Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
La Constitución proclamada el veintiséis (26) de Enero del dos mil diez (2010) fue bautizada en el ámbito político como «la Constitución Leonel Fernández«.
Como se sabe: cuando se produce una reforma constitucional la Constitución sale entera con la modificación que se le introdujo, pero como si fuera un todo nuevo; por eso, después del retoque o maquillaje obscuro de que la misma fue impregnada para Danilo Medina Sánchez viabilizar su proyecto reeleccionista del dos mil quince (2015) el todo nuevo que salió, es decir, la nueva Constitución, con propiedad puede ser llamada «la Constitución Danilo Medina Sánchez«; la cual no viene a ser otra cosa más que una expresión más de la gula de poder del mandamás de turno (gula de la que es tan pletórica nuestra Historia nacional), sólo que esta vez esa persona a quien se le confeccionó ese traje para, con el subsiguiente conocido fraude electoral que realizٕó, seguir al mando de la administración del Estado, es la representación de un Poder pervertido ya que la cabeza de este lo es literalmente `un traidor a la República Dominicana`.
Bajo los pliegues de la Historia nacional hemos visto desfilar una cantidad enorme de sempiternos aspirantes, de los más variados matices, a mantenerse al frente de la Jefatura del Estado, peronunca se había visto, nunca habíamos visto, a `un traidor a la República Dominicana` tener el tupé, la cachazade querer formar parte de ese elenco de aspirantes a la reelección y ahora a la reelección permanente, para lo cual cuenta con los rezos de los «constitucionalistas« mercenarios.
No en vano nuestro país es el país del mundo con más reformas constitucionales obedeciendo la inmensa mayoría de ellas a ese apetito desbordado de permanecer en el Poder.
Ahora bien: el afán continuista de Danilo Medina Sánchez es el retrato más fiel de una adicción al Poder tan sólo para saciar las más bajas inclinaciones de un político, pues Danilo Medina Sánchez, por su condición manifiesta, ostensible, de `traidor a la República Dominicana` es el ejemplar más extremo de lo que es detentar el Poder sin tener en miras la dignidad y la gloria de la Historia de la propia Nación a la que él pertenece; sin tener en miras el esfuerzo, el coraje y el sacrificio de los dominicanos que inmolaron su vida y su integridad física para liberar al pueblo dominicano de la opresión haitiana y alcanzar así los dominicanos la Independencia.
Un `traidor a la República Dominicana` en el Poder es la más abyecta representación que los dominicanos hemos tenido aspirando a seguir detentando el Poder simplemente para aquello: para saciar sus más abyectas inclinaciones.
Ya no estamos, pues, bajo el imperio de la «Constitución Leonel Fernández«, sino bajo el imperio de la «Constitución Danilo Medina Sánchez«: bajo el imperio de la Constitución de `un traidor a la República Dominicana`.
Estamos, pues, en presencia de algo que va más allá de lo meramente ornamental para pasar a ocupar plenamente el plano de lo grotesco.
No sé cómo milagrosamente a los adlátares de «El Estratega« Presidenteque nos gastamos se les ha escapado y por ello no han mandado a imprimir millares y millares o, mejor, millones de ejemplares de esa Constitución (y hasta con el nombre de Danilo Medina Sánchez, es decir, que diga así mismo como suena: «Constitución Danilo Medina Sánchez«) para distribuirlos entre todos los habitantes del país para servir al culto a la personalidad obscura del `traidor a la República Dominicana` que desgobierna a esta.