétido… ¡Vaya con auto-deificarse él mismo! Estamos en presencia de un exhibicionismo vano de un payaso que refleja y revela ser un pseudoilustrado que enhebra toda una inútil y vacía vaguedad que se presta a cualquier cosa. Otro no puede ser el resultado: es lo que sucede cuando comienzan las silenciosas rondas de ratones y cucarachas a pretender envanecerse.

La supuesta «moralidad« (¿?) del payaso en cuestión:

El sujeto de marras pretende presentarse como «El sastre de la moralidad« (¿?), como un supuesto o autocreído «Ayatollah Moral« (¿?) con cinco (5) látigos en cada mano.

¿Se habrá visto la viga en sus ojos antes de escribir los disparates que escribió? ¿Cuál será la moralidad de éste sujeto que pretende ver una paja en el ojo del Dr. Marino Vinicio Castillo, pero no ve la viga en su ojo al él actuar por obvio encargo de y por sociedad con los sectores más obscuros, corrompidos y entreguistas del país? Su escrito lo inscribe muy claramente dentro del `Litoral de los Traidores a la República Dominicana`: no puede haber ser más inmoral que un traidor y dentro de los traidores no puede haber uno más inmoral que aquél que traiciona a su Patria: el que traiciona a su Patria es el más inmoral de los inmorales.

Servicio a un gobierno:

Dice que el Dr. Marino Vinicio Castillo le sirvió a la tiranía trujillista (tres meses, en la postrimería): ¿Y quiénes no le sirvieron? Se pueden contar con los dedos de las manos los que no le sirvieron y sobran dedos: ni el señor Odalís G. Pérez ni sus ascendientes descollaron por ser opositores al despreciable Trujillato. ¿Y entonces?

Pero el señor Odalís G. Pérez hizo estudios auspiciados por una tiranía todavía peor que la trujillista en un país de Europa Oriental y que se «ufanaba« (¿?) de supuestamente ser una «Democracia Popular« y ni era Democracia ni era Popular. La cantidad de asesinados por ese gobierno de la Europa Oriental fue muy, pero muy superior a los asesinados por el sátrapa llamado Rafael Leónidas Trujillo Molina; la cantidad de encarcelados por disentir de ese gobierno europeo oriental fue muy, pero muy superior a los encarcelados por el sátrapa llamado Rafael Leónidas Trujillo Molina; la cantidad de exiliados de ese gobierno europeo oriental fue muy, pero muy superior a los exiliados por el sátrapa llamado Rafael Leónidas Trujillo Molina. ¿Es claro el pasado del señor Odalís G. Pérez? ¿Qué credibilidad puede merecernos el señor Odalís G. Pérez habiendo él aceptado el patrocinio de un gobierno semejante para él estudiar en el país sobre el cual se ejercía esa tiranía tan condenable como o más condenable que la del déspota Trujillo? ¿Tuvo el señor Odalís G. Pérez escrúpulos para renunciar a esos estudios, no obstante él saber la realidad de ese país y que sus estudios, por ende, navegaban sobre charcos de sangre? ¿Condenó el señor Odalís G. Pérez a ese régimen opresivo y fieramente represivo que lo benefició a él? Nunca lo hizo ni nunca lo hará… En ese país europeo el régimen opresivo en cuestión fue finalmente desmantelado por la acción de ese pueblo y hoy por hoy se le aborrece en dicho pueblo del mismo modo que la mayoría de los dominicanos aborrece a Trujillo por el despotismo de su régimen. ¿Cuál moralidad, pues, puede exhibir el señor Odalís G. Pérez? Su moralidad es totalmente dudosa, estamos, pues, hablando de un sujeto que no encaja en las normas de la moral.

Estudió (en realidad reforzó su adoctrinamiento, su ideologización) en Rumanía, donde había un gobierno fieramente estalinista que fue derribado por el pueblo por las tantas atrocidades que cometió: ¿qué hizo éste auto-creido «Dios« (¿?) y, en realidad, pseudo intelectual, pseudo ilustrado, para contribuir a la liberación de ese pueblo? Nada, absolutamente nada; por el contrario: volvió a la República Dominicana para predicar las supuestas «bondades« (¿?) de dicho estalinismo. El carece del más mínimo sentido de criticidad o criticismo, por eso ha permanecido anclado con su mente en un pasado producto de distorsiones históricas.

El cree que el estalinismo que reforzó en su mente bajo la tiranía de ese corte en un país de Europa del Este es algo sagrado, como sagrado es Dios para nosotros, que eso es algo igual a palabras de Dios; esa es una creencia religiosa suya (aunque el hecho de citarse a sí mismo revela su enajenación de auto-considerarse «Dios« (¿?): su mente ha creado toda una cosmogonía de nuevo cuño).

Los comunistas instrumentos de la derecha (como el sujeto que nos atañe) arrastran el complejo de Lenin de la traición a Rusia que cometió y para pretender «despojarse« (¿?) de la cual el mismo Lenin tuvo que emplearse a fondo para construir tesis-mitos tendentes a pretender «justificar« (¿?) lo injustificable que todavía al día de hoy le persigue en Rusia como la sombra sigue al cuerpo.

Su condición de haber estudiado en Rumanía, pues, es revelatorio.

Es claro que éste es un `comunista de derecha`, específicamente del grupejo supuestamente «de izquierda« (¿?) que en realidad ha quedado como un apéndice instrumental del grupo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) hoy conformante del Partido Revolucionario Moderno (PRM). De un `comunista de derecha` al que el grupo estratégico comunicacional del PRM maneja a su antojo y esos borregos dócilmente se encaminan por el sendero que les trace dicho grupo directivo (hoy con claros puentes extendidos con el actual incumbente del Palacio Nacional «El Estratega« Presidente Lic. Danilo Medina Sánchez en el tema haitiano).

Dicho grupejo es promovido esencialmente por el grupo de «periodistas« (¿?) Traidores a la Nación que viajó a Haití y allí firmó convenios de colaboración con grupos haitianos contrarios a la República Dominicana; el cual grupo recibe asistencia de los Estados Unidos de América (vía su embajada), de ONGs e instituciones estadounidenses y del grupo de la oligarquía dominicana Traidor a la Nación (Juan Vicini, Fernando Capellán y compartes); es decir, que, a final de cuentas, éste sujeto de marras es un instrumento de su propio demonio y al cual él llama o denomina «El Imperio« (= los Estados Unidos de América, USA o EE.UU.).

El encargo sigue vivo en la República Dominicana. Se trata de un payaso que cultiva el granujismo cayendo en una ridiculez tremenda. Con esa vinculación con esa derecha y las relaciones de esta, así han sobrevivido éstos ejemplares del bestiario político dominicano. Este sujeto pertenece al bestiario pseudo intelectual dominicano y al bestiario político dominicano y dentro de ambos al grupo del granujismo criollo.

Es un ejemplar de las bestias de esa fauna que cree que por unas supuestas «charreteras« (¿?) que pregona es más que un «illuminati« o más que un auto-creido «illuminati«, cuando en realidad es un pobre infeliz, un pobre diablo que acusa serios problemas o trastornos de personalidad que le llevan a auto-deificarse, a auto-elevarse a la categoría de «Dios« (¿?)

Aprecié claros rebuznos a los que quiso maquillar de supuesto summun «intelectual« (¿?). Los burros son los que rebuznan, no los intelectuales y él de intelectual es obvio que nada tiene. Así mismo, repite como un papagayo, como un disco rayado: se queda encharcado dentro de ese mismo marco: no sale de ahí: el señor Odalís G. Pérez es eso: tan sólo un disco rayado repetidor de baratijas que su mente enfebrecida le hace creer que son «súper diamantes« (¿?) y que él es un «intelectual« (¿?), cuando en realidad no es más que un mero pseudo intelectual y un mero pseudo ilustrado.

De personas como el Dr. Marino Vinicio Castillo y Manuel Núñez Asencio al señor Odalís G. Pérez hay una evidentísima distancia del cielo a la tierra: mientras los dos primeros son verdaderos intelectuales el señor Odalís G. Pérez es un pseudo intelectual que recuerda manifiestamente al señor G. Díaz, por eso la confusión entre Gaspar G. Díaz y Odalís G. Díaz. Mientras el Dr. Marino Vinicio Castillo y Manuel Núñez Asencio manejan conceptos, el señor Odalís G. Pérez maneja baratijas, meras baratijas con las cuales él se engaña a sí mismo.

Si por el señor Odalís G. Pérez fuera no nos hubiéramos independizado nunca de Haití:

Su haitianofilia es evidentísima. Para éste sujeto de dudosa moralidad ser seguidor de Juan Pablo Duarte es ser «haitianópata«, «negrópata«, «racista«; en otros términos: lo que éste individuo quiere decir es que Duarte era «haitianópata«, «negrópata«, «racista« y que en la escuela está mal que enseñen la Historia de la República Dominicana, que está mal que enseñen que nos liberamos de los haitianos, que está mal que se diga que éstos ocuparon y sometieron lo que hoy es el territorio de la República Dominicana; que está mal que enseñen eso porque si enseñan eso enseñan a los dominicanos a ser «haitianópatas«, «negrópatas«, «racistas«.

¡Tremendos «razonamientos« (¿?) los de éste intelectualoide o pseudo-intelectual que nunca pasará de ser pura pacotilla! ¡El caso del señor Odalís G. Pérez es un triste y lamentable ejemplo de cómo una persona se auto-sumerge en `El Basurero de la Historia` y, más específicamente dentro de este, en `El Estercolero de la Historia` para quedarse con los ribetes de pertenencia a ese mundo!

Con sus «razonamientos« (¿?) recién referidos el señor Odalís G. Pérez no hace otra cosa más que lamentarse de que los dominicanos nos independizáramos de Haití. Al mismo tiempo hace a un lado, al menos, o desconoce que los criollos dominicanos han luchado contra pueblos de tipo caucásico o raza blanca, específicamente franceses, ingleses, españoles y estadounidenses.

Si a la luz de esos calificativos de «haitianópatas«, «negrópatas«, «racistas« se hace un ejercicio de hipótesis la Ucronía resultante necesariamente sería la siguiente: si éste espécimen de la granujería hubiese vivido en la época de la ocupación haitiana, en la época de Juan Pablo Duarte, es obvio que él hubiese sido partidario de que la ocupación haitiana siguiese vigente y si acaso se hubiese relacionado con los trinitarios lo hubiese hecho sólo con el propósito de traicionarlos delatándolos: de ser por él la República Dominicana soñada por Juan Pablo Duarte con toda probabilidad no se hubiese podido materializar; la ocupación haitiana se hubiera extendido sabrá Dios por qué tiempo, probablemente en la actualidad hubiésemos estado todavía bajo el régimen haitiano, pues éste sujeto habría considerado a Juan Pablo Duarte «haitianópata«, «negrópata«; «racista«; por él es totalmente seguro que Juan Pablo Duarte hubiese sido fusilado con todos sus compañeros por los haitianos ocupantes de nuestro territorio; y si el proyecto trinitario se hubiese desarrollado concomitantemente o con posterioridad a la aparición del genocida Adolfo Hitler también hubiese añadido a sus calificativos contra Juan Pablo Duarte el de «nazi«.

Lo cierto es que en la actualidad el señor Odalís G. Pérez con su propaganda haitianófila, anti-dominicana, conspira contra la continuidad del sueño de Duarte de una República Dominicana soberana, libre, independiente de toda potencia extranjera; conspira descarnada y desvergonzadamente contra la nacionalidad dominicana: es haitianófilo y anti-dominicano. Es un `dominicanópata` y el grupo al que pertenece está compuesto de iguales `dominicanópatas`, es decir, está compuesto de personas que sufren de `dominicanopatía`.

En fin: el señor Odalís G. Pérez terminó desnudándose como todo un Traidor a la Patria, monda y lironda eso es todo lo que real, literal y estrictamente él ha hecho, no ninguna otra cosa. Es decir: lo bueno de todo esto es que la ridícula kata ejecutada por este payaso sólo sirvió para que él se desnudase como otro entreguista más del país. El señor Odalís G. Pérez es otro de los personajes repulsivos de `La Traición a la Nación`. Ante ejemplares o especímenes como este hay que seguir repitiendo la frase del Padre Fundador de la República Dominicana Juan Pablo Duarte: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.’’ Ello así porque esa expresión es el producto de la apreciación del Padre de la Patria de la existencia de granujas como éste.

Producción intelectual del Dr. Marino Vinicio Castillo:

¿Puede éste infeliz llamado Odalís G. Pérez producir un discurso no forense parecido tan siquiera al de menor categoría dentro del elenco de discursos que ha producido el Dr. Marino Vinicio Castillo para no colocarle una piedra más pesada como tarea a aquél infeliz?

¿Dónde ha vivido éste señor que «nunca« (¿?) ha podido apreciar el poder de explicación que, gracias a su cultura y a su elocuencia, tiene el Dr. Marino Vinicio Castillo, el cual lo despliega todos los domingos a través de su programa `La Respuesta`? ¿Puede éste infeliz siquiera imitar de lejos la capacidad de expresión del Dr. Marino Vinicio Castillo?

¿Dónde ha vivido éste señor que «nunca« (¿?) ha leído artículo o ensayo alguno del Dr. Marino Vinicio Castillo?

¿Ha ido éste señor a alguna charla o a alguna conferencia leída o improvisada por el Dr. Marino Vinicio Castillo?

¿Maneja él la técnica jurídica y su consiguiente lenguaje técnico-jurídico para él opinar sobre alguna de las conferencias que sobre Derecho Penal ha presentado el Dr. Marino Vinicio Castillo?

¿Ha ido éste señor a alguna audiencia criminal de fondo en que haya expuesto el Dr. Marino Vinicio Castillo? ¿Maneja él la técnica jurídica y su consiguiente lenguaje técnico-jurídico para él opinar sobre alguno de los discursos forenses que en materia Penal ha realizado el Dr. Marino Vinicio Castillo?

¿Qué elementos de juicio, pues, puede tener este anémico del intelecto – en realidad es un ridículo- para aquilatar y apreciar al Dr. Marino Vinicio Castillo?

La producción intelectual completa (que es enorme), es decir, todos los escritos de diversas índoles del Dr. Marino Vinicio Castillo será publicada próximamente (no sé si dicha publicación incluirá todos sus discursos): la inmensa mayoría de dichos escritos ha sido publicada por la prensa nacional en forma dispersa debido a la diversidad de medios de prensa escritos utilizados en sus respectivos momentos.

Las pretensas «charreteras« (¿?), las supuestas «medallas« (¿?), los supuestos «orgullos« (¿?) de éste sujeto que responde al nombre de Odalís G. Pérez son: que estudió en la Rumanía gobernada por un régimen estalinista; que es «profesor« (¿?) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD),… ¿Y…? ¿Y qué?

Tan sólo tiene una forma de «razonar« (¿?): el estalinismo, que es puramente ideologizado, dogmático, mecanicista. El dogmatismo funciona como un mecanicismo, pues realmente es un mecanicismo que pretende ser y propender a la realización de la verdad absoluta, no obstante caminar sobre prótesis producto de ser un enfoque puramente ideológico. Ese dogmatismo es el mismo que creó todos los estragos y todas las desgracias sangrientas que creó en el país cuyo régimen sanguinario lo acogió a él para brindarle «estudios« (¿?), régimen sanguinario que él no combatió, pero que el pueblo bajo dicha tiranía sí combatió a esta hasta que finalmente obtuvo su libertad.

Este sujeto trasuda y acusa un resentimiento profundísimo y pretende erigirse en un «Dios« (¿?) que pretende oficiar como una especie de «sicario moral« (¿?), sin él mismo siquiera darse cuenta de que al pretender asumir ese papel ofreciendo la fraseología de siempre en realidad pasa a formar parte de `El Sinverguenzariato` asumiendo dentro de este un papel asaz ridículo cayendo en la propaganda raputinesca, folletinesca y oportunista.

El oportunismo sigue permitiendo ver recogidas de basuras al reclutarlas. A veces las excrecencias y los excrementos viven y toman forma humana. Caso de la especie.

Las intervenciones de éste sujeto sólo han servido como muestras o ejemplos de cómo una persona se asqueroséa a sí misma, como se encanallece, cómo se produce su metamorfosis hacia la granujería, hacia la escoria (para formar parte de `El Escoriato`) con «informaciones« (¿?) basuras. Así como hay «informaciones« (¿?) basuras también hay «informadores« (¿?) basuras que son precisamente los que sirven dichas «informaciones« (¿?) basuras. El señor Odalís G. Pérez es todo un Pitecantropus Erectus del dogmatismo estalinista, con lentes para supuestamente «vender« (¿?) la imagen de supuesto «intelectual« (¿?). Es más de la misma letrina.

De aquel extremo de la evolución el sujeto de referencia conecta con otro extremo de la misma y por ello personifica un claro ejemplar de la tribu de los pashtun (= los patanes).

Algunas personas amigas tras leer los referidos «escritos« (¿?) del señor Odalís G. Pérez vertieron opiniones diversas en la forma, pero más o menos coincidentes en el fondo:

  • «Es un microbio que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un pigmeo que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un insignificante que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un mequetrefe que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un patán que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un loco que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un ridículo que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un facineroso que pretende tener un vozarrón.«
  • «Es un payaso que pretende tener un vozarrón.«

En mi opinión el adjetivo que más le cuadra es el de facineroso, que el Diccionario de la Real Academia define como “malvado, de perversa condición”. Lo mismo que el de payaso que evidenció ser.

El pretenso vozarrón en cuestión sobre el que se coincidió no es más que una serie de calificativos que forman parte de su ridícula pirotecnia verbal.

¿Qué hace en la Academia Dominicana de la Lengua un sujeto con semejantes características negativas?

En fin, el sujeto en cuestión pretende ofender al Dr. Marino Vinicio Castillo (Vincho) y a Manuel Núñez, pero, como bien dijo un conocido personaje de la Historia: «Ofende quien puede, no quien quiere.«

Resumiendo y concluyendo:

El señor Odalís G. Pérez, en busca de «descollar« (¿?) acude a dos aspectos: tirarle al Dr. Marino Vinicio Castillo, que ha sido un verdadero Prócer de la República Dominicana, el único que defiende al pueblo dominicano, a diferencia del señor Odalís G. Pérez; y, por otro lado, al uso de una retahila de expresiones marramucias que él cree que por hacerse exhibicionista de las mismas él va a «brillar« (¿?). Le puedo asegurar que está muy deslucido y su «discurso« (¿?) realmente es enteramente vacío y sin sentido. Obviamente estamos en presencia de una persona que acusa un claro perfil anti-dominicano, el cual lo encuadra como una persona no apta ni para pretender criticar al Dr. Castillo y mucho menos al nacionalismo dominicano que hoy por hoy el Dr. Castillo representa con gran dignidad, aunque esto le duela al señor Odalís G. Pérez, lo mismo que a aquéllos que están detrás de él.

De lo que no se da cuenta el sujeto en cuestión es de que tanto él como su descendencia arrastrarán esa retahila de expresiones y frases como un pesado saco auto-acusatorio sobre sus espaldas, pesado saco señalador de pertenecer a un grupo contrario a la existencia de la República Dominicana. Pero allá él, ese es su problema.