La Iglesia Católica criticó este Viernes Santo los principales males que aquejan al país, entre ellos la inseguridad, la pobreza, la corrupción y el aborto, en el Sermón de las Siete Palabras que fue leído en la Catedral Primada de América.
Las críticas más fuertes se centraron en la tercera palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre” y la última “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
En la tercera palabra, leída por el párroco Virgilio de la Cruz, la Iglesia criticó los niveles de inseguridad y dijo que las madres viven en incertidumbre cuando salen los hijos, pensando si volverán con vida a la casa.
“Ustedes ven en los destacamentos una frase que dice: Todo por la Patria, ironía de la vida, los ciudadanos tienen temor a los miembros de la Policía Nacional, porque desgraciadamente en la mayoría de los atracos que se realizan, aparece la sospecha o la certeza de su participación”, dijo el párroco Virgilio de la Cruz.
Dijo que es lamentable que personas inescrupulosas y ambiciosas embarren la institución que ha sido creada con los fines de cuidar a la ciudadanía. Hechos que son vergonzosos, puesto que a su cargo está la seguridad de la nación”.
El aborto
De la Cruz también criticó a los legisladores y los que intentan legalizar el aborto, al indicar que los que promueven la ley que legaliza la interrupción del embarazo no debieran estar en el Congreso, sino en el banquillo de los acusados reclamando el derecho a la vida.
“En un país que se legaliza el aborto ¿se puede hablar de justicia? ¿Qué esperanza puede tener la vida cuando los encargados de protegerla la desprotegen? Es más fácil promover el aborto que promover la familia, la fidelidad matrimonial, la responsabilidad materna. El derecho a la vida es anterior a cualquier derecho del Estado. El Estado no es dueño de la vida de nadie”, dijo.
Séptima Palabra: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
En esta palabra la Iglesia consideró que es tiempo de “encomendarnos al padre frente a la descomposición social y humana por la que estamos pasando en estos momentos en nuestro país, donde tememos un sistema de justicia fallido, autoridades civiles y militares que se dejan corromper por el afán de las riquezas materiales y la obsesión de poder, no necesariamente para servirle a la Patria, sino para servirse de la Patria.
Esta palabra fue leída por el diácono Juan Durán.