Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
«Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.«
Juan Pablo Duarte
Este país sólo lo eligió, pero este país no es propiedad suya Señor Presidente Danilo Medina Sánchez.
Ni siquiera el Palacio Nacional es propiedad de Usted, ni siquiera de eso puede usted hablar (de «el Palacio Nacional de Danilo Medina Sánchez«).
Usted les está regalando la nacionalidad dominicana a los haitianos, lo cual tendrá un impacto terrible sobre la suerte del Estado dominicano. Primero nacionalizó como «dominicanos« (¿?) a cincuenta y cinco mil (55,000) haitianos; luego les otorgó el estatus migratorio de residentes legales a cerca de doscientos ochenta y ocho mil (288,000) haitianos, los cuales pronto serán convertidos en nacionales dominicanos por usted. Lo mismo hará con todos los demás que el efecto de llamada de su propaganda ha ido incitando a venir al territorio dominicano invadiéndolo y ocupándolo. Interior y Policía está dándoles carnets de residentes y sigue recibiéndoles documentos fuera de plazo. Así mismo: su Gobierno «dominicano« (¿?) dice la desfachatez de que no se deportarán mujeres parturientas haitianas ni niños haitianos. Igualmente dice su Gobierno «dominicano« (¿?), por vía de su `Canciller de la Traición a la Nación`, otra idéntica desfachatez: que no se deportarán haitianos que digan haber nacido en la República Dominicana. Usted y su `Gobierno de la Traición a la Nación` lo que han hecho es una derogación fáctica, es decir, una derogación de hecho, del Jus Soli restringido existente en las Constituciones dominicanas desde mil novecientos veintinueve (1929); usted y su flamante gobierno «dominicano« (¿?) de esa manera le están regalando el país a los haitianos.
Este país es de todos nosotros los dominicanos. Usted no tiene derecho a regalárselo a los haitianos como usted ha venido haciéndolo, ni a nadie más.
La República Dominicana surgió a la vida independiente gracias a una lucha épica contra los ocupantes haitianos, lucha que implicó el sacrificio de miles de vidas de dominicanos para poder lograr tal cosa.
Cito a continuación el parte de guerra de fecha diecisiete (17) de Abril de mil ochocientos cuarenta y nueve (1849) emanado del General Antonio Duvergé con motivo de la Tercera Campaña haitiana por tratar de recuperar el territorio proclamado independiente por los dominicanos:
«Puesto del Número, 17 de abril de 1849. Antonio Duvergé, General de División y Comandante delas Fronteras del Sur. Al señor General Pedro Santana, Comandante en Jefe de las mismas.
Señor General:
En este momento, como a las 11 del día, hemos hecho replegar al enemigo, que dejó en nuestros campos de batalla sus muertos que no pudieron cargar. La pérdida de los nuestros fue un poco considerable entre heridos y muertos.
Hasta ahora no sabemos la determinación del enemigo, pero nosotros nos mantenemos firmes a mantener el punto.
Apresúreme usted las municiones que en mi anterior oficio le pedí.
Dios Guarde a usted muchos años.«
Resalto nuevamente: «La pérdida de los nuestros fue un poco considerable entre heridos y muertos. Hasta ahora no sabemos la determinación del enemigo, pero nosotros nos mantenemos firmes a mantener el punto.«
Muchos hombres como ése Patricio y Héroe Nacional que escribió ese parte de guerra osaron arrojarse para exponerse al sacrificio: usted sólo ha sabido saltar al pleno, deshinbido y desparpajado goce de las mieles del poder.
¿Con qué derecho le cede usted la República Dominicana a los haitianos? ¿Quién le otorgó a usted ese «derecho«? ¿De dónde ha sacado usted «derecho« para disponer tal cosa? ¿Qué diablos de credenciales de sacrificio puede usted exhibir para pretender desconocer el sacrificio de los Padres de la Patria, de toda esa pléyade de Patricios y de Héroes Nacionales que como ése citado y todos los que le acompañaron a él osaron exponerse a la muerte en pos de un ideal que por la mente de Usted no pasa siquiera la imaginación de lo que ello representa?: La respuesta es obvia: ninguna, nada puede usted presentar al respecto; excepto su ignorancia y su indiferencia garrafales tanto del sacrificio que costó construir la Independencia de la República Dominicana, como del sacrificio que costó restaurar dicha Independencia en la Guerra de Restauración de mil ochocientos sesenta y tres (1863)-mil ochocientos sesenta y cinco (1865).
Usted recibió un mandato que ha sido traicionado por usted mismo, lo que lo hace totalmente indigno de seguir al frente de la Jefatura del Estado dominicano que ya no lo resiste a usted, que le resiente. Su profanación a los hechos heróicos de ésos dominicanos se levanta como una injuria gravísima hacia el Cielo de la Patria desde donde se ven vientos poderosos, vientos huracanados arremolinándose contra usted y los demás traidores a su lado y bajo su dependencia.
Ulises Heureaux creyó que la República Dominicana era de su propiedad. Rafael Leónidas Trujillo Molina creyó que la República Dominicana era de su propiedad. Ambos mal terminaron. Pero ni siquiera a ésos dos especímenes les pasó por la cabeza poblar el territorio dominicano de haitianos como viene haciéndolo Usted Presidente Danilo Medina Sánchez, convirtiéndose así usted en `un Supliciador de la Patria`, en `un Supliciador de la República Dominicana`, en `un Verdugo de la Patria`, en `un Verdugo de la República Dominicana`.