Faride, la Biblia y la Escuela
Ramiro Francisco
Nosotros no conocemos a Faride Raful. Nunca hemos estrechado sus manos. Ni siquiera hemos estado cerca ni lejos de donde ha estado. Admiramos eso sí, su arrojo y determinación, en defender aquello que cree.
Vuelve a ser noticia la legisladora por sus declaraciones en torno a la Ley 44-00 que impondría la lectura de la Biblia en escuelas públicas y privadas, cuya Resolución fue devuelta a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.
Durante su turno en el que dio a conocer su posición se destaca, el silencio y atención que tuvieron sus colegas legisladores mientras ella empleaba términos como “imponer”, “Estado láico”, citaba los artículos 39, 45 y 63 de nuestra Constitución, a la vez que hablaba de “igualdad”, “respetar las razas, las orientaciones sexuales y la diversidad que se vive en la República Dominicana”.
Su intervención bastó, dio pié, para que se armara un interesante foro en las redes sociales.
Lo mínimo que la han tildado es de lesbiana. Y lo que falta aún.
Cuando bajen las pasiones, cuando disminuyan los malos entendidos, cuando podamos afinar los oídos, cuando dediquemos tiempo para aquello de lectura comprensiva tal vez podamos entender y comprender lo que ha dicho la legisladora.
En lo que concierne a nosotros, estamos muy de acuerdo con lo planteado. No se puede imponer la lectura de La Biblia. Como sería contraproducente hacer lo mismo con El Corán, El Libro de los Muertos, el Mahabbaratha, La Doctrina Secreta, El Libro del Mormón, El Zohar, El Talmud, El Rig Veda, Bhagavad Gita, y tantos otros que también contribuyen a formar para el bien a los seres humanos.
Es posible, que un gran número de quienes se han “comido viva” a la congresista no tengan siquiera una Biblia en sus casas. Menos la leen a diario y nunca han marchado, junto a quienes lo hacen el Día dedicado a la Palabra de Dios en la República Dominicana.
Con todo es bueno, porque al menos no son como la “gatica de Maria Ramos, que tira la piedra y esconde las manos”.
Lo raro es, que muchas de esas mismas personas, nunca se han referido a dos temas que queman lenguas, labios y gargantas, atormentan cerebros y hacen latir más aprisa los corazones: Corrupción e Impunidad.
Ya quisiéramos muchas Faride en nuestras cámaras legislativas!