Tal vez cuando nuestra sociedad disponga de una Ley de Partidos dejaremos de tener esta especial de circo y “haladera de moños” de los que hemos sido testigo en casi todos los partidos políticos del sistema, para presentarnos sus hombres y mujeres por quienes deberemos votar en las venideras elecciones.
¡Cuántas triquiñuelas! Es “alta política” nos enrostran algunos dirigentes.
Las malquerencias se multiplican. Los epítetos impublicables contra algunos de las altas instancias o directivos de partidos, se ponen de manifiesto por personas que han sido movidos de posiciones o en el peor de los casos han quedado fuera de la boleta electoral.
Heridas profundas y otras de pronósticos reservados que no sanan, aún pasadas las elecciones.
Los candidatos que “arrastran” cual locomotora y llevan pesadas cargas se les nota un dejo de preocupación, aunque quieran ocultarlo con una amplia sonrisa.
Aquellos a quienes se les suman los votos dicen sin hablar, que hay quienes están en la boleta que no le aportarán el “caudal de votos” calculados.
Encuestas desacreditadas vienen y van, y todos se dan por ganadores. Desde los medios nosotros como “bocinas sin sonido” y sin credibilidad, pretendemos llevar a los electores la percepción encomendada desconociendo –craso error- que muchos de quienes nos escuchan leen y analizan mejor que muchos, el panorama político nacional, provincial y sobretodo el local por estar más cerca y poder palparlo con toda su crudeza.
Es verdad, que en cincuenta y tantos días la intención del votante puede cambiar…pero no en todos.
Hay mucho temor, “meneo” e intento de congraciarse en todo y con todos. Lo que se dejó de hacer por años querrán hacerlo en semanas.
Tendrán que buscar otro nido. La pava no quiere el que le presentan.