Hacia el año 2050 las antiguas viñas de Burdeos, el valle del río Ródano, la Toscana, Chile, Argentina, el sudeste de Europa y el condado de Napa (en California, EE.UU.) pueden quedar inutilizables para cultivar variedades vinícolas de uvas a causa del calentamiento global.
Si maduran con más rapidez, las uvas no tienen tiempo suficiente para adquirir las propiedades necesarias para la producción del vino.
Los expertos pronostican que esta puede reducirse entre un 70% y un 75% en un futuro próximo, lo que provocará un serio incremento en los precios.