Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
«Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad a la Comuna de París: ¡he ahí la dictadura del proletariado!«
(Introducción de 1891 escrita por Federico Engels a la reedición de «La Guerra Civil en Francia« de Carlos Marx)
Como se ve, esa fue la expresión usada por Engels para decir que la Comuna de París de mil ochocientos setenta-mil ochocientos setenta y uno (1870-1871) era la expresión facial de cómo sería la dictadura del proletariado vislumbrada por Carlos Marx y él.
Frente a la obviedad de la naturaleza política de la persecución de que es objeto el ex Presidente de los Estados Unidos Donald Trump quienes la ejecutan pretenden negar tal naturaleza negando pura y simplemente que haya tal persecución política.
El Juicio Político increíble promovido contra el en ese momento ya ex Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, esto es, contra un ex funcionario público, por la totalidad del Partido Demócrata en el Congreso de los Estados Unidos, es la expresión facial, el rostro, la cara que persigue judicialmente a Donald Trump y esa cara, como es natural, a su vez, está compuesta por las respectivas caras de los congresistas demócratas.
No se necesita describir más rasgos de ese rostro persecutor, pero Biden siguió puliendo, aclarando más esos rasgos: su famoso discurso de Filadelfia con motivo de las últimas elecciones legislativas, siendo ya Presidente de los Estados Unidos, contra Donad Trump, siguió desvelando ese rostro y, por ende, la genética de la naturaleza política de esa persecución que por la expresión múltiple de la misma revela una saña que termina en un gigantesco aguijón venenoso y el escorpión que tiene ese aguijón emponzoñado lo es dicho Partido Demócrata hoy encaramado en el poder.
Trump con gran propiedad acude al símil del vergonzoso episodio de las brujas de Salem, el cual debería de servir de mucho para contribuir a que los demócratas hagan un alto en el camino y reflexionen sobre el factum de que están repitiendo un oprobio histórico que hace varios siglos atrás se escenificó en territorio de ese país y esta vez con la agravante de que la persecución se realiza en forma múltiple contra una misma persona: las babas de su deseo de ver a Trump humillado, aplastado e inhabilitado políticamente les salieron a borbotones a sus legisladores y por ello empezaron a promover aquel fracasado impeachment nada más y nada menos que contra alguien que ya no estaba en función pública alguna. Hasta a ese absurdo les condujeron esos efluvios, pues un juicio político se realiza contra alguien que al momento de ser juzgado políticamente detenta una función pública.
La cacería de brujas de Salem fue motorizada por un sector de la Iglesia protestante de Salem. La cacería de brujas desatada contra Trump es motorizada desde un partido político: el ya susodicho Partido Demócrata. Cuando esta persecución política termine, en la forma en que sea que termine, ¿resistirá el Partido Demócrata la vergüenza histórica de haber patrocinado y promovido dicha persecución política? ¿Ha pensado el Partido Demócrata cómo quedará ante la Historia? Los religiosos que patrocinaron y promovieron la cacería de brujas de Salem no pensaron que éllos serían un escarnio en la Historia, pero se supone que los dirigentes del Partido Demócrata conocen ese precedente de Salem y que, por tanto, deben de verse claramente en ese espejo…
Los rostros de los dirigentes del Partido Demócrata en el poder en Estados Unidos físicamente no son los rostros de La Hidra de Lerna (serpiente de mil cabezas) o, si se quiere, de los Hecatónquiros (hombres de cien brazos, cien manos y cincuenta cabezas), pero factualmente son tan espantosos como los de esos monstruos al prohijar y promover esa clara persecución política.