A finales de septiembre en el periódico digital Diario Libre y en la columna AM, su titulo fue Que cada uno vuelva a su pupitre.
En la misma, se nos hace ver la necesidad de que todos como actores de la sociedad donde inter accionamos podamos ejercer el papel para el que nos hemos preparado en aras de alcanzar un desarrollo sostenido eso sí, cada quien no quedándose de brazos cruzado.
Hemos señalado, que son muchos los programas de radio y televisión en los que profesionales de diferentes áreas ofrecen sus conocimientos, toman y adoptan posiciones con responsabilidad respecto a determinados temas y si tomar en cuenta posiciones sociales, políticas o religiosas.
A fin de cuentas, la misma sociedad es la mayor beneficiada siempre y cuando aquellos postulados no se queden en simple retórica.
Es muy fácil quejarse conforme a la percepción que se tenga, de la veleidad, mansedumbre, e ignorancia de la llamada clase pobre o muy pobre en cuanto a olvidar con rapidez los sinsabores y los olvidos que padecen de sus gobernantes.
Olvidos que al acercarse la zafra de las campañas electorales son borrados con la aplicación más de un 100 % de casi todos los programas sociales destinados a mejorar la calidad de vida de las familias más desposeídas.
Es como si estuvieran atrapadas donde solo se les busca y atiende, para obtener de ellos el voto y estar de nuevo piloteando la nave del poder.
Sí, ellos los ignorantes, quienes no piensan. Sí, dígales que solo tienen cabezas para pagar peladas y usar gorras o sombreros…
Pero…¿Y aquellos que sí piensan? ¿Los que han estudiado, qué? ¿Esos que son profesionales? ¿Esos que se ufanan de tener más de una carrera profesional? ¿Por qué son tan miedosos en tomar parte de las discusiones? ¿Por qué tantos silencios y no tomar parte?
¿Es acaso que nos olvidamos que quienes aportan los muertos en las protestas son los pobres por no pensar?
¿Nos olvidamos que quienes sufren los palos y el asfixie de las bombas lacrimógenas son los que no conceptualizan?
¿Dónde diablos se meten muchos de los letrados, los “que saben”, los que solo protestan dentro de las paredes de sus oficinas?
¿Es acaso que a esos “letrados” los gobiernos saben cómo amasarles sus panes y ponerles sus “bobos azucarados”?
Se logran los cambios creemos, cuando TODOS contribuimos, luchamos, nos esforzamos. Cada quien, desde el escalón que le ha colocado la vida misma.
Volver a los pupitres, es tener muy en cuenta el trabajo que cada uno de nosotros tiene y puede hacer para beneficio del colectivo.
Si con la bulla de los ignorantes se corre el riesgo de perder el control y puede desencadenar en disturbios, el silencio de los letrados es peor porque le hace el juego a las autoridades y coadyuva a mantener en la ignorancia a una sociedad que clama por mejor suerte.
ramiro_francisco@yahoo.com