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SANTO DOMINGO. Hasta enero de 2007, Luciano Sánchez Balbuena, un hacendado dominicano de 69 años, poseía el título de las tierras en las que la fundación El Samaritano construyó unas 250 casas en Montellano.

Sánchez Balbuena compró la parcela en 1996 al ciudadano dominicano Guarionex Gell Marmolejos por la suma de RD$200 mil, y once años más tarde vendió a la Fundación por RD$2, 100,000.

En los registros de la Dirección General del Catastro Nacional y la Jurisdicción Inmobiliaria, la certificación de la venta del terreno de 44,020.44 metros cuadrados, data del 22 de julio de 2009, y aparece en la parcela 94, Distrito Catastral 07, Libro 0204, Folio 234, matrícula 1500006553, bajo la firma del notario público Julio Antonio Gómez Morales.

Sánchez relata que antes de construir las viviendas, en el lugar residían haitianos y dominicanos, pero luego los dominicanos comenzaron a salir de la zona por las limitaciones que tenían.

«Los dominicanos se fueron yendo, porque en esa época no habían condiciones, no había agua, luz, comida, fue un favor que esa fundación hizo», precisó a DL.

«Cuando el CEA (Consejo Estatal de Azúcar) quebró esa gente quedaron ahí, y gracias a Dios que vinieron esos extranjeros e hicieron eso, para bien de ellos y de nosotros los dominicanos también, porque eso era un batey con personas que traían ellos desde los tiempos de Balaguer, cuando les daba la gana iban y llenaban patanas de haitianos a Haití, los traían para cortar caña, y cuando terminaban los dejaban botao, no los llevaban a su destino», agregó.

Manifestó que todos los haitianos que conoce, en referencia a los que residen ahí, están indocumentados.

«No conozco uno que tenga documentos, todos son ilegales traídos a cortar caña. Ellos son viejísimos ahí, con los que usted habló son los hijos y los nietos, ya los viejos se han muerto la mayoría. Ahí nacen los muchachitos y no le dan papeles, no les dan ná, a la mayoría, otros tienen actas de nacimiento», enfatizó.

Los haitianos que residen en Montellano, defienden su derecho de a vivir en territorio dominicano. Dicen que son descendientes de generaciones que llevan más de 40 y 50 años en la zona.