“Yo soy ética y moral”, así se autodefinió esta la diputada oficialista Lucía Medina ante sus colegas y medios de prensa en la cámara de diputados.
Con visibles lágrimas en sus ojos, el rostro apenado la diputada Medina hizo contó su largo historial como mujer del sistema político dominicano, sus años sirviendo desde la cámara baja en tiempos de Hipólito Mejía y como ella ha sufrido la desgracia de la gente pobre de su provincia natal, San Juan de la Maguana.
Al escuchar las expresiones con voz entrecortada de esta dama de tez blanca y ojos verdes cualquier ser humano podría sacar su cartera, vaciar sus bolsillos o dejar sus cuentas bancarias en cero para entregarlo todo a ella, para que siga con su fundación ayudando la gente pobre de San Juan.
Ya entramos al último cuatrimestre del año 2018, estamos a más de cuatro años de la aprobación del 4% para la educación, un compromiso hecho realidad de parte del presidente Danilo Medina. El Ministerio de Educación cuenta con fondos para atender las necesidades en términos educativos de todo el estudiantado nacional. Puede ser que en los tiempos del presidente Hipólito la cosa haya sido diferente.
La pregunta es: Hoy todavía existe tal necesidad? El Ministro de educación a destacado en medios nacionales que cada estudiante del sistema educativo público estaría recibiendo este año uniformes nuevos, mochilas, útiles escolares variados y en muchos casos computadoras laptop y Tablet.
El escándalo desatado en contra de la diputada Medina se debe a la indignación del pueblo al ver que la hermana del presidente de la república supuestamente acababa de recibir más de 30 millones de pesos para su fundación y luego se descubre que la misma se dedica a reciclar las mochilas que ha pagado el Ministerio de Educación con su presupuesto del 4%.
Gracias a las redes sociales y unos cuantos medios responsables el pueblo puede hoy conocer realidades que de otro modo hubiese sido imposible. La ambición desmedida de Lucía Medina aflora su angurria de manera descarada demostrando una vez más la podredumbre de gente gastada en el poder.
En la redes sociales numerosas personas consideran que la legisladora usó recursos del Estado para promocionar sus aspiraciones.