turismo_5LA APARICIÓN DE LA ESTACIONALIDAD  EN EL TURISMO MUNDIAL

V PARTE

DE LA ENCICLOPEDIA: “TÉCNICO EN HOTELERIA Y TURISMO”

Otra de las características de este nuevo turismo, será la aparición de la estacionalidad, puesto que precisamente hasta ese momento, los turistas del Grand Tour y los viajeros románticos, eran individuos acaudalados, generalmente rentistas, que disponían de todo el año para viajar y no se preocupaban por tener unos límites temporales.

De hecho, solo algunas actividades como la concurrencia a los balnearios, las travesías marítimas o los viajes a los Alpes por su propio carácter estival se realizaban en verano, ya que normalmente era el invierno la época preferida para viajar, ya que como la mayoría de los viajeros eran británicos o del norte de Europa, preferían, precisamente, en esta época, huir de los rigores del clima de su país.

En cuanto a gustos, hacia la década de los setenta los clásicos destinos de los turistas románticos de principios del siglo XX siguieron siendo prototípicos para todos los viajeros; la playa, los balnearios y la montaña, pero se estaba produciendo un cambio muy significativo, derivados de todos los fenómenos anteriormente explicados, con la expansión de los ferrocarriles y la progresiva aparición de nuevas agencias de viajes, se estaba multiplicando varias veces el números de turistas que acudían a los nuevos resorts, y lo que es aún peor para los aristócratas que se sienten invadidos en unos períodos temporales bastante uniformes.

A partir de la moda de los balnearios, proliferan también los primeros baños de mar y así se ponen de moda ciudades de Biarritz, en Francia, donde veranean Napoleón III y su esposa, y sobre todo a partir de la década de los sesenta del siglo XIX, la Riviera francesa y poco después también la costa italiana del Adriático. En todos los países estos resorts se hacen muy populares.

Mientras tanto, del otro lado del Atlántico, los progresos del turismo son semejantes o incluso más acelerados. Muchos norteamericanos se dejan ver por las capitales turísticas, sobre todo, en París y Roma, pero también en su propio país, aunque carente de arqueología, historia y museos relevantes, repletos de bellezas naturales grandiosas e intactas, se desarrolla un turismo interior de notable volumen, siendo Boston y New York, las ciudades más visitadas. También en la Riviera del río Hudson, llamado el Rhin americano se está desarrollando un incipiente turismo fluvial, o en las elegantes estaciones balnearias de Saratoga, con visitantes ilustres como Edgar Allan Poe. Aunque ninguno de estos destinos superaba al ahora clásico show fluvial de la frontera con el Canadá, las cataratas del Niágara rodeada ya de un gran conjunto de hoteles y con temporada de abril hasta la llegada del otoño.

Por otro lado, además, se iban regularizando los servicios de los vapores transatlánticos entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, durante ahora el recorrido entre nueve y diez días si el tiempo acompañaba.

En Egipto, y en gran medida a partir de la construcción del canal de Suez por parte de los franceses, y el numerario que vertió en las arcas de Khedive, se occidentalizó el aspecto de las ciudades más populosas como el Cairo y Alejandría, que se llenaron de hoteles, teatros y ópera al modo de las capitales de Europa, La visita a las pirámides es obligatoria, normalmente se las contrata en el mismo hall de cualquier hotel.

c-suez_0Hacia finales del siglo XIX y a principios del siglo XX se consolidan ya los dos fenómenos que van a resultar fundamentales para entender el turismo contemporáneo en el continente; el alpinismo, como aglutinador del turismo de esquí de invierno, y el turismo de playa, como acontecimiento totalizador de las vacaciones veraniegas de la mayor parte de la población europea. Si el fenómeno de los baños de mar ya se ha desarrollado en Francia, Italia, el Reino Unido,  Alemania, y va extendiéndose al resto de países europeos, el origen del alpinismo obviamente tienen un origen bastante localizado.

Hemos remontado a septiembre de 1864 e irnos a Saint Moritz. En esta localidad los últimos turistas abandonan los hoteles, después de pasar sus vacaciones de verano. Pero un empresario hotelero, Johannes Badrutt, propietario del Engandiner Kulm tiene la idea de ampliar la temporada de invierno, en la época de las nieves y para ello invita, con todos los gastos cubiertos, a sus últimos cuatro clientes, obviamente británicos, a que pasen el invierno en el hotel.

Estos quedaron tan satisfechos que repitieron, dando pie al comienzo de la historia del turismo invernal en Saint Moritz. Precisamente Johannes Bradutt, fue el importador de los nuevos juegos y atracciones para entretener a sus clientes en estos meses, como el curling, el bandy, antepasado del hockey o, procedente de los países escandinavos, una rara costumbre de deslizarse en esquí, instrumento que en principio asimilaban los británicos, a las raquetas que utilizaban los canadienses para viajar por la nieve. Las proezas que para esa época estaban realizando exploradores como Fridtjof Nansen al atravesar Groenlandia que estos utensilios los popularizó entre los clubmen que estaban pasando el invierno en Suiza.