Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
«El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquéllas que permiten la maldad.« Albert Einstein.
La recién pasada reunión de los países integrantes del MERCOSUR sólo sirvió para reproducir la misma actitud precedentemente ocurrida en varias ocasiones tanto en la UNASUR como en dicho MERCOSUR: la actitud de protección del chavismo y ahora del chavo-madurismo y de los propósitos y actitudes autoritarios y despóticos de estos; en síntesis, ambos organismos han servido para proteger el granujismo del chavismo y del chavo-madurismo proyectando dichos organismos sendas imágenes de ser igualmente tan granujas como dichos chavismo y chavo-madurismo; pero dicha cobertura granuja ha servido también para evidenciar a los jefes de estado ecos incondicionales del chavismo y del chavo-madurismo como otros granujas, tan granujas como el actual Presidente de Venezuela Nicolás Maduro Moro. El silencio de ésos jefes de Estado ante la tragedia que vive el pueblo venezolano es tan elocuente como sus pronunciamientos granujas de apoyo a los actos despóticos del actual inquilino de Miraflores.
Esto es válido hasta para el pasado Presidente de Uruguay, José Mujica, quien en ocasión de la destitución constitucional y legal de Fernando Lugo en Paraguay se prestó al rejuego chavista de pretender presentar tal cosa como un supuesto «golpe de Estado« para, entre otras cosas, por un lado suspender a Paraguay del MERCOSUR disque «aplicando« «la cláusula democrática« de su carta constitutiva, y, por otro lado, abrirle la brecha a la Venezuela chavista para que esta pasase a formar parte de dicho MERCOSUR, al cual no había podido ingresar por la oposición paraguaya, realmente fundada en dicha cláusula democrática, tras desaparecer momentáneamente Paraguay, de esa forma, de dicho escenario.
La actitud cómplice adoptada por el entonces Uruguay de José Mujica revela que la expresión de éste último “El poder no cambia a las personas, sólo revela lo que verdaderamente son” le es aplicable también a él, pues él contribuyó a esa granujada; es decir, que José Mujica es tan granuja como los demás presidentes sudamericanos que participaron en dicha vagabundería.
En la última reunión de dicho MERCOSUR el nuevo Presidente de Argentina, Mauricio Macri, fundado en la cláusula democrática en cuestión, planteó que se le solicitara a la Venezuela chavo-madurista la puesta en libertad de Leopoldo López y los restantes jefes de Estado allí presentes sólo entraron en franco mutis en relación a una situación judicial tan anómala como lo es el hecho de que a dicho dirigente político venezolano opositor le fueron arbitrariamente excluidos sus medios de prueba para él poder defenderse a solicitud de un ministerio público que luego, ante el remordimiento de consciencia que le urticaba, salió huyendo de Venezuela para dar a conocer al mundo que había acusado falsamente a Leopoldo López debido a la presión gubernamental del Madurismo, que realmente López es inocente de la acusación que falsamente pesa sobre él y que dio lugar a una condena a trece (13) años de prisión sin que él pudiera usar medio de prueba alguno para poder defenderse.
No me sorprende para nada la actitud fría e indiferente de los otros mandatarios sudamericanos que se dieron cita en el MERCOSUR porque éllos son tan granujas como Maduro: el hecho de respaldar a éste, por comisión o por omisión, es un acto de granujismo.
Sólo granujas pueden apoyar tanto con sus acciones y sus expresiones como con su silencio cómplice a alguien que desde el Palacio de Miraflores ejerce el Poder usando la violencia como discurso y valiéndose de su poder omnímodo maneja a su antojo las instituciones de Venezuela incluyendo a la Suprema Corte «de Justicia« (¿?) como a la Sala «Constitucional« (¿?) de la misma, las cuales son claros apéndices instrumentales del chavo-madurismo y de su jefe déspota.
Ese granuja llamado Nicolás Maduro Moro ha activado una institución cuyos titulares nunca fueron nombrados ni bajo Chávez ni bajo el mismo Maduro, la mal llamada Asamblea Comunal, hasta que el chavo-madurismo perdió apabullantemente las recién pasadas elecciones legislativas venezolanas quedando la oposición con ciento doce (112) diputados reconocidos como ganadores por el Consejo Nacional Electoral (CNE); inmediatamente tuvo esa derrota el chavo-madurismo procedió a dicha activación para que dicha realmente representativa de nada, vacía, e inorgánica institución sesionase en la misma sede de la Asamblea Legislativa venezolana recién remozada por el voto popular de los venezolanos: el objetivo era y es claro: sencillamente impedir que sesione la referida recién remozada Asamblea Legislativa: el cálculo es imposibilitar que esta última, bajo el control de la oposición triunfadora, pueda sesionar: en dicho local veremos los mismos prehistóricos actos de violencia que en una oportunidad ordenaron Diosdado Cabello y Nicolás Maduro Moro contra diputados opositores y que le dieron la vuelta al mundo a través de la televisión: es ante ese mismo panorama -esta vez más amplificado- que Venezuela está abocada a partir de este próximo cinco (5) de Enero del dos mil dieciséis (2016), fecha en que debe instalarse dicha recién renovada Asamblea Legislativa.
Es ante ese mismo panorama que los jefes de Estado del MERCOSUR (excepción hecha respecto de Mauricio Macri) quedan evidenciados como verdaderos granujas por no reaccionar ante el granujismo descarnado y descarado de Nicolás Maduro Moro. Ahora bien, ¿qué se puede esperar de Tavarés Vásquez, de Evo Morales y de Dilma Rousseff si a fin de cuentas son aves del mismo plumaje, verdaderos «compañeros de viaje« formados en la misma escuela ideológica? Son granujas apoyando con sus actitudes, con su expresiones y con su silencio cómplice al granuja llamado Nicolás Maduro Moro. Los que apoyan a un granuja son tan granujas como el mismo granuja.
Este recién pasado treinta y uno (31) de Diciembre del dos mil quince (2015) el Papa Bergoglio (muy amigo de todos esos «compañeros de viaje« -que realmente nunca han creído en la Democracia Representativa- dijo en su homilía de fin de año que “el bien siempre vence”: ¿Será eso verdad? Por lo que se ve, es claro que el mal lleva la de ganar en Venezuela porque el mal allí maneja a sus títeres de la Suprema Corte «de Justicia« (¿?) y a la Sala «Constitucional« (¿?) venezolanas. ¿Está dispuesto a contribuir el Papa a que el bien venza en Venezuela contribuyendo a desmontar en dicho país el claro despotismo del chavo-madurismo y su déspota cabeza Nicolás Maduro Moro? Conociendo la clara cercanía del Papa Bergoglio con el kirchnerismo y, por ende, con todos sus compañeros de viaje dudo mucho el Papa Bergoglio tenga el decoro de hacer algo a favor del pueblo de Venezuela y en contra del despotismo y la granujería de Nicolás Maduro Moro.
Reitero la expresión de Einstein: «El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquéllas que permiten la maldad.«